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La cultura de la cancelación en el mundo del entretenimiento

¿Puedo seguir disfrutando la obra de alguien que para mi está cancelado? ¿Se separa al artista de su obra?

Repudiamos a determinadas celebridades por sus comportamientos inapropiados, sí, ¿pero también lo hacemos con su trabajo? ¿Podemos disfrutar de la obra de alguien a quien consideramos un monstruo como persona? Estas y muchas otras incógnitas serán develadas (o no) en las siguientes líneas centradas en analizar el mundo del entretenimiento y la cultura de la cancelación.

En estos días que nos tocan vivir es moneda corriente decir o escuchar que “se cancela” a alguien por algo que dijo o hizo. Lo más usual suele ser la cancelación de influencers, pero allí la cosa es un poco más sencilla porque dejamos de ver su contenido en redes y listo. El tema es cuando los que dicen cosas nefastas o realizan actos reprochables son grandes artistas, esos que admiramos o de los cuales hemos disfrutado mucho con su obra. Ahí viene la mayor disyuntiva: ¿cancelo a la persona y también debo cancelar su obra? ¿Acaso no debería escuchar más su música, ver sus películas o leer sus libros?

La cultura de la cancelación en el mundo del entretenimiento

La cultura de la cancelación, según lo define en inglés Dictionary.com, es “una práctica popular que consiste en retirar el apoyo a personajes públicos y compañías tras haber hecho o dicho algo considerado objetable u ofensivo”.

El Macquarie Dictionary la define con otras palabras: “se trata de las actitudes que promueve o adopta una comunidad para retirarle el apoyo a un personaje público, normalmente como respuesta a una acción o comentario socialmente inaceptable”.

Tanto las personas como las empresas pueden ser “canceladas”. La gente les retira su apoyo y, en consecuencia, resultan de alguna manera boicoteadas. Una forma de hacerlo es dejar de ver una serie si participa un determinado actor o dejar de comprar los productos de una marca. En el mundo influencer la cultura de la cancelación es mucho más frecuente actualmente porque cancelar a un influencer implica dejar de seguirlo, y al perder seguidores pierde justamente su “poder” de influenciar.

¿Cómo funciona la cultura de la cancelación en el mundo del entretenimiento?

Hay un punto de inflexión en todo este asunto de la cultura de la cancelación. Tiene que ver con un destape, el no callarse más donde las mujeres comenzaron a hacer escuchar su voz: las denuncias de abuso proliferaron y “descubrimos” que el mundo del entretenimiento estaba plagado de situaciones injustas, horrorosas y de abuso de poder.

Apareció el movimiento #MeToo, películas como Bombshell consiguieron su lugar (denunciando el acoso sexual sufrido por varias mujeres por parte del CEO de Fox News). Obviamente, las denuncias vienen acompañadas de la cancelación de personajes; sin embargo, lo que ocurre muchas veces es que se arma revuelo alrededor de una denuncia, se cancela al personaje denunciado, y después las noticias dejan de cubrir el tema: es allí cuando quizás la justicia termina absolviendo a ese acusado. Ojo: acá no estamos para defender a nadie ni para poner en duda las declaraciones de ninguna víctima, solo estamos para preguntarnos y tratar de entender un poco cómo funciona todo, para plantearnos algunas preguntas y compartirlas con ustedes. Probablemente no lleguemos a ninguna conclusión y terminemos la nota con más dudas que certezas, pero vamos a tratar de exponer algunas de las cosas que ocurrieron.

Los casos más emblemáticos

El 5 de octubre de 2017 el New York Times publicó una investigación explosiva alegando que el magnate del cine estadounidense, Harvey Weinstein, había agredido sexualmente a varias mujeres en la industria cinematográfica y les había estado pagando para comprar su silencio. La investigación documentó al menos ocho acuerdos a los que llegó Weinstein con mujeres a las que presuntamente había agredido sexualmente e incluyó relatos de actrices de alto perfil como Ashley Judd, diciendo que fueron víctimas de Harvey. Otras dijeron que sus carreras quedaron marginadas después de rechazarlo a Weinstein.

Este millonario productor negó haber agredido sexualmente. Poco después de que se publicaran esas acusaciones, fue despedido de su compañía, The Weinstein Company, y expulsado de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. En marzo de 2020 se lo condenó a 23 años de prisión. Harvey Weinstein ha sido CANCELADO. Pero… ¿cancelamos también las películas por él producidas? (entre ellas la mayoría de las películas de Tarantino, la saga Scream y varias ganadoras del Oscar); creo que en este caso la respuesta se acerca más al no.

