Críticas
REVIEW: Damien
https://www.youtube.com/watch?v=LdTsIwMN4hQ
Cumpliéndose 40 años de La Profecía, este no es el mejor homenaje que podían hacerle.
Estamos colapsando de series basadas en material fílmico. Quizás eso no nos preocuparía si poniéndolas en la balanza el resultado final fuese mínimamente positivo; pero no. Canceladas en su mayoría, hoy tenemos un nuevo exponente de esta oleada de shows con tufillo a negocio y marketing más que a sincero intento por recuperar una franquicia y hacerle honor con una buena adaptación: Damien.
Damien: fuerzas del mal que no asustan
El show actúa como secuela del film de Richard Donner, (The Omen, 1976), pero no hay nada que le haga honores al clásico del cine de terror.
Desarrollada por Glen Mazzara, uno de los nombres clave tras los primeros años de The Walking Dead, sigue a Damien Thorn, el satánico niño del film que sabemos es el Anticristo. Han pasado unos 30 años de los acontecimientos de la película y la serie presenta al ahora fotógrafo muchacho que ha reprimido esa verdad durante toda su vida y, claro, ese secreto vedado comenzará a querer salir a la luz (o a la oscuridad, bueno) dejando muerte y sangre a su paso. Debería regar también horror y un suspenso que nos hiele la sangre, pero ello no ocurre ni de mera casualidad.
Al protagonista Bradley James no le da el cuero para ser el Anticristo. Con la verdad queriendo darse a conocer a modo de flashes que lo persiguen, sus reacciones (las cuales tendrían que causar pánico) parecen pertenecer a una telenovela con pocas luces.
La suma de todos los clichés
El plot que hace mover la trama es simplemente ridículo y hasta risueño si le sumamos el compendio de clichés que se van acumulando uno tras otro como si los realizadores se viesen inhabilitados para ponerles freno en algún momento.
Ni hablar de la pobre puesta en escena (plana, hueca), quien se ve sobrepasada por esa saturación de elementos del género (satanismo, una anciana demoníaca que da risa, el clásico 666, salvajes perros negros, sacerdotes, música mística, golpes que pretenden asustarnos y un largo etc). Nada funciona ante un trabajo tan pobre de guión que deja adivinar cada próximo movimiento de la serie y frente a terribles diálogos intentando sobre-explicar lo que a una oscura y tétrica imagen debería bastarle.
El terror nunca aparece y los personajes secundarios están tan a la deriva que dan pena. Lo mejor (bien, le encontramos algo a favor): los flashbacks son imágenes originales de la película y es casi por lo único que vale la pena ver este engendro del demonio.
El peor pecado de Damien es tomarse toda una temporada (Alerta Spoilers) para llegar al momento que, si deseaban impactar y atraparnos (hay tanta serie que hoy eso es indispensable), debería haber estado en el comienzo del show: aceptar la entidad que habita en él. Sería otra serie, sí, pero una más interesante sin dudas.
Conclusión
Una pérdida de tiempo. En una televisión repleta de antihéroes y protagonistas que luchan contra el mal buscando nuestra empatía para luego ceder al lado oscuro (y reivindicarse si es posible 10 temporadas después) no necesitamos a otro de pacotilla que podría ser el mismísimo demonio y no lo aprovecha. Este Anticristo de Damien da ganas de irse al infierno para evitar tanto aburrimiento viendo su serie.
