Críticas
La Historia de las Palabrotas (REVIEW)
Hablar de lo que no se debe suele ser una buena forma de hacer comedia
La Historia de las Palabrotas, breve historia de la lengua tabú. Crítica a Continuación
¿Por qué son malas las malas palabras? ¿Quién las define? ¿Qué actitud tienen las malas palabras? ¿Le pegan a las otras palabras? ¿Son de mala calidad y se deterioran cuando uno las dice? Así comenzó, en 2004, el escritor rosarino Roberto Fontanarrosa su exposición sobre el tema, el cual ahora es abordado en La Historia de las Palabrotas (History of Swear Words) con un enfoque similar pero bajo la dirección de Christopher D’Elia y la conducción del inclasificable Nicolas Cage.
Ese constante estado de tensión y contradicción es uno de los mayores logros del programa, que explota el recurso para hacer comedia sin la necesidad de caer repetidamente en chistes fáciles.
La Historia de las Palabrotas intraducibles
El resultado es una serie documental que explora muy por la superficie el recorrido histórico de los términos seleccionados y su relación con los diferentes cambios sociales que hubo a lo largo de la historia, intentando explicar sintéticamente cómo fue que alguna palabra inicialmente inocente se convirtió en tabú y otra que era socialmente reprochable hace menos de un siglo fue perdiendo su peso negativo, o hasta llegó a ser resignificada por el sector social que era originalmente insultado con ella.
Con esta premisa y enfoque, La Historia de las Palabrotas no se propone ser profundamente educativa pero sí logra ser permanentemente entretenida y hasta ofrece unos cuantos momentos de comedia muy bien resueltos. Eso para quienes entiendan inglés, porque si bien varias de las ideas que desarrolla sobre el sentido cultural y el por qué de la existencia de las malas palabras son globales, mucho de lo que se dice sobre los ejemplos específicos es intraducible al castellano y a nuestra cultura de forma directa.
Algo similar sucede con la mayoría de los chistes; un problema ante el que se encuentra con frecuencia la comedia cuando se apoya en juegos de palabras y dobles sentidos para desarrollar su humor. Es exactamente la base de los mejores momentos de La Historia de las Palabrotas, junto a un Nicolas Cage sosteniendo un acartonado academicismo al mismo tiempo que maldice como marinero borracho, claro.