El caso Weinstein abrió el camino a una ola de denuncias publicadas en medios gráficos y logró que las mujeres de Hollywood revolucionaran el mundo y contagiaran confianza para denunciar.

Llegando al final del año 2017, la carrera de Kevin Spacey, que venía siendo muy popular por su personaje en House of Cards, se derrumbó con una rapidez devastadora y con consecuencias que continúan incluso hasta el día de hoy.

En octubre de ese año, en una entrevista con Buzzfeed News, Anthony Rapp (actor de Star Trek: Discovery) alega que en 1986, cuando él tenía 14 años y Spacey 26, este se subió encima de él en una cama después de una fiesta y lo avanzó sexualmente. Spacey publicó una declaración en Twitter al día siguiente diciendo que estaba “más que horrorizado” por la historia, pero que no recordaba el presunto incidente. También se disculpó por “lo que habría sido un comportamiento ebrio profundamente inapropiado”. Pero en su declaración Spacey destapa una nueva controversia cuando sale del closet en respuesta a la acusación de Rapp, lo que provoca un torrente de acusaciones de la comunidad LGBTQ por relacionar la supuesta pedofilia con la homosexualidad.

Luego se sumaron nuevas acusaciones, como la de una ex presentadora de televisión quien dijo que Spacey embriagó a su hijo de 18 años y abusó sexualmente de él en un restaurante-bar en Nantucket, donde el adolescente trabajaba como camarero. A raíz de esto, el director Ridley Scott movió cielo y tierra para eliminar a Spacey de su película Todo el dinero del mundo (2018) , reemplazándolo por Christopher Plummer a pesar de que la filmación se había completado mucho tiempo antes de que estallara el escándalo. House of Cards, de Netflix, terminó la serie sin él (ALERTA, SPOILER) matando a su personaje fuera de la pantalla para que Robin Wright pudiera ingresar a la Oficina Oval de Frank Underwood.

Spacey sigue bajo investigación por acusaciones de conducta sexual inapropiada en el Reino Unido y en Los Ángeles; sin embargo, se han retirado los únicos cargos penales presentados contra él hasta la fecha (el caso de Nantucket). Spacey espera encontrar un camino de regreso a la industria que hasta ahora lo rechazó, pero dada la amplitud de las acusaciones contra él y más allá de que la denuncia penal ya no exista, ¿queremos volver a ver Spacey en la televisión o en los cines? Revisemos juntos sus participaciones post denuncias y veamos cómo su carrera mermó. ¿Estamos preparados para volver a verlo? ¿Queremos volver a verlo? ¿Podremos hacerlo sin recordar las acusaciones contra él? Al parecer, el mundo del entretenimiento cree que no.

El caso de Woody Allen

El caso de Woody Allen viene de larga data. El primer escándalo surgió cuando inició una relación con la hija del primer matrimonio de su pareja, Soon-Yi Previn, cuando esta aún era menor de edad. Luego tenemos la denuncia que en 1992 hizo Mia Farrow, en la que afirma que el director había abusado sexualmente de Dylan, la primera hija adoptiva de ambos, de 7 años.

A pesar de las declaraciones, los fiscales intervinientes no presentaron cargos contra Allen. Sin embargo, esa denuncia que Dylan hasta hoy sostiene, vuelve a reflotar.

Ronan Farrow, hijo de Mia y Woody, es periodista y su investigación sobre Harvey Weinstein para el New Yorker fue determinante para la caída del magnate del cine y para la instauración de la era del #MeToo. Ronan siempre fue defensor a ultranza de su hermana Dylan y de su madre, criticó en cada ocasión que pudo a su padre.

La carrera de Woody Allen continuó sin problemas en los años 90 y 2000. Fue cuando el movimiento #MeToo cobró fuerza que las cosas empezaron a no salirle como esperaba: el contrato millonario que lo unía por cuatro películas con Amazon fue disuelto de manera unilateral por la empresa, después de Un día lluvioso en Nueva York (nuestra review ACA); además, un musical que se iba a realizar basado en su película de 1994, Disparos sobre Broadway, fue cancelado definitivamente; los cuatro principales grupos editoriales de Estados Unidos rechazaron su libro de memorias.

Así y todo, el caso Woody Allen da para una nota completa porque es muy difícil cancelar a un director tan prolífico y que nos ha regalado tantas obras maestras del cine. Este es uno de los casos que se usan de ejemplo respecto a la separación de la obra del artista. Sus actitudes como persona son repudiables, sus películas -en su mayoría- son maravillosas. ¡Qué difícil todo, Woody!

