Críticas
REVIEW: Apuesta Maestra
Un recorrido de intenciones dinámicas pero de resultados reptantes.
Apuesta Maestra, aunque no se aleja del molde “basado en hechos reales” de sus labores más consagradas, si es su prueba de fuego en el terreno de la dirección, donde debe decirse tiene tanto aciertos como errores en un modesto balance.
Poker Face
Apuesta Maestra cuenta la historia de Molly Bloom, una esquiadora olímpica que ve frustrados sus sueños de gloria al tener un accidente poco antes de alcanzar el título. La señorita decide irse de su Colorado natal (lejos de su estricto padre) para empezar de nuevo en Los Ángeles. Una vez allí, consigue trabajo como asistente de un inversionista de poca monta. Entre sus muchas responsabilidades está la de agendar a los participantes de un juego de Poker de alto nivel, donde participan figuras clave de la farándula. Las cosas se complicarán cuando Molly empiece a entender mejor las reglas del juego, arme su propio lugar, y empiece a flirtear con el límite de lo legal en cada partida.
La narración en Apuesta Maestra empieza con un ritmo veloz y claro en sus ideas, pero llegada la segunda mitad el ritmo se ralenta y pierde esa claridad. Aunque sabe cómo meter al espectador de lleno en su conflicto principal y hace intentos notables para que este no se pierda de vista, le resulta complicado la conexión emocional con la protagonista. Esto se debe a que la narración dedica gran parte de su tiempo en establecer los tecnicismos del póker, a un extremo tal que cuando llega el momento de trabajar en lo más emocional de las escenas, se nota que están trabajando con la poca energía que les quedó después de desarrollar el intenso juego de cartas.
Este detalle es el que le impide levantar vuelo a dos cuestiones importantes que parecían ser carne central del relato: la relación de la protagonista con su padre y la razón por la cual ella no delata a los jugadores. Ambos terminan siendo más el flojo atado de dos cabos sueltos, que dos tramas adecuadamente trabajadas.
En materia dirección, Aaron Sorkin se luce como director de actores y tiene una idea muy clara de la puesta en escena. No obstante, un guion tan explicativo trae sus consecuencias en el montaje: de los 140 minutos de película sobran por lo menos 20, y la mayoría son de explicaciones que si bien denotan un alto nivel de investigación (y por ende de realismo) acaban por poner en el límite tanto a la atención como a la paciencia del espectador.
En lo actoral tenemos a una Jessica Chastain tan carismática como sobria, acompañada muy dignamente por un Idris Elba que apoya y desafía. Pero quien destaca es Kevin Costner: si bien otorga una interpretación parca como el padre de la protagonista, sabe cuándo ceder a los matices de gris que le permiten ir más allá del arquetipo de “soy duro con vos porque te quiero”.
[imdb]https://www.imdb.com/title/tt4209788/[/imdb]