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Cowboy Bebop, la serie live action de Netflix (REVIEW)

La adaptación de Netflix del adorado animé tiene mucho corazón y estilo, aunque todavía debe limar algunas asperezas. Crítica de Cowboy Bebop, sin spoilers, a continuación.

El animé original de Cowboy Bebop, creado por Shinichirô Watanabe, es uno de los grandes esenciales (lean esta nota donde lo desarrollamos) y los fans lo tienen en un pedestal, como esos grupos de larga trayectoria y álbumes perfectos. En esta analogía musical (que no es para nada casual) la versión de 2021 sería como la banda tributo que toca covers de los mejores éxitos.

Cowboy Bebop - Crítica del live action de Netflix

Los 10 episodios que componen esta primera temporada oscilan en una duración de entre 40 y 60 minutos y, por supuesto, las expectativas para con ellos eran medidas (tirando a nulas): ni la Gran N ni Hollywood tienen un buen historial en cuanto a versiones live-action de clásicos de la animación japonesa.

De hecho, en su mayoría estas adaptaciones han sido un tren descarrilado, ya sea que pensemos en la americanaza producción de Death Note o en la olvidable obra de M. Night Shyamalan sobre The Last Airbender.

Cowboy Bebop: entre remake y reimaginación

Hace ya varios años, Cowboy Bebop me cautivó por su enérgica mezcla de jazz, artes marciales, policial negro y ciencia ficción. Pero no soy un purista. Estoy abierto a las reinterpretaciones siempre y cuando se le haga justifica a la esencia del material fuente.

Y, justamente, esta nueva versión es exactamente eso: una suerte de remake/reimaginación que aprovecha el estilo original y algunos puntos argumentales para concebir su propia historia. A veces es muy similar al animé y, en varias ocasiones, algo súper diferente. Es jugada en varios aspectos, expande bastante las líneas argumentales inicialmente concebidas y tiene mucho estilo propio.

La cinematografía, por ejemplo, me resultó muy creativa. No hay diálogo o information dump que no estén contadas de una forma atractiva, utilizando numerosos juegos de cámara y algunos recursos visuales divertidos. Sin embargo, algunas cosas funcionan mejores que otras.

Entre los aspectos más destacados tenemos una secuencia de créditos elegante, un trío protagonista que cumple con creces y la importantísima noticia de que Yoko Kanno, el compositor original de Cowboy Bebop, volvió para componer los arreglos de la serie.

Comparación entre opening de Cowboy Bebop (1998) y su adaptación

Para los que no conocen absolutamente nada sobre este mundo (y que, seguramente, serán los más satisfechos con la nueva serie de Netflix) Cowboy Bebop es una space-opera al mejor estilo Firefly, la injustamente cancelada serie de Joss Whedon. Narra las desventuras espaciales de un desordenado grupo de cazarrecompensas que huyen de su pasado mientras persiguen, por todo el sistema solar, a los criminales más peligrosos.

Familia disfuncional en el espacio

Los amantes de Robert Rodriguez y Quentin Tarantino seguramente se van a enganchar desde el momento cero. Cowboy Bebop tiene muchos elementos de ese tipo de cine: buena música, humor a veces incómodo, un mundo retrofuturista, aspectos del cine noir, westerns y hasta una pizca de las películas de samuráis.

El surcoreano John Cho –que me enamoró en Searching y también en otra de las grandes series injustamente canceladas, FlashForward– es Spike Spiegel, el típico chico rudo con un pasado oscuro. Su socio es Jet Black (gran Mustafa Shakir), un tipo serio que supo ser policía y ahora está haciendo lo que puede para ser un buen padre. Pronto se les une la roba-escenas y poco confiable de Faye Valentine (Daniella Pineda), una chica con amnesia intentando descubrir quién es realmente.

Cuando hablaba de lo que realmente funciona en Cowboy Bebop, lo más destacado es está dinámica de familia disfuncional formada por Jet, Faye y Spike. Sus interacciones son muy naturales y divertidas, al punto que pasé de preocuparme poco y nada por estos personajes, a emocionarme cuando comienzan a ocurrir algunas revelaciones importantes.

John Cho (y su alocado pelo) hacen todo muy bien, interpretando perfectamente el hombre despreocupado y canchero que es Spike Spiegel. Su bromance con Jet Black califica como una de las mejores relaciones entre “hermanos” que haya visto, ahí codo a codo con Sam y Dean Winchester, Joey y Chandler o Turk y J.D.

El trío protagonista de Cowboy Bebop (¡y Ein!)

De quien se va a hablar mucho va a ser de Faye Valentine, cuyo personaje es más completo y redondo que en el animé original; una mejor versión, actualizada para las sensibilidades de la audiencia moderna. Es más divertida que su contraparte del animé, y su sensualidad se transforma para volverla más competente y menos como un objeto.

La transformación de Faye es la primera evidencia de que Cowboy Bebop estuvo pensando con estilo y corazón. No es un simple remake del animé punto por punto. Muchos personajes, de hecho, recibieron actualizaciones refrescantes que se traducen mejor en un programa live-action de 2021 que en una producción japonesa de 1998.

