Coffee & Kareem, prolija propuesta cómica de Netflix que sabe usar la exageración a su favor. Crítica, a continuación

Coffee y Kareem tiene muy claro que no quiere revolucionar el molde de la “buddy-cop movie”, tanto que el nombre del Capitán al que responde el policía interpretado por Ed Helms se llama Walter Hill, como el director de 48 Hrs., película que si bien no definió el subgénero, sí fue la que estableció varios parámetros permanentes: el juego de opuestos producto de la raza, la edad o la condición social que pueda llegar a existir entre la pareja protagonista. Esta premisa no pocas veces resultaba ser más atractiva que la trama policial responsable de su unión.

Coffee y Kareem: Un Policía y Medio

Coffee y Kareem en su hora y media de duración presenta prolijas escenas de acción, mientras que sus escenas de comedia están arraigadas en el juego de opuestos entre la falta de agresividad del policía protagonista y la personalidad irreverente del hijo de su novia, demostrando claramente cuál será la falla de carácter que dicho protagonista deberá superar en su arco narrativo.

Sin embargo, es necesario señalar que más allá de los intercambios que pueda haber entre los protagonistas, la manera en la que Coffee y Kareem retrata la violencia de su parte policial está en completa concordancia con la comedia, genero madre del film. Las muertes son exageradas y hasta incluso llegan a adentrarse en el gore, pero es la reacción de los personajes, completamente opuesta al trauma, lo que posibilita esa comedia.

Si hay una “debilidad” que puede tener la historia es la de un personaje que termina revelándose como el verdadero villano. No tanto por las pistas (que son evidentes para un espectador mínimamente avispado), sino porque dicho personaje muestra una crueldad tan directa, poco sutil y unidimensional hacia el protagonista que se hace imposible no anticipar el plot twist.

Sin embargo, es ese maniqueísmo tan desvergonzadamente exagerado en una fuerza opositora lo que nos obliga a encerrar la palabra debilidad entre comillas. Coffee y Kareem no tiene un tono durante una mitad de la película y adopta uno diferente en la segunda mitad. Sino que la exageración se impone paulatinamente con el devenir del metraje, en paralelo al desarrollo de la relación entre los dos protagonistas. Una exageración que llega a su extrema potencia con el clímax en el tercer acto.

En materia actoral, Ed Helms saca adelante uno de esos papeles de buenazo que habitualmente le sientan bien. Betty Gilpin consigue componer a una antagonista verdaderamente detestable (esto dicho como un cumplido), en gran parte por aplicar la misma exageración a su labor interpretativa que la que el guión le otorgó a su personaje.

Sin embargo, quien destaca es Taraji P. Henson encarnando a la madre del niño y novia del protagonista; lo consigue precisamente por no sumarse al juego de la exageración de sus compañeros de reparto. ¿La deja fuera de registro? No ¿Desmerece y hace quedar mal al resto de los interpretes? Tampoco. La seriedad y sobriedad de su interpretación, el ser la única cuerda en este manicomio –a falta de un término más formal en esta crítica– es lo que hace al personaje querible y suma una cuota de identificación con el espectador que no obtenemos de los protagonistas de Coffee y Kareem.

[imdb]https://www.imdb.com/title/tt9898858/[/imdb]

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Coffee y Kareem (REVIEW)

Conclusión

Coffee & Kareem es una prolija comedia que sabe utilizar la exageración de sus elementos policiales a su favor. Si a esto le sumamos las atinadas labores interpretativas llevando más allá dicho código, el resultado es una propuesta disfrutable que pueden encontrar en Netflix.

Nota de lectores4 Votos

63

70

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