La cultura de la cancelación es aún más fuerte en los últimos tiempos, es que las redes sociales permiten a todes expresarse y también nos permiten conocer cómo piensan ciertos artistas sobre algunos temas particulares.

JK Rowling, la millonaria escritora de la saga de Harry Potter, ha cuestionado de cierta manera que las personas elijan identificarse por un género elegido, en lugar de por su sexo biológico. En junio de 2020 se burló de una publicación que decía “gente que menstrúa” en lugar de “mujeres”, lo que ha llevado a que la llamen transfóbica y a que se pida boicotear sus libros. La autora intentó disculparse, pero sus tweets siguientes solo la embarraron más al terminar por negar la experiencia y existencia de los transgénero o no binarios.

Luego de esto y de que sus tuits reciban cientos y cientos de respuestas, los editores notaron una “caída notablemente repentina y aguda” en las ventas de libros de Harry Potter, a pesar de que las ventas de ficción en general aumentaron un 31% (datos que informó la revista Variety). Algunos sitios web de fans de Harry Potter como MuggleNet eliminaron las referencias a la autora, e incluso se presionó para que Rowling fuera procesada por un crimen de odio.

La cultura de la cancelación elige cancelar a JK Rowling, sus dichos son repudiables, pero qué hay que hacer, ¿juntarnos a quemar los libros de la saga en una gran hoguera? No, porque la experiencia que generó en muchos la historia va más allá de esta mujer: Harry Potter y sus personajes excedieron a su autora y es lindo pensar que ahora les pertenecen a todos sus fans. 

Y el más reciente de los casos de cancelación (por magnitud, pues pareciera que cientos de personajes son cancelados a diario) está relacionado directamente con Johnny Depp.

El 23 de mayo de 2016, Amber Heard (Mera en Aquaman) solicitó el divorcio de Johnny Depp, lo acusó de maltrato y obtuvo una orden de restricción contra él: según su relato, él había abusado físicamente de ella durante su relación, normalmente mientras estaba bajo la influencia de las drogas o el alcohol. Tras solo 15 meses de matrimonio, esta pareja mantiene una cruda batalla legal con acusaciones cruzadas por abuso físico y emocional. A la acusación de Heard, le siguió una declaración de Depp en la que afirmaba en todo momento haber sido víctima de abuso por parte de su ex: “Ella fue la perpetradora y yo la víctima”.

Imaginen que con esta historia los medios se hicieron un festín de videos, audios, unos tomando partida por Amber, otros por Depp. Además de todo esto, Johnny terminó en un juicio contra el diario The Sun, donde los acusó de difamación al llamarlo “maltratador de esposas”. Hace algunas semanas, a raíz del escándalo, Warner Bros pidió al actor que presente su renuncia a la saga de Animales Fantásticos. Depp ya no será Gellert Grindelwald, su lugar lo ocupará Mads Mikkelsen .

Al día de hoy, la mayoría de los principales estudios de Hollywood siguen mirando a Johnny de manera desfavorable y, según se dice, tiene problemas para encontrar nuevos trabajos pues muchos productores dudan en contar con él. Parece ser que la industria sí ha cancelado a Johnny Deep. 

¿Entonces?

Si hay algo que está claro, es que cada uno puede consumir aquellos productos culturales que desee, nadie puede puede prohibirte ver cierta película o cierta serie (bueno, sí, pero si lo hace ya entramos en terreno de la censura). Ahora, si consumís a alguien cuestionado, puede ser tu entorno quien te juzgue a ti. Así la cultura de la cancelación se amplía, porque pueden cancelarte a vos por consumir productos de un artista también cancelado.

Ok, juzgo a cierta persona por sus actitudes, repudiables probablemente, pero, ¿también debo dejar de ver sus películas? ¿Puedo separar la obra de su autor? ¿Puedo seguir viendo esa serie aunque su protagonista haya sido acusado de abuso?

A veces nos resulta más fácil cancelar a algunos y no a otros, entramos en el juego de la doble moral. Por ejemplo en mi caso, me resultó super fácil cancelar a Kevin Spacey, pero no por cancelado voy a dejar de disfrutar Belleza Americana. De todas maneras, la cancelación asciende a otro nivel porque creo que a Spacey no le importa si yo, desde acá, miro o no sus películas o series: lo que a él le importa es que después de las denuncias, la industria optó por no contratarlo más y ahí se transformó en un actor CANCELADO.

Así es el mundo del entretenimiento y la cultura de la cancelación. Hay muchos otros casos similares, ¿Cuáles les han afectado?

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