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Críticas

REVIEW: EL CIRCUITO DE ROMAN

Un mecanismo narrativo ingenioso al servicio de una historia poco clara.

La memoria siempre fue todo un tema en el cine; aunque la mayoría de las veces sólo se puso el acento en la pérdida de la misma, no apareció de momento una película que hable sobre cómo se genera el concepto de recuerdo dentro de la mente humana, y cómo esta génesis puede ser tan tramposa como su olvido. La película chilena que nos compete indaga en este terreno pero desgraciadamente con una historia algo débil.

¿Cómo está en el papel?

Es la historia de un científico que regresa a su alma mater después de romperla en el extranjero con una investigación sobre la “migración cortical” o algo así. A medida que retoma su labor se está percatando de que la investigación que lo llevo a la “fama” se lo pudo haber robado a otra persona. Eso es la trama, palabras más, palabras menos y lo más que puede llegar a entenderse de la misma.

La película está muy floja de guión; el conflicto no termina de entenderse del todo, algunas relaciones entre personajes tampoco terminan de entenderse del todo y ni se siente qué puede llegar a unirlas. Hay atisbos de emoción, cabe decirlo, pero no los suficientes para que el espectador se pueda involucrar.

Lo único admirable es que pasados los primeros 15 minutos, el segundo acto de la película es un ejercicio de repetición y variación, donde en un momento te muestran una escena y luego más tarde te muestran el principio o el final de la misma.

Se entiende que lo quisieron hacer porque estas omisiones y agregados refuerzan el concepto de lo engañosa que puede ser la memoria a la hora de reproducir los recuerdos y debo decir que está muy logrado. Pero sin un objetivo ––argumental y/o emocional––, esto queda en un simple artilugio narrativo; novedoso, pero que no está al servicio de la historia.

¿Cómo está en la pantalla?

La película tiene una estética impecable. Filmado en Cinemascope, utilizando claves bajas de iluminación y aprovechando lo más que pueden las localizaciones para la composición de los cuadros.

El montaje es la mejor arma de la que dispone esta película para poder comunicar su mensaje. Pero como dije antes, por la pobrísima historia, queda reducida a un simple artilugio técnico. Eso sí, cabe decir que sirve como ejemplo de cómo el montaje puede cambiar la percepción que uno tiene sobre una película.

Esta película tiene un gravísimo problema y es el sonido; la mayoría de las veces no se entiende que están diciendo los personajes. Lo que suma al problema de credibilidad de la interrelación entre los personajes.

Me gustaría destacar a los intérpretes, que se desempeñan bastante bien a pesar de las exigencias y falencias del guión. Tratan de manifestar todo lo que pueden con sus expresiones y sus gestos, pero al final no terminan de salvar la película de la zozobra. No es su culpa; sus interpretaciones estaban necesitadas de un guión más claro y sólido.

Conclusión

A pesar de una temática clara, la película se hunde por tener una historia poco sólida y nada clara en su desarrollo. Algunas explicaciones científicas la vuelven demasiado inaccesible para el público general y las resoluciones emocionales que tiene no llegan a ser tales porque ni el guión ni la dirección se toman el tiempo para involucrar al público con los personajes. Como sujeto de un documental hubiera sido mejor, porque como ficción el zapato simplemente no le queda.

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