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El vaso de leche en el cine: simbolismos de una bebida

El vaso de leche en el cine: simbolismos de una bebida

La bebida que un personaje elige tomar dice mucho más de él de lo que creemos. No, no vamos a hablar de un vaso de whisky ni de un martini agitado, tampoco nos vamos a detener en el white russian, la bebida favorita de The Dude: vamos a hablar de un simple y sencillo vaso de leche. Es que hay algo sorprendentemente cinematográfico sobre un ser que la bebe en las películas. Aquí comienza nuestra recorrida por los diferentes significados que adquiere un vaso de leche en el cine.

¿Whisky o Chardonnay? Mejor deme un vaso de leche

vaso de leche hitchcockDefinir a un personaje puede parecer en un primer momento una tarea simple. Lo concebimos como un elemento de la acción, pero se lo construye como si se tratara de una entidad con una psicología propia. Esa construcción psicológica incluye presentar su dimensión y su entorno. Los accesorios son importantes para la conformación de un personaje o una situación, incluso lo es algo tan aparentemente inocuo como un vaso de leche.

Cuando se trata de simbolismo, los accesorios que acompañan a un personaje en una película tienen mucho peso. Una barra de jabón, una percha de alambre o un teléfono rojo pueden comunicar un mensaje a la audiencia como otros elementos cinematográficos simplemente no pueden (o por lo menos no pueden hacerlo de manera tan eficiente).

La eficiencia en la utilización de estos elementos implica una economía narrativa.

La leche es una bebida generalmente asociada al momento más inocente y tierno de nuestras vidas: la infancia. Esta es la razón por la cual mirar a un adulto despreciable tomando leche siempre resulta inquietante y visualmente llamativo. Muchos podrán decir que no les genera nada, pero sepamos que en varios films ese vaso de leche está puesto con intencionalidad: no sería lo mismo que el personaje de Anton Chigurh en Sin lugar para los débiles saboree un vaso de jugo en vez de un vaso de leche.

Puede sonar exagerado, pero las escenas con adultos bebiendo cerveza o vino no tienen el mismo poder ni impacto que cuando beben leche.

Simbolismos de una bebida.

Cuando Roland Barthes escribió sobre las cualidades simbólicas de la leche y el vino en Mitologías (1957), consideró que eran sustancias opuestas, ambas con tal poder que funcionaban como mitos. Emparejó la leche con Estados Unidos y el vino con Francia.

El mito de la leche tiene que ver con la idea de que este fluido blanco y puro crea salud, progreso e identidad nacional. Piensen en la importancia que le dan los norteamericanos a la bebida láctea, si hasta la usan para acompañar un bistec.

“La leche, ahora, es el verdadero antivino: no solo como consecuencia de las iniciativas de Mendès-France (con aspecto voluntariamente mitológico: leche bebida en la tribuna como la espinaca de Popeye), sino también porque en la amplia morfología de las sustancias, la leche es contraria al fuego por su densidad molecular, por la naturaleza cremosa de su superficie. El vino es mutilante, quirúrgico: transmuta y engendra; la leche es cosmética: liga, recubre, restaura. Además, su pureza, asociada a la inocencia infantil, es una muestra de fuerza, de una fuerza no revulsiva, no congestiva sino calma, blanca, lúcida, totalmente igual a lo real. Algunas películas norteamericanas en que el héroe, duro y ascético, no sentía repugnancia ante un vaso de leche antes de sacar justiciero su colt, prepararon la formación del nuevo mito parsifaliano: aun hoy, en medios de duros y guapos, se bebe en París una extraña leche-granadina que viene de Norteamérica. Pero la leche sigue siendo una sustancia exótica; lo nacional es el vino.”

Pero, ¿qué significa entonces cuando vemos un vaso de leche en el cine? ¿Acaso representa una extraña relación de un personaje con su humanidad? ¿Es el elixir de la vida? ¿Representa su pureza e inocencia? ¿O la leche es una mala elección?

“It’s so damn hot… milk was a bad choice”

El cine clásico mostraba a los héroes tomando leche, pero si miramos las películas contemporáneas, ahora son los villanos o antihéroes quienes toman esta bebida blanca. Es, de alguna manera, el mal conquistando al bien, la negación de la inocencia y la pérdida de lo que nos hace piadosos. Estas películas nos muestran a un individuo cuyos valores han sido transgredidos.

