Hater, troll, activista mercenario… pero ante todo, ambicioso. Crítica a continuación

Un joven de orígenes humildes y difusos intenta hacerse un futuro en la ciudad, pero cuando es expulsado de la universidad acusado de plagio, descubre su talento para las relaciones públicas clandestinas.

Como muchos jóvenes de su edad, Tomasz (Maciej Musialowski) está en proceso de formar su identidad y de encontrar su lugar en el mundo. Es inteligente y ambicioso, pero sus habilidades para relacionarse con la gente que lo rodea no son tan sólidas como otros de sus rasgos; en parte por su origen algo rústico que desentona con la nueva vida urbana que lleva, apadrinado por una familia de clase alta que aparentemente lo conoce desde pequeño. 

No puede confesarles que ya no está estudiando, especialmente porque es la única excusa que tiene para acercarse a Gabi (Vanessa Aleksander), la hija menor de esta familia con la que está obnubilado desde hace años. Sin convicciones definidas y dueño de una moral flexible, Tomasz encuentra su lugar trabajando en una agencia de publicidad que se encarga de llevar adelante campañas online de desprestigio, un hater mercenario capaz de dañar a la competencia de sus clientes manipulando las redes sociales.

Su talento lo hace destacar inmediatamente, saltando en poco tiempo a jugar en ligas mayores cuando lo ponen a cargo de manejar una campaña política que le permitirá, además, llevar adelante la venganza que ansía.

Nada como un Hater con poder

La trama que plantea el director polaco Jan Komasa es de tremenda actualidad: algunos puntos que toca Hater son más regionales, como el resurgir de grupos neo fascistas y xenófobos en varias ciudades europeas; pero otros temas son globales, como la influencia anárquica de internet en la vida diaria y el desconocimiento que la mayoría tiene sobre las formas en que la opinión pública puede ser manipulada por un pequeño grupo con los recursos necesarios. Y capacidades de empatía diferentes, claro.

Pero no se queda ahí, porque Hater también se mete de lleno con una generación de jóvenes intensamente frustrados y cargados de odio hacia esa sociedad que les exige un montón de cosas que no saben cómo alcanzar. En parte porque las reglas cambiaron demasiado rápido y volvieron inaceptables una serie de comportamientos que eran la regla no mucho antes.

Aunque es un Hater de talento innato y conoce todos los botones que necesita apretar para hacer reaccionar a la gente online de la forma en que él necesita, la ideología parece ser algo secundario para Tomasz, que puede relacionarse con militantes xenófobos y con burgueses progresistas con la misma facilidad; siempre y cuando le sirva para sentirse parte de algo, para poder relacionarse con un grupo que le permita pertenecer. 

No tiene problemas en mentir o manipular y no se ve particularmente afectado si alguien sale dañado por sus acciones si eso le sirve para conseguir su meta, mostrando una serie de comportamientos sociopáticos que recuerdan mucho al personaje de Jake Gyllenhaal en Primicia Mortal. 

Los rasgos generales de la trama de ambas películas tienen varios puntos de contacto, quizás demasiados para que sea coincidencia, pero Hater se concentra mucho más en explorar a su protagonista, dejando a su trabajo como una herramienta para hablar de él y no al revés.

Tomasz tiene motivaciones complejas y contradictorias que se mantienen veladas hasta último momento, uno de los detalles que lo vuelven tan despreciablemente interesante y capaz de sostener la tensión durante toda la película. Desde un primer momento, el protagonista de Hater es también el villano de la historia. No es su trabajo -ni el desprecio de quienes él tanto desea la aceptación- lo que lo convierte en lo que es: Tomasz es un Hater desde el primer momento en que aparece en cámara. Luego solo aprende a sacarle provecho. 

[imdb]https://www.imdb.com/title/tt9506474[/imdb]