Arcane, en Netflix (REVIEW)

Basada en una de las franquicias de videojuegos más populares del mundo, esta obra animada de Netflix podría ser de lo mejor del año. Crítica de Arcane, la serie de League of Legends.

Quién habría dicho que 2021 todavía tenía un restito para sorprender. Producida por un pequeño estudio francés, Arcane es la primera serie animada ambientada en el universo de League of Legends, el exitazo de la compañía Riot Games. Y es impecable por donde se la mire.

Los nueves episodios que componen esta primera temporada nos ubican en la ciudad aristocrática y tecnológicamente avanzada de Piltover. Allí, Jayce y Viktor, dos inventores talentosos, buscan revolucionar la ciudad aprovechando la magia como una nueva y poderosa fuente de energía.

Por debajo de la rica Piltover crece Zaun, ciudad en un nivel inferior, empobrecido y contaminado. Allí, dos hermanas huérfanas (Vi, con voz de Hailee Steinfeld, y Powder) cruzan sus caminos con Silco, un despiadado criminal con ambiciones de convertir a la ciudad subterránea en su propia nación autosuficiente.

Antes de continuar: un disclaimer. No soy un gran conocedor del universo de League of Legends (LoL, para los pibes) y lo jugué únicamente dos o tres veces en mi vida. Dentro del género MOBA soy más amigo del DOTA (Defense of the Ancients) y el HotS (Heroes of the Storm). De LoL únicamente conozco algunas cuestiones muy básicas, por lo que seguramente me perdí todas las referencias y easter eggs a la franquicia.

League of Legends: versión animada

La serie se estrenó el 6 de noviembre de 2021 en Netflix, dividida en tres actos semanales de tres episodios. El 20 de noviembre, el mismo día del tercer acto, se confirmó que estaba en producción una segunda temporada.

Para aquellos que quizás no estén muy familiarizados con lo que es League of Legends, el juego es uno de los dos títulos MOBA más populares que se juegan en todo el mundo en este momento. En sí no es, de ninguna manera, un título fuertemente arraigado en una narrativa.

Explicado muy rápidamente (y sin hacerle justicia al género), los juegos tipo MOBA son enfrentamientos entre dos bandos por tratar de conquistar la base del equipo contrario, avanzando lentamente con ejércitos y campeones a lo largo de tres carriles.

Hecha esta aclaración, creo que para mí hasta fue un plus entrar a Arcane con este desconocimiento general del universo de League Of Legends. La empecé a ver con un poquito de miedo (la comunidad tóxica de LoL me genera algo de rechazo) y, en particular, porque varios amigos y colegas me la venían recomendando. A los primeros 15 minutos del primer episodio, ya estaba completamente enamorado.

Un estreno experimental

El tema principal lo hace la banda Imagine Dragons y, créanme, no van a querer saltearse esa introducción nunca. La utilización de un grupo musical tan popular habla de la intención de hacer participar a un público más amplio y quizás no cerrarse únicamente en los fanáticos del videojuego que inspira a la serie.

Una de las cosas más interesantes de Arcane fue la manera en la que se estrenó. No fue un festival compulsivo de temporada completa, ni los episodios cayeron semanalmente. En cambio, hubo una suerte de formato híbrido. Los nueve episodios están divididos en tres actos de tres capítulos y se lanzaron como paquetes.

Esto me remite a la trilogía experimental de películas de terror de Fear Street que, hey, yo banqué lo suficiente. No estuvo bien, pero tampoco estuvo tan mal.

Esta estrategia pareció funcionar a favor de Arcane, porque desde el 15 hasta el 21 de noviembre, se ubicó entre los diez primeros de Netflix a nivel global, con casi 40 millones de horas vistas en promedio. Pero hablemos de lo realmente importante: ¿funciona esta historia como adaptación de un videojuego?

Arcane: padres y líderes en crisis

Arcane hace un gran trabajo en introducirnos a un mundo complejo de manera simple, con un conflicto central que se asemeja a las grandes tragedias shakesperianas y que es muy identificable: los ricos vs los pobres.

En el medio, sin embargo, se van incorporando otros temas que funcionan orgánicamente con la trama presentada. Por ejemplo, se recalca la verdad de que nada es puro. Las dificultades, sacrificios personales y decisiones imperfectas que conlleva ser padre proyectan también una larga sombra sobre el escenario, con diferentes puntos de vista entre los amigos –convertidos en enemigos– Vander y Silco.

Por último, uno de los temas recurrentes es el desorden y la complejidad de ser un líder, lo que obliga siempre a hacer concesiones morales. Este quizás sea el punto más interesante de Arcane: todas las facciones y personajes principales tienen desacuerdos, pero buenas razones para respaldar sus propias agendas.

Si bien hay una clara historia de venganza de Vi contra Silco, la lucha política que ocurre por detrás es un gris en cuanto a la moralidad de los involucrados.

El personaje de Jayce, por ejemplo, está convencido de que la corrupción y la convivencia con las élites es una parte necesaria para mantener su puesto en el consejo, que acepta como el precio a pagar para poder garantizar la seguridad y el futuro avance tecnológico de Piltover. Vander, por su lado, tiene una relación de trabajo secreta con los Enforcers que reprimieron brutalmente la revolución que él mismo dirigió, porque eso mantiene la paz. Incluso Silco, tiene que mantener un nivel de paz, por lo que su enojo se mantiene oculto.

El estilo y tono de Arcane

El estudio francés Fortiche repitió sus esfuerzos de animación, desde los videos musicales y las cinemáticas del juego, para esta serie de Netflix. Presenta un hermoso estilo de animación 3DCG con cell-shading y una mezcla de efectos 2D al estilo de lo que hace la franquicia de Borderlands.

Realmente todo a nivel artístico es sobresaliente. Podría describirlo como agarrar muchos baldes de pintura, tirarlos a un transformador de 10.000 voltios y entrar en una mezcla electrizante de colores que son una maravilla pura.

Si bien todos los aspectos técnicos, sonoros y visuales son insuperables, son los personajes los que lograron engancharme realmente. Te guste o no League of Legends (o los videojuegos en general), Arcane llama la atención inmediatamente, sujeta al espectador y no lo suelta.

En cuanto a su tono, en comparación con la violencia de dibujos animados estilizada de LoL, lastimarse acá se representa de manera mucho más realista. Los personajes están visiblemente heridos en la pantalla, escupen sangre cuando son heridos y, en general, reaccionan de manera vívida a los puñetazos, apuñalamientos, golpes y lanzamientos violentos.

Arcane no solo explora extensamente las problemáticas historias de muchos personajes de la franquicia, sino que las profundiza. La serie parece deleitarse en tomar muchos elementos que son aspectos centrales de los personajes y mostrarlos con un realismo duro y oscuro.

Por mencionar el caso más representativo, la versión del videojuego de la fan-favorite y harleyquinnesca Jinx generalmente se muestra de manera cómica. Ya saben: una chica medio loquita que quiere que todo haga BOOM. Sin embargo, su interpretación en Arcane (con voz de Ella Purnell) la vuelve una peligrosa esquizofrénica que, definitivamente, no está representando a un alivio cómico.