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Películas que te dejan pensando

Películas que te dejan pensando

Lejos del diván, o sentados en él. Meditando en el subte, con un libro aburrido y lejos de sus páginas, enojados, exaltados, felices, satisfechos, con hambre, frío, llenos o con sueño. Un día de lluvia. Otro de sol. Siempre estamos pensando, y aunque algunos parecieran no practicarlo demasiado; hasta el prospecto más extraño en algún momento, algún segundo de su día con la postura del pensador de Rodin, o sin pose alguna; esgrime alguna cavilación. Organizamos una selección de películas que te dejan pensando.

En el cine, la mente humana es esa habitación oscura cerrada como una sala de fotografía cuando no queremos develar la foto, que se abre entre planos a partir del relato de quienes tiene por protagonistas. Aquí les dejamos algunas muestras de los pasillos de la mente humana, develados en kilómetros de cinta.

5 Películas que te dejan pensando


La doble vida de Verónica

En francés titulada La double vie de Véronique, en polaco Podwójne życie Weroniki; es después de su trilogía (Bleu, Blanc y Rouge), una de las obras más bellas y precisas de Krzysztof Kieślowski, quien la dirigió y co-escribió.

Los sentimientos de Weronica, una afamada cantante polaca, afectada por una grave dolencia del corazón se enlazan a miles de kilómetros con los de Veronique, una mujer que comparte sus mismas pasiones, sentimientos, sensaciones. Ambas como unidas por un extraño hilo invisible, transitan los mismos recovecos en su mente, y a la distancia se saben acompañadas sin conocerse.

Es una extraña simbiosis la que teje Kieślowski, apuntalado por la excelente banda sonora de Zbigniew Preisner que acompasa los claroscuros de “las” -o habrá que decir “la”- protagonistas; y le valió 3 premios en Cannes, y nominaciones a los Globos de Oro y a los Premios César.

Weronica y Veronique unidas en la voz, en la mente, unidas por la conciencia, sintiendo a la distancia las mismas cosas. Como un extraño doppelgänger que un conocido comentó que vio en el subte, pero no alcanza a descubrir.

Kieślowski, con la cadencia de una ópera en su más ligero andante, con una estética impecable y la fotografía digna de los grandes clásicos, apela al dramatismo que Iréne Jacob, a través de la historia sostiene y, con un vuelco existencialista, abre las puertas de dos vidas que son, para contarnos una. 

películas que te dejan pensando

Memento

Christopher Nolan, el héroe detrás del Batman más amado, concibió este filme tal vez para saciar su obsesión por responder a la pregunta por el tiempo. Basado en un relato escrito por su hermano Jonathan, llamado “Memento Memori” (Recuerda que vas a morir)  y en clave de una línea temporal que se quiebra constantemente en analepsis (flashbacks que retrotraen al pasado) y prolepsis (anacronías que revelan detalles del futuro) y que muestra las razones por las cuales los hechos son, como no podían ser de otra forma.

Con escenas en blanco y negro, la enfermedad de Leonard (Guy Pearce); un hombre que ha sufrido amnesia anterógrada (que le imposibilita almacenar nuevos recuerdos) y se debe valer de fotos para recordar cosas recientes, y de su memoria sensorial; es similar a la historia de la fiebre que asola Macondo, el pueblo de Gabriel García Márquez, que subsume a todos sus habitantes en el olvido.

Mientras en la novela de Gabo, la fiebre es momentánea y el pueblo escribe los nombres de los objetos y las cosas para no olvidar; en la película de Nolan, los flashbacks que van y vienen en la mente de Leonard, son disparados desde el trampolín mental que le facilitan las fotos instantáneas que toma, los tatuajes que se graba en la piel; para descifrar a quien ha sido el asesino de su esposo.

En la búsqueda de su principal sospechoso, los caminos de la mente conducirán a Leonard a una pregunta cuya respuesta tal vez sea mejor conservar en el olvido.

La película, que se rodó en solo 25 días, contiene los más exquisitos ingredientes del cine negro, y es una  invitación a bucear en las neuronas de Leonard en la búsqueda de recordar lo que olvidó para olvidar lo que recordó. Otra de las películas que te dejan pensando

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Inception

También bajo la batuta de Nolan, que escribió, dirigió y produjo el filme en clave onírica; Inception es un filme que coquetea con el plano de las ideas, o más precisamente, con el robo de ellas.

Di Caprio en el papel de Dom Cobb, un ladrón que se encarga de robar claves de bancos, ideas, mientras las víctimas duermen. A partir de una “máquina de sueños”  que administra sedantes, se comparten los sueños creados por el soñador a partir de proyecciones del subconsciente con quien extrae la información.

Dom es contratado por Ingeniería Cobol para obtener información sobre un plan de expansión de la competencia que lidera Saito (Ken Watanabe). La operación es detectada por la víctima, que en lugar de tomar venganza, les propone otro trabajo: en lugar de robar ideas, deberán implantar una.

