Cambio de Nombre ¿Cambio de Naturaleza? Village Cines ahora es Cinépolis

La cadena Village Cines ha tenido un cambio de nombre. Ahora se llama Cinépolis, completando finalmente la fusión con aquella empresa mexicana  –iniciada en Agosto de 2017– a los métodos y prácticas de la que fue durante dos décadas una de las cadenas multipantalla líder en la República Argentina.

Esta noticia trae a colación una realidad: por obvio que pueda sonar, todos los negocios tienen nombre. Sin embargo, ¿cómo es que un nombre se vuelve una marca?, o mejor dicho ¿un cambio de nombre implica necesariamente un cambio en la práctica de negocios? No hablamos de marca en el sentido jurídico de la palabra, sino cuando un nombre se vuelve sinónimo de cierto nivel de calidad asociado a la creación y la venta de un servicio. El cine no es ajeno en absoluto a este concepto y con el pasar de los años, estas lavadas de cara fueron ley y hasta incluso fundación de muchos de los estudios más prestigiosos de hoy en día.

https://www.youtube.com/watch?v=P-_bsAKgL2k

Por ejemplo, el estudio que conocemos como Twentieth Century Fox es en realidad la fusión de dos estudios: Twentieth Century Pictures y Fox Film Corporation, heredando de los primeros el logo del pedestal y la fanfarria por el que hoy es célebre.

Orion Pictures está atravesando un provechoso renacimiento, valiéndose de un uso nostálgico de su logo animado más celebre a la hora de presentar sus producciones actuales, pero sin gozar de la autonomía que tenía el estudio en sus mejores años, ya que se subraya que actualmente es “una compañía de MGM”. También es necesario señalar que durante sus primeros años los films de la productora fueron distribuidos por Warner Bros. El hecho concreto es que, con autonomía de distribución o sin ella, sin importar quiénes fueron los dueños definitivos, ninguna compañía madre se animó a cambiar su nombre. Porque Orion es sinónimo de uno de los más nutridos catálogos cinematográficos en la historia del cine, por lo menos el de los últimos treinta años. Una productora que bajo su ala albergaba a prestigiosas candidatas a premios, al mismo tiempo que las más desvergonzadamente entretenidas propuestas de género.

Si hablamos de Orion tenemos que hablar también de United Artists, cuyos directivos despedidos fueron, a futuro, los fundadores del estudio de la constelación, y hasta incluso podemos decir que Orion no es más que una continuación a lo largo de los 80 y 90 de la práctica de negocios que tenían esos ejecutivos de la United Artists durante los años 70.

Durante aquella época United Artists era propiedad de un conglomerado llamado Transamerica Corporation, que intentó infructuosamente pedirle un cambio de nombre al estudio por el de Transamerica Films, intento por el cual desistieron. Uno de los motivos, al final del día, fue ese: el nombre. Un nombre que, a diferencia de Orion, estaba más asociado a la historia del cine, no tanto por su prestigioso catalogo sino porque sus fundadores fueron Charles Chaplin, Mary Pickford, Douglas Fairbanks y D.W. Griffith. Tras la debacle de la película Heaven’s Gate que quebró al estudio, fue adquirido también por MGM, incluso luciendo su fusión durante varios años en su logo. En la actualidad, siguen siendo propiedad del estudio del león y hasta incluso durante una temporada fueron manejados por Tom Cruise. Sí, ese Tom Cruise, ya que Operación Valquiria fue uno de los títulos que produjo durante su mandato.

New Line Cinema fue desde sus orígenes una marca asociada al cine de género más puro y duro, en particular el terror y la fantasía. Empezando como una simple distribuidora, llegó a alcanzar una autonomía envidiable como su propio estudio entre la década del 90 y los primeros 2000. El sello en la actualidad se fusionó con Warner, conservando su reputación, y es ahora la rama de ese gran conglomerado cinematográfico en los géneros ya mencionados, al igual que algunas películas independientes.

Este tema de los nombres no solo se limita a los estudios, sino también a otros monumentos sinónimos de la historia grande del cine que vieron sus nombres cambiados, más no su esencia.

El famoso teatro chino de Hollywood atravesó no un cambio de nombre, sino tres, todos sin sacrificar la estructura del que no solo es una sala de exhibición sino un atractivo turístico reconocido a nivel mundial. Se llamó inicialmente Grauman’s Chinese Theatre desde su fundación en 1927 hasta 1973, cuando se cambió el nombre a Mann’s Chinese Theatre, nombre que conservaron hasta el 2001 cuando retomaron el nombre Grauman. En 2013, la compañía multinacional de electrónica china TCL adquiere los derechos de nombramiento del lugar y a partir de ese momento adopta el nombre por el que es conocido en la actualidad: TCL Chinese Theatre.

El mundialmente famoso letrero de Hollywood que conocemos hoy por hoy es en sí mismo un cambió de nombre. Desde su fundación, en 1923, hasta 1949 el letrero era “Hollywoodland” y se suponía sería la publicidad de un emprendimiento inmobiliario que iba a durar un año y medio, pero con la fundación del letrero vino también el apogeo de la Era Dorada del Cine y quedó allí para siempre, no sin experimentar varias restauraciones por deterioro.

Ahora bien, todos estas modificaciones y lavadas de cara son cambios de nombre más no de infraestructura, pues es eso lo que consume la gente, en lo que confía si la calidad no cambia. Un cambio de nombre es solamente eso. Lo que lo hace marca es lo que tiene detrás, lo que hace que la gente lo conozca, lo que hace elegirla.

Ello es lo que se mantiene con el paso del tiempo. Por eso, transmitiendo su pasión por el cine y una propuesta de valor enfocada en el cliente, Cinépolis llega a nuestro país para recrear momentos inolvidables tanto dentro como fuera de sus salas. Este cambio de marca tiene como objetivo principal continuar con el plan de crecimiento llevado a cabo por Village Cines durante todos estos años y consolidar un modelo desarrollado a nivel mundial que posiciona a Cinépolis como la mejor opción de entretenimiento, ahora en Argentina.