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¿Quién es Arthur Fleck? Un análisis psicológico de Joker

¿Quién es Arthur Fleck? Un análisis psicológico de Joker

En este informe analizaremos la construcción de Joaquin Phoenix como el mítico personaje. Nos animamos a un análisis psicológico de Joker, un personaje que como nunca antes se arriesga a tocar la fibra de la empatía, corriéndose del mal por el mal en sí mismo como estábamos acostumbrados a conocerlo.

Antes de comenzar a leer el análisis psicológico de Joker (o Guasón), vale aclarar que el mismo contendrá SPOILERS.

Análisis psicológico de Joker (Guasón)

Así como reza Luca Prodan “yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos” en su tema El cieguito volador, en la película Guasón (Joker, 2019) se nos viene a plantear la idea de la influencia que ejerce la sociedad sobre un individuo. Cómo este mismo puede desarrollar o no herramientas para vivir dentro de lo que se considera “socialmente normal”, o directamente ser catalogado por psiquiatras y psicólogos como un “trastornado” o “psicópata” entre otros adjetivos y diagnósticos.

Tal vez la delgada línea entre la locura y la cordura en esta película se vea aún más difusa y delgada, no por los actos de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) sino por la empatía que genera el personaje principal y cómo el director logra comprometer al espectador con la vida triste del personaje.

Ese compromiso parte desde la visión en particular que tenga cada uno, y el juicio de valor que uno le otorgue a los actos del protagonista. Entonces surgiría el debate: ¿quién construye a un “monstruo”? ¿Sus padres, su entorno, uno mismo tal vez? O sencillamente, una conjunción de elementos yuxtapuestos que desembocan en un comediante frustrado queriendo ser presentado al mundo como el Guasón, tomando pastillas para poder convivir con el otro en armonía…pero al no poder lograrlo por las buenas decide “romperlo todo”.

A medida que avanza Joker (pueden leer aquí nuestra REVIEW) vamos viendo cómo todas las estructuras de las paredes que contienen la psiquis de Arthur Fleck se van desmoronando de a poco.

Partamos de la base de la imagen propuesta de Gotham, donde todos sus habitantes caminan entre la basura debido a una huelga de los recolectores sin reparar en ello, pareciendo que nadie acusa del olor putrefacto que los invade y los recubre a pesar de haber estado 10 días con bolsas de residuos entre ellos. Este análisis psicológico de Joker nos invita a pensar esa situación como analogía de lo que siente Arthur cuando admite que se siente solo, con la sociedad marginándolo sin una muestra de afecto o empatía hacia su enfermedad mental. Todos saben que existe, pero le pasan por arriba como si no estuviera ahí.

También podemos mencionar que el instinto de supervivencia de Arthur está ligado a sostenerse del discurso del otro, evitando así caer por la cornisa como Chaplin cuando patina en la escena de Tiempos Modernos, algo que podemos ver desde el inicio de la película cuando asume que su apodo es “HAPPY” (puesto por la madre) y con la frase que ella le decía “Siempre poner cara feliz”. Por eso él elige profesiones como la de comediante a pesar de no tener gracia, o ser un payaso callejero, lo que claramente fue por la imposibilidad de elegir por su cuenta al elegir por el discurso que le impuso la madre.

Otro punto importante dentro del film que nos marca la construcción del personaje, es el vínculo ficticio que sostiene con Franklin Murray (Robert De Niro). Al principio fantasea con la idea de que sería su padre ideal; luego esta idea de figura paterna se concreta cuando Arthur decide que el propio Murray le de nombre e identidad a su ser, como todos los padres y madres del mundo le dan identidad a sus hijos poniéndoles un nombre al momento de nacer.

Todos “matamos” simbólicamente a nuestros padres, por ejemplo, eligiendo una profesión distinta, adoptando hábitos propios que le son ajenos a ellos. Eso es lo que nos hace madurar y corrernos de la imagen que nuestros padres tenían de nosotros. En el caso de Arthur, la parte simbólica se encuentra ausente y por eso mismo es que los mata de verdad: porque para él solamente existe lo que es real, tanto la madre, como a la figura paterna que eligió. Esa fue la única herramienta que tuvo para despegarse de ellos.

Los niños en el juego simbólico tienen la capacidad de jugar a ser Supermán, se disfrazan y actúan como tal. En el caso de Arthur Fleck no puede jugar a ser payaso, por eso decide teñirse el pelo y vestirse como tal, ya que él es el Guasón y lo será para siempre desde el momento en que lo eligió.

Siempre se intentó vincular directamente al Guasón con el Caballero de la Noche, como la cara inversa de la moneda. Aunque habría que debatir: si realmente uno existe gracias al otro, ¿son realmente dos caras de la misma moneda? En algo podemos estar de acuerdo: los dos tienen motivaciones distintas. Uno intenta destruir todo, mientras que el otro intenta recomponer ese caos, ese desorden, que para muchos a veces es necesario.

Hay algo en lo que ambos confluyen ,y es en sus trastornos de personalidad. Aunque por diferentes motivos, estos son comportamientos o actos que se encuentran lejos de lo esperado o lo establecido por una cultura o sociedad.

