REVIEW: Cícero Impune

Crítica realizada durante el BAFICI [19]

Una narración que podría haber trascendido, si no fuera por su desenlace anticlimático.

En una película, la historia, el conflicto y los personajes son todo. La fotografía y lo interpretativo deben ser creíble para que esos elementos, de ser sólidos en el papel, sean revalorizados. Hay películas que no tienen muchos miramientos y preciosismos con lo técnico, pero si su historia vale la pena, puede tener el suficiente peso para que se ignore esa falta. Cícero Impune casi sale indemne de ese tropiezo, pero lo echa a perder todo por una nimiedad.

La venganza de la pareja

Cícero, un brujo de una localidad brasileña, atrae a mujeres a su casa con la excusa de ayudarlas en su función de curandero. La realidad es que las droga y, posteriormente, las viola. Una de estas víctimas es la novia de Cesar, un trabajador de un aserradero, que al descubrir el hecho y tras intentar infructuosamente hacer la denuncia, decidirá hacer justicia por mano propia.

Durante una gran parte de su metraje, el guion de Cícero Impune es perfecto. Hay un conflicto claro, con obstáculos que redoblan la apuesta y donde una escena lleva a la otra. Hay un claro tratamiento temático con la impostura masculina como tesis principal y un antagonista funcional, poderoso y aparentemente imbatible. Es decir, tenía todos los elementos, argumentales y temáticos, de un guion sólido. Pero se va al pasto con su resolución, en la cual no quedan del todo claras algunas motivaciones del protagonista y su clímax narrativo no nace de una acción suya. Un segundo acto perfecto echado a perder por un tercer acto completamente anticlimático.

Las actuaciones son prolijas, aunque de tanto en tanto pecan con alguna inverosimilitud o alguna exageración. Cuenta con un montaje cuidadoso, pero su cámara en mano muy a menudo roza lo amateur. Todo esto por no decir que comete dos pequeños errores que no ayudan a la suspensión de incredulidad necesaria para toda narrativa: Uno, es la pistola que compra Cesar, que salta a la vista es un juguete pintado. El segundo error, ya tiene que ver más con el desenlace. Por respeto a los realizadores, no lo develaré, pero es mucho más grosero y notorio.

Conclusión

Cícero Impune, a pesar de sus pequeños tropiezos, tenía todo para ser una narración sólida, pero su resolución anticlimática termina por echar por tierra todos los logros que había sabido construir.