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Críticas

Lava, en BARS 2019 (REVIEW)

Lava, la película que no pudo ser una novela gráfica. Crítica sin spoilers

Crítica realizada durante el 20º Buenos Aires Rojo Sangre (BARS 2019)

Entre los variados clientes que recibe en su local de tatuajes, hay uno que llama particularmente la atención de Debbie (Sofía Gala Castiglione) por el extraño emblema trae para tatuarse, un diseño propio según él.

Esa misma tarde, mientras regresa a su casa, ella descubre en un kiosco de diarios un fanzine con el mismo dibujo en la tapa y siente la obligación de comprarlo, sin tener idea de lo que va a encontrarse.

Pero la revista queda olvidada. Esa noche mientras está reunida con un grupo de amigos, unas extrañas e hipnóticas imágenes toman por asalto todas las pantallas del mundo, dejando inconscientes por algunos minutos a mucha de las personas que las observan. Esto ya de por sí resultaría preocupante, pero por si fuera poco también aparecen unas criaturas gigantescas sobre las terrazas de muchos edificios y permanecen inmóviles por algunos días, indiferentes a cualquier ataque o intento de derribarlas.

Aunque ella y algunos de sus amigos parecen ser inmunes a su influjo, las imágenes regresan con frecuencia creciente para causar destrozos y muerte entre una población que no entiende a lo que se está enfrentando, dejando a este grupo y al misterioso grupo Lava con la responsabilidad de hacer algo al respecto.

La Rebelión de Lava

Con su particular estilo de animación y de hacer humor, Ayar Blasco presenta Lava, su adaptación a la pantalla de lo que nunca llegó a ser una novela gráfica. La extraña invasión de la que es blanco la Tierra seguramente tiene una simbología más profunda de lo que aparenta, pero queda tapada por el humor absurdo que ocupa el centro de la propuesta en todo sentido, casi siempre proveniente de diálogos entre personajes y algunas rupturas de cuarta pared.

Corre de fondo una historia con pretensiones de ciencia ficción seria, aunque surreal, que se desarrolla a medias y sin mucha solidez, resultando una excusa para hilvanar situaciones absurdas, más que una intención de ordenar una narrativa coherente en simultáneo a la comedia.

Con volúmenes planos y dibujos de pocos detalles, el diseño de la animación de Lava mantiene el ya conocido estilo sintético y funcional que es la marca registrada del director, un estilo heredado de lo que fueron las primeras series web nacionales a principios de siglo, cuando tuvieron un breve momento de esplendor con esa premisa a la que no le interesa el realismo tanto como la velocidad y la simpleza visual. Reduce al mínimo los rasgos de los personajes y depende mucho de las voces para contar lo que están pensando o sintiendo.

En general, los personajes son tan planos como los dibujos que los representan, personalidades de trazo grueso que pueden entrar en escena cuando hacen falta para cumplir alguna función necesaria a la trama o hacer un chiste, antes de volver a desaparecer sin dar explicaciones ni justificar lo que hacen. Lava es una comedia que funciona en lo inmediato y efímero, entretiene pero se olvida al día siguiente.

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Lava, en BARS 2019 (REVIEW)
Conclusión
Algunas situaciones bien resueltas de humor absurdo y autoconsciente son las que salvan a Lava, una propuesta que resulta endeble en el resto de sus sentidos.
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