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El día de la mujer y el Test de Bechdel

El día de la mujer y el Test de Bechdel

La entrega de los Oscar volvió a llamar la atención sobre las denuncias de discriminación racial contra la industria del cine, pero hay un reclamo similar en paralelo que hacen mujeres de todos los colores. En el Día Internacional de la mujer, es interesante preguntarse cómo afecta esa lucha al cine y el Test de Bechdel es una de las herramientas utilizadas para evaluar las historias que vemos.

El cine construye

Las denuncias contra la industria del cine no es sólo por cuestiones salariales como expuso Jennifer Lawrence en esa carta a Lena Dunham y por la que otras actrices se animaron a manifestarse de la misma manera. Es sobre todo por los personajes que habitualmente les toca interpretar tanto en TV como el cine, los dos medios de difusión de cultura más masivos desde el siglo veinte y por eso los principales encargados de construir y sostener no sólo la cultura popular sino también el sentido común de sociedades enteras. No es de extrañar entonces que todos los grupos que luchan por los derechos de alguna minoría se preocupen por cómo los ve Hollywood, a sabiendas que esa imagen construida en la pantalla será la forma en que mucha otra gente los verá durante años.

Identificar estereotipos es más complicado de lo que parece, no hay una regla infalible y objetiva aplicable a cualquier situación. Pero en 1985 una tira cómica titulada “The Rule” escrita por Alison Bechdel para su cómic Dykes to Watch Out For estableció tres parámetros para evaluar películas que con el tiempo trascendieron la tira y comenzaron a conocerse como el Test de Bechdel al punto que algunos cines en Suecia tomaron la iniciativa de agregar esa calificación a sus estrenos, en lo que fue realmente más una estrategia de visibilización y difusión que una opinión sobre las películas en sí.

Las reglas son muy simples y para pasar el test una historia debe cumplir las tres simultáneamente:

  1. En la historia hay al menos dos personajes femeninos. Una variante del test exige que, además, las dos mujeres sean personajes con nombre.
  2. Dichos personajes se hablan la una a la otra en algún momento.
  3. Dicha conversación tiene que tratar de algo más que no sea un hombre (sea cual sea el parentesco que las una con dicho personaje)

Basado en estas premisas, cada película puede ser fácilmente evaluada por cualquier persona. Tomando como ejemplo a las  nominadas a los Oscar 2015, no sorprende ver a Mad Max o Brooklyn pasando el test con comodidad a la vez que El Renacido o Spotlight con elencos casi exclusivamente masculinos lo fallan por completo. Requiere un poco mas de memoria recordar los motivos que hacen aprobar a The Martian y Room o los que hacen fallar a The Big Short y Bridge of Spies, pero en resumen parecen confirmar una tendencia en ascenso: cada año hay más películas que pasan el test, mientras que cuando se publicó el comic eran una clara minoría.

El Test de Bechdel no es infalible, pero es una simplificación del análisis que ayuda a comenzarlo. Es principalmente una orientación, un primer paso hacia análisis más detallados y profundos sobre el contenido de la historia que estamos viendo, recordando que aunque el test no lo tenga en cuenta, muchas veces el cine habla tanto con las imágenes como con las palabras y la fortaleza o debilidad de un personaje puede ser representado más por sus acciones que por su discurso. Que una película lo apruebe no significa que exprese ideas feministas, como tampoco el que lo falle automáticamente la convierte en una historia sexista. Justamente un ejemplo de este caso podría ser Brooklyn, película que cumple con los tres requisitos del test pero tiene una protagonista que sostiene entre sus preocupaciones principales conseguir marido y formar una familia tradicional, para lo que además debe cuidar su imagen tanto física como simbólica.

El Cine Destruye

De la misma manera en que levanta y sostiene estereotipos que la cultura popular asimila, el cine puede ser parte de su desmantelamiento en lugar de esperar a que la sociedad cambie tanto que no le quede otra que seguirla. Que cada vez más personajes interpretados por mujeres tengan roles que se salgan de los estereotipos de doncella en peligro, interés romántico o Pitufina no sólo refleja cambios sociales que ya comenzaron sino que al mismo tiempo son el motor de esos cambios. No es casualidad que una película casi siempre apruebe el test de Bechdel cuando hay alguna mujer trabajando en guión o dirección ni que algunos estudios afirmen que estas películas tienen mejores resultados de taquilla, en ambos casos se entiende que tanto entre el público como en la realización hay interés por otra clase de historias que no tienen lugar en los productos más tradicionales. La industria se está enterando, aunque todavía no son pocos los que no entienden realmente el cambio y creen que se trata simplemente de cambiar figuritas para cumplir con un listado de minorías sin realmente preocuparse por el contenido.

Aprobar el test no resuelve la brecha de género, pero al menos abona el terreno para que crezcan historias más variadas que puedan replantearse otros problemas que la mirada tradicional ignora voluntaria o involuntariamente. Es una tendencia que apenas empieza, pero seguramente dentro de no tanto tiempo debates como los dispares estándares de belleza y éxito ya no sonarán tan extraños. O quizás sí, pero porque ya sean obsoletos.

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