Hoy te recomendamos El Jardín de las Palabras (2013), hermosa obra de Makoto Shinkai.

Este mediometraje de apenas 45 minutos puede ser más que suficiente para hacerlos reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes de la existencia. Además, es una manera perfecta de demostrar que la animación japonesa no es solo chicas mágicas o machotes gritando y cambiando el pelo de color.

La obra de Makoto Shinkai

El nombre no debería sonarles tanto, pero los conocedores del animé vienen siguiendo a Makoto Shinkai desde hace un tiempo. Y es que entre sus realizaciones se encuentran la mágica 5 cm por segundo (2007) y una película que quizás hayan escuchado nombrar: Your Name (2016).

Your Name fue la película japonesa que rompió todo tipo de récords luego de su estreno y hoy se espera que tenga su inevitable remake estadounidense de la mano de J.J. Abrams. En Alta Peli ya analizamos los posible motivos por los que una película de animación sobre adolescentes que intercambian sus cuerpos fue furor en todo el mundo, en esta nota

El director suele tener una fórmula más o menos establecida que aplica a gran parte de sus trabajos. Puede resumirse como la siguiente: “historia de amor súper intensa / imposible, asistida por una  animación artística e impactante”. En este sentido, Shinkai se acerca muchísimo a la forma de escribir de Haruki Murakami.

El Jardín de las Palabras es una película mucho más chica en tiempo y escala que sus otros films, durando menos de una hora. Sin embargo, el tiempo le alcanza para contar un argumento sólido sobre las relaciones y la importancia de poder percibir y empatizar con el otro, aunque sea un extraño.

Temporada de lluvia

Takao Akizuki es un estudiante de 15 años cuya verdadera pasión no es la escuela, sino el diseño de zapatos (particularmente el calzado femenino). En uno de sus paseos matutinos (y escapándose de la escuela) conoce a Yukari: una joven que también falta con regularidad al trabajo y bebe en exceso. A partir de encuentros y charlas en aquella temporada de lluvia, ambos ayudarán al otro a “volver a caminar”.

La película trabaja la idea de si las palabras son capaces de salvar una vida. Sabemos el poder que tiene la palabra: así como un rumor puede destruir una vida, un poco de aliento puede dar fuerza a alguien para perseguir sus sueños o vencer un miedo.

La relación que se gesta entre los protagonistas Yukari y Takao es muy peculiar y no está dictada por los cánones del género romántico, lo cual la vuelve interesante. El final –aquella poderosísima escena final que te pone la piel de gallina– es también una linda vuelta de tuerca a ciertas convenciones del romance.

El Jardín de las Palabras: deleite visual y sonoro

A un guión que emociona y es temáticamente profundo se le suma la atención al detalle puesta en la animación.

Cada elemento de la historia –desde paisajes del parque, los trenes marchando o la lluvia sobre la tierra y los cuerpos– está diseñado con tanto cariño que, prácticamente, podés pausar el mediometraje en cualquier momento y tener una fotografía de alta calidad.

La musicalización, a base del piano de Kashiwa Daisuke, es otro punto fuerte. Encaja a la perfección con las escenas de la película que tocan las fibras más sensibles. También acompaña bien a la transición temporal entre la temporada de lluvias y las épocas más calurosas.

Sin embargo, El Jardín de las Palabras no tiene miedo de aprovechar los silencios y momentos más tranquilos para transmitir emociones.

Lo mejor de todo es que, además de tener la misma duración que cualquier capítulo estándar de una serie de TV, la película está disponible en Youtube para todo el mundo. Si no la vieron, háganlo. ¿Quién sabe? Podría cambiarles el día.

El jardín de las palabras – Ver completa en Youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=YShi5Q8JmnM