Un villano que toma leche resulta inquietante y a la vez demuestra cierto poder, el poder de conquista de lo puro e inocente. La leche constituye una herramienta narrativa poderosa: nos permite economía de secuencias, puede demostrar la inocencia de un niño, la fortaleza de un personaje, o simplemente estar ahí para perturbarnos.

Muchos largometrajes hacen esto. La naranja mecánica, Sin lugar para los débiles, Bastardos sin gloria, entre otras, usan el acto de beber leche de la manera más extraña posible. A veces es para recordarnos que el caos está siendo creado por niños, otras veces para despistarnos, pero siempre resulta extraño verlo. Además, el blanco profundo sobresale en cualquier escena.

Pensemos en Sin lugar para los débiles, recordemos a Anton Chigurh (Javier Bardem) sentado en el sofá con una botella de leche en la mano mirando sin expresión a algún punto fijo. ¿No se sienten un poco intimidados?

Recordemos también a Immortan Joe en Mad Max: Furia en el Camino, quien dispone de un grupo de mujeres que producen leche materna para él, con el fin de mantener su fuerza y gobernar. Es una película que vuelve al universo distópico plasmado en las anteriores, pero con énfasis en representar la explotación de las mujeres como recursos. En definitiva, la última entrega de Mad Max es un film sobre fluidos: las mujeres ponen la pureza de la leche materna (y su cuerpo para concebir al próximo heredero), los hombres la sangre, mientras el pueblo pide a gritos por agua. Estos líquidos, junto a la gasolina y la lucha por conseguirlos, alimentan la historia de esta sociedad post-apocalíptica.

Imposible olvidar la famosa escena de apertura de La naranja mecánica, donde vemos a Alex y sus drugos tomando una bebida similar a la leche para demostrar que, aunque solo son niños, son capaces de provocar caos.

Tal vez ni siquiera lo notaste, tal vez no viste cuántos personajes beben leche frente a la cámara, o se te pasó como si fuese indistinto que agua, whisky, gaseosa o café, pero la leche no es una bebida elegida azarosamente.

Más ejemplos de simbolismos del vaso de leche en el cine.

Kevin McCallister derramando un vaso de leche en Mi pobre angelito (haciendo que su pasaporte termine en la basura, por ello sus padres no se dan cuenta que falta antes de subir al avión) puede interpretarse acaso cómo la falta de afecto maternal.

En Rebelde sin causa, James Dean bebe leche de una botella para mostrar el conflicto entre su madurez y su juventud.

En Atrápame si puedes, Leonardo DiCaprio entra en la cabina del avión con los otros dos pilotos, pero su edad se delata debido a su pedido de un vaso de leche.

En La Sospecha (1941), el vaso de leche cobra otro sentido ya que sabemos como espectadores que esa bebida está envenenada. El director eligió envenenar justo leche: no agua, no café, no té. También es una elección visual, ya que está en contraste con la escena de la escalera. El color de la leche en una película en blanco y negro genera mucho más contraste que cualquier otra bebida, y eso Alfred Hitchcock lo sabía mejor que nadie.

Cuando conocemos al personaje principal de El perfecto asesino (1994, interpretado a la perfección por Jean Reno), está en un bar escuchando atentamente mientras su jefe le informa cuál será el próximo asesinato que deberá perpetrar. Leon usa lentes oscuros y una gorra. Sus manos están ubicadas alrededor de un vaso de leche, bebida que toma durante toda la película a pesar de ser un rudo y temido asesino profesional.

Luego llega a su vida la pequeña Mathilda (una joven Natalie Portman), con quien compartirá también un vaso de leche, revelando que de alguna manera se ha despertado el lado tierno y paternal de Leon (aunque algunas mentes puedan hacer otra lectura completamente opuesta de esta escena).

vaso de leche en el cine el perfecto asesino

De todas las secuencias brillantes que podemos encontrar en la sexta película de Quentin Tarantino, Bastardos sin gloria, la escena más memorable quizás sea la del inicio: involucra al Coronel Hans Landa (Christoph Waltz) disfrutando de un vaso de leche fresca. Felizmente traga, chasquea los labios y felicita a las vacas, sabiendo muy bien que está a punto de asesinar a una familia escondida debajo de sus pies. Tal vez lo encontraste inquietante, o incluso asqueroso, y no sabías bien por qué.

vaso de leche en el cine

Este símbolo suave, cremoso, de pureza, con sabor a infancia, puede tergiversarse y usarse para representar el dominio de un personaje malvado. La próxima vez que veas un vaso de leche en el cine, recordá que también es un símbolo de poder.

¿Se les viene a la mente alguna otra escena con un vaso de leche en el cine?

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