Las dificultades que eso presenta, y las repercusiones y consecuencias éticas que el implantar una idea podrían acarrear; hacen que Dom y su equipo, se embarquen en la misión de crear un origen: un punto inicial para la red de sueños que en la mente del sujeto que pasivamente reciba la idea implantada, evite los problemas legales.

El dolor psicológicamente experimentado en los sueños es real, y el despertar equivale la misma muerte. Cada miembro del equipo, en la misión se hace de un tótem (un objeto que conocen y al que significan, para diferenciar si están despiertos o inmersos en un sueño).

Nolan, una vez más jugando con las dimensiones del tiempo, a través del equipo de Dom (Ellen Page y  Tom Hardy) ingresará en el plano onírico, hurgando en las mentes de las víctimas a quienes busca implantarse el orígen para la manipulación de las ideas. Metafóricamente también, en la manipulación mental de sus personajes, nos ha implantado a nosotros una pregunta: ¿es el despertar de los sueños la misma muerte?  

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Solaris

Solaris, es una película de ciencia ficción de Andréi Tarkovski. Filmada en 1972 y basada en la novela homónima del polaco Stanislaw Lem, entre decorados minimalistas, que distan de la pomposidad de la remake que protagonizó George Clooney en 2002 (dirigida por Soderbergh), y el contexto sombrío de la Unión Soviética y el Japón, se convirtió en una película de culto.

Abundan las asociaciones simbólicas con el agua y la naturaleza, a las que recurre el autor; cuenta la historia de Kelvin, un navegante de una nave espacial que, aunque nunca llegará a viajar por la superficie de Solaris; hará de su viaje un inimaginable encuentro con lo desconocido, y una epopeya de las relaciones entre los seres humanos. La infancia, la metafísica, la memoria, la percepción de las realidades, como una respuesta al gran absurdo de la carrera espacial.

Como un antídoto, a la Odisea del Espacio de Kubrick (1968), Solaris es la respuesta a la peste enemiga, cuyo síntoma es el de ver quién llega más lejos. Encerrados dentro de la nave, sin el despliegue de efectos especiales, planos descomunales ni extraterrestres horribles de pesadilla americana. La comunicación entre los hombres, parecía cosa seria para el director ruso, que buscaba complejizarlo cuando lo complejo de la época provenía de otras galaxias. Con la musicalización excepcional de Artemiev, el personaje de Kris Kelvin un hombre que ha quedado viudo y es enviado a una misión espacial en la órbita de Solaris: Solaris no es un planeta ordinario, es un océano inmenso con una particularidad: devela las mentes de quienes lo merodean, y a base de neutrinos crea seres que ya no son.

Un océano de dilemas es lo que atormentarán a  Kelvin cuando los recuerdos, las ideas, el deseo, el amor romántico, la otredad, se le descarguen como una ola entera en su existencia, en esta película magnética de hondo contenido humano.

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Attila Marcel 

Del  mismo director de las multipremiadas obras animadas, Las trillizas de Belleville y El Ilusionista, Sylvain Chomet; este largometraje que tiene por protagonista a Guillaume Gouix (Paul), a  partir de la historia de un hombre de 33 años que vive con sus tías solteras, que intentan convertirlo en un pianista de conciertos afamado.

Por alguna razón que desconoce, Paul siente que esa vida que le ha tocado, que vive cotidianamente; no forma parte de la vida que reconstruye con lo poco que recuerda. Casi ha enmudecido, y lo único de lo que se vale para hablar son sus ojos maravillosamente grandes. A los dos años, vio morir a sus padres, y el trauma le ha quitado el habla y tal vez la esperanza y el deseo de que un día sea distinto al otro.

A una puerta de distancia, Madame Proust (Anne Le Ny),  una vecina del edificio topa con él de la manera más inusual; y cambia su visión de las cosas a partir de la toma de un té de hierbas que le posibilita recobrar la memoria. Budista, revolucionaria, extravagante; le abre además de las puertas de su casa, los signos de interrogación a una pregunta: ¿descansa en su mente la verdad sobre sus padres?

Con una vida secreta, un trauma a cuestas, problemas de identidad, y reminiscencias del tiempo y de su infancia, flotando en la cálida taza de un té mágico, Paul liberará sus más recónditos deseos, y con la ayuda de Proust (esta vez sin magdalena), encontrará el punto de partida de su línea de tiempo y dará un giro de 180 grados a su mente.

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1 Comment

1 Comment

  1. Augusto Poliche

    18/06/2015 at 23:17

    En esta lista podría sumar a Mulholland Drive, para muchos una genialidad, yo siempre la describo de la misma forma: me gusta el cine flashero, como lo viejo y bueno de Aronofsky y esto la verdad me parece un bodrio, aburrida y con eventos que no se conectan a simple vista. Es como “el traje del rey” del cine, suelen decir que si no te gusta es porque es muy complicada para que la entiendas.

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