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Cinco variantes de cine policial argentino

Cinco variantes de cine policial argentino

El cine policial o de misterio es uno de los géneros más antiguos y supo cambiar para mantenerse vigente. Suele tener una estructura bastante simple en la que alguien intenta resolver un misterio al mismo tiempo que el público y aunque hay diferentes estilos que sirven para mantener al público al borde de la butaca sin sospechar que el asesino es el mayordomo, la clave del éxito casi siempre resulta ser un cuidadoso trabajo de guión que revele apenas la información justa en los momentos adecuados. Esta selección es apenas un muestreo de diferentes enfoques que abordó el cine policial argentino de las últimas décadas, intentando construir un lenguaje que resulte verosímil desde nuestra idiosincrasia habitualmente desconfiada de los uniformes.

Séptimo – (Patxi Amezcua,2013)

Quizás el ejemplo que cumple más al pie de la letra con la estructura clásica del policial de misterio, con una historia tan simple que el trailer la explica en pocos segundos mostrando un hombre que baja por el ascensor mientras sus hijos corren por las escaleras para ganarle la carrera. Al llegar a la planta baja, descubre que en algún punto en el medio han desaparecido. Primero cree que es un juego pero cuando no logra encontrarlos su desesperación aumenta y empieza a sospechar de todo el mundo. Pocos personajes, pocos escenarios y un relato sin deducciones rebuscadas ni vueltas de rosca incomprensibles que resultan en una historia completamente efectiva en su simpleza.

Los últimos días de la víctima – (Adolfo Aristarain, 1982)

Aunque no es extraño que el protagonista de un policial no porte una placa, es menos común que sea un criminal. En este caso, un asesino a sueldo que mientras vigila a su próximo blanco comienza a sospechar que las cosas no son como su empleador le dejó saber y decide comenzar sus propias indagaciones sobre la misteriosa víctima antes de seguir adelante. Aunque se la nota un poco envejecida, no le faltan elementos para que siga siendo digna de verse.

Tiempo de valientes – (Damian Szifrón, 2005)

Un policía recio con problemas emocionales es obligado a cargar a cuestas con un psicólogo y al mismo tiempo que desarrollan una amistad se llevan por delante un caso del que nadie más quiere formar parte.

No todos los policiales son trágicos y solemnes, en este caso el misterio pasa a segundo plano mientras se parodia tanto al cine de acción como al policial pero finalmente reaparece para ser resuelto con el mismo humor. Es una estructura que vimos infinidad de veces en producciones estadounidenses pero que pocas veces se intentó por estos lados y aunque la mayoría de esos intentos fueron fallidos cine policial argentino puede decir que tiene al menos un caso en que le salió bien.

Cenizas del paraíso – (Marcelo Piñeyro – 1997)

La misma mañana en que su padre se arroja al vacío desde una ventana tres hermanos confiesan el asesinato de una mujer, asegurando que los otros dos son inocentes. La jueza que recibe la causa deberá entonces descubrir lo que realmente sucedió y por qué los tres están tan preocupados por ser declarados únicos culpables. Con los sucesivos descubrimientos que veremos como una serie de flashbacks donde se irá desentrañando la historia de una familia que se vio completamente afectada por la llegada a sus vidas de la novia del menor de los hermanos.

El secreto de sus ojos – (Juan José Campanella – 2009)

Un secretario de juzgado recién jubilado se decide a escribir sobre un asesinato que lo obsesiona desde hace veinticinco años y lo utiliza como excusa para volver a contactar a la mujer con la que compartió la investigación. Alternando entre el presente y la turbulenta Argentina de mediados de los setenta relata una historia cargada de frustraciones y dramatismo que envuelve al espectador en un caso que aparenta ser sencillo pero que pronto deja claro que descubrir la identidad del culpable será el menor de los obstáculos a sortear.  Con actuaciones impecables tanto de protagonistas como de secundarios y un guión que dejó varias frases en el saber colectivo no sorprende que hicieran una remake que no tengo ningún apuro por ver, no porque espere una mala película sino que no espero que aporte nada nuevo como sí lo hizo la versión de Campanella al cine policial argentino.

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