Se nos presenta a Arthur Fleck como un niño que fue maltratado, abandonado, que siempre estuvo solo, y a la larga estas situaciones con un psiquismo débil y con cierta tendencia al colapso, pueden desencadenar trastornos de personalidad antisocial. Muchas veces la personalidad antisocial es vista como una psicopatía leve. Acá se puede analizar a un adulto que no muestra culpa o arrepentimiento por sus actos, pero no es solamente un trastorno de la personalidad antisocial lo que padece Arthur, sino también un trastorno de la personalidad por evitación, es decir, que puede resultar fácilmente herido o lastimado cuando alguien lo agrede o lo ataca directamente. A su vez, considerarse poco atractivo para otros también es un efecto que genera y que construye paulatinamente una bomba de tiempo.

El trastorno de la personalidad límite se suma como factor que afecta al ¿pobre? Guasón, con el abuso físico y mental que constantemente sufrió a lo largo de su vida. La impulsividad también es una característica de este tipo de trastornos, y a lo largo de la película se va encuadrando cada vez mejor su estado mental acompañado por sus acciones.

En cierto punto, habría que analizar si el Guasón es víctima de la sociedad en la que le tocó nacer o no tuvo las herramientas suficientes como para poder superar todo lo que le tocó vivir, encima sin la contención de alguien que lo acompañe durante su vida. Quizás su personaje invita a empatizar con él porque todos en algún momento nos hemos sentido un poco así, un poco víctimas de alguna injusticia que hayamos tenido que enfrentar, pero tal vez nuestro entorno fue más favorable y no terminamos intentando “ver el mundo arder”.

Todos necesitamos sostenernos de cómo la sociedad nos ve y qué lugar ocupamos en esa red entre lo individual y colectivo. Entonces, ¿por qué los “locos” quedan excluidos? ¿Por qué continuamente tendrían que prescindir de ese lugar de la sociedad?

Por otro lado, en cierto punto Joker nos invita a pensar la relación que puede haber entre locura y creatividad, pensando en este caso a la creatividad como una construcción del individuo como medio para expresar o descomprimir aquello que satura el psiquismo. ¿Realmente a esto podemos llamarlo creatividad? ¿Dónde estaría el límite? ¿Por qué a los genios siempre se los confunde con los locos? Puede ser porque hay una necesidad de salir de la estructura, romper esas cuatro paredes para animarse a crear algo distinto, algo que llame la atención. Eso sí, el problema reside cuando esa rotura de paredes o estructura no está acompañada de un sostén necesario que permita vivir y convivir en sociedad con otros.

En una de las tantas entrevistas que dio, Joaquin Phoenix contó que tomó el papel por el desafío que le presentaba el personaje ya que le parecía difícil de entender. Eso lo asustó y lo incomodó un poco, razones que sirvieron para tomarlo porque en cierto punto reflejaba a las personas que en la vida real padecen o viven de esa manera.

A lo largo de toda la película hay una construcción y un crecimiento de este “payaso” y es en partes iguales gracias a la actuación de Phoenix y a la dirección de Todd Phillips. Ellos logran correr al Joker del loco que ríe y que disfruta del caos desenfrenado y absoluto, ubicándolo como protagonista de un  “caos controlado”, alojado en una personalidad rota e intensa, justificando la idea de que las personas se construyen en sociedad, empezando por los vínculos más cercanos. Nadie nace loco porque sí, todo tiene su entorno y su historia. Por ese motivo esta puede ser la historia que todos vamos a elegir contar cuando se hable de los inicios del Joker, por qué llegó a ser el anarquista que hoy leemos en los cómics, dejando lejos en el tiempo la famosa escena de un joven Jack Napier poetizando a punta de pistola “Si alguna vez has bailado con el diablo a la luz de la luna”.

A su vez, la construcción de esta película se aleja de su musa inspiradora cuando alega que “solo hace falta un mal día para sumir al hombre más cuerdo del mundo en la locura”. En este análisis psicológico de Joker podemos entender que fue consecuencia de 30 años de malos días. 

Sonrisa de ángel, risa de demonio, buen futuro a los dos

Era de esperar que la risa del Guasón genere tanta expectativa ya que es su marca registrada. Lo que no era de esperar es que esa risa, tan bien lograda por Phoenix, surja del dolor, de la angustia, de la ansiedad o nervios de lo que le pasa a Arthur Fleck. Como dijo el actor, su risa surge de un “sentimiento doloroso, físico y emocional”. Realmente es destacable encontrar el distintivo de un personaje, colocándolo en un lugar tan poco explorado, tan cierto y lógico como es darle al payaso la risa para tapar la angustia y decepción que la sociedad le devuelve constantemente.

Y cabe destacar que esa risa compulsiva, enfermiza y nerviosa desaparece (o logra controlarla) cuando se libera para siempre de su madre luego de matarla.

Nunca olvides sonreír, porque el día que no sonrías será un día perdido

Así invita Chaplin a pensar la vida, pero: ¿a qué costo? A veces es necesario soltar la fiera que está dormida, gritar, llorar, enojarse. No siempre hay que sonreír porque tapar ese enojo también te aleja de la sociedad, de lo “establecido”, de lo que se espera que haga un ciudadano normal.

En este caso, Arthur Fleck no quiere ver el mundo arder porque su mundo arde desde el momento en que nació. Él es el fuego que concentra todo ese poder que se ve en cada gesto, cada baile, cada mueca, cada risa, y así es como invita a que nosotros espectadores también lo percibamos.

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4 Comments

4 Comments

  1. Diasoleado

    17/10/2019 at 11:12

    Muy buen análisis!

  2. Meri

    02/11/2019 at 10:00

    Excelente !

  3. Marcelo

    09/11/2019 at 02:51

    Muy interesante y original punto de vista. Felicitaciones!

  4. Pingback: Grandes regresos de directores de cine

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