El universo de Cowboy Bebop

La serie cuenta con algunas buenas situaciones de acción (particularmente, hay un one-shot en uno de los últimos episodios que es hermoso) aunque las coreografías de acción y el CGI por momentos flaquean. Si tengo que ser objetivo, la mayoría de los efectos parecen baratos y fuera de lugar, especialmente en las escenas que tienen lugar en el espacio exterior. Por momentos pasamos de un western noir descabellado a un sci-fi clase B muy rápidamente.

Los 10 episodios rebotan entre tantos planetas diferentes que a veces se vuelve difícil recordar dónde están exactamente estos personajes durante un momento determinado. Incluso, los viajes espaciales terminan apareciendo con tanta moderación a lo largo de la serie que uno no puede evitar sentir que es oportunidad perdida para esta primera temporada.

Faye Valentina, Spike Siegel y Jet Black en Cowboy Bebop

Afortunadamente, no sucede lo mismo con la construcción del mundo. El universo de Cowboy Bebop se siente como un lugar real y vivo. ¡Qué gran año para el hardware retro entre esta producción y Loki! Lo mejor es cuando el equipo creador se arriesga a utilizar las cuestiones más típicas del animé (pero poco convencionales en la ficción hollywoodense), como los ridículos programas de estilo infomerciales que los “cowboys” ven para mantenerse al día sobre las nuevas recompensas.

Lo más flojo de Cowboy Bebot tiene nombre: Vicious

Ahora, mientras que cada situación con el trío protagonista es adorablemente entretenida, no puedo decir lo mismo de la trama paralela con Julia (Elene Satine) y Vicious (Alex Hassell), dos personas que se corresponden con el pasado misterioso de Spike.

Cada vez que el punto de vista pasaba a esos dos personajes, sentí que estaba viendo una serie completamente distinta. La versión de 2021 expande considerablemente el personaje de Julia de una manera que el Cowboy Bebop original nunca hizo, brindándole un sentido de historia, presencia, autonomía y motivación.

Vicious, por su parte, es un antagonista ridículo que todo el tiempo parece estar fuera de tono. Se lo presenta como un sociópata absoluto buscando usurpar el imperio del Sindicato (una organización criminal) mientras que su sufrida esposa no hace más que observar. Hay un giro final interesante, pero ni siquiera eso nos salva de una narrativa aburrida y cliché a más no poder.

Vicious y Spike en la adaptación de Netflix de Cowboy Bebop

No se puede culpar realmente a Hassell por abrazar el melodrama caricaturesco de todo esto. El actor que hace de Translucent en The Boys hizo lo que pudo con el rol trillado que le habían dado. Para mi gusto, el sadismo de Vicious está demasiado extendido como para tomarlo en serio y carece incluso de una fracción de la amenaza que su contraparte del anime logró por omisión.

Nunca dejes cosas en la heladera

Cowboy Bebop siempre ha sido una historia agridulce sobre personas que no pueden liberarse de sus traumas del pasado. Del animé original lo que más recuerdo es ese sentimiento de solemnidad y melancolía que producía cada sesión. Lo que me encantaba de la episódica serie era que todos los personajes eran almas perdidas, literalmente, en el espacio.

El famoso episodio botella del animé (“Toys In The Attic”, el número 11) hablaba justamente de este leit-motiv. La estructura de la trama y la atmósfera de esta sesión, con un monstruo alienígena invisible atacando a la tripulación, era un claro homenaje a la película de 1979, Alien.

Es un capítulo impecable en el que la verdadera lección no es tanto “nunca dejes cosas en la heladera”, sino los problemas que surgen de dejar cosas en el pasado guardadas por mucho tiempo.

Toys in The Attic, el famoso episodio botella de Cowboy Bebop

Otros episodios fueron adaptados, si bien de forma remixada, a esta versión de Netflix. A mí me hubiese gustado ver una adaptación de Toys in the Attic porque captura, a la perfección, los temas profundamente existenciales de los que la serie habla. A lo mejor se estén guardando esta y algunas otras sorpresas más para una potencial segunda temporada.

La primera temporada del live action de Cowboy Bebop está disponible en Netflix a partir del viernes 19 de noviembre.

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Cowboy Bebop, la serie live action de Netflix (REVIEW)
Conclusión
Esta adaptación de Netflix de Cowboy Bebop no posee la misma profundidad temática que su contraparte original, pero sí adapta con entusiasmo el material fuente. El resultado final es más un éxito que un fracaso. Tonalmente extravagante, musicalmente deliciosa y con mucho estilo, se trata de un proyecto ambicioso que vale la pena tener en cuenta.
Nota de lectores6 Votos
30
75
Total
2 Comments

2 Comments

  1. Elpesado

    23/11/2021 at 14:21

    EStaria re piola que vez de perder tiempo reseñando adaptaciones mediocres le demos bola a lo que es LA adaptacion del año (Arcane)

  2. Pingback: One Piece, live action de Netflix | Crítica AP

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