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El Marginal (REVIEW)

El Marginal, al margen de todo (lo demás que hay en la TV)

Esta nueva producción de Underground está a la altura de los mejores policiales televisivos, de acá y del mundo. Tal es así, que pone en evidencia que lo que falta en el país no es talento ni ideas, sino oportunidades para que este tipo de contenido, más parecido a lo que acostumbramos ver en las grandes cadenas de cable y streaming norteamericano o inglés, pueda ser disfrutado.

En la actual televisión argentina donde lo más preciado son las novelas brasileñas, turcas o árabes, no es muy común se apueste por un producto propio que proponga algo totalmente alejado al costumbrismo y a los melodramas chatos que venimos viendo hace siglos. Lo curioso es que, generalmente, cuando alguien se la juega, gana. Sin ir más lejos el año pasado Underground piso muy fuerte en la tevé nacional con Historia de un Clan (Nuestra REVIEW, ACA). En mi corta vida, pocas veces he visto un programa tan provocativo, arriesgado y con una factura técnica tan cuidada en la televisión de aire

Ganadora del premio Series Mania en Francia, El Marginal sigue esta misma línea de provocación y creatividad, ya que no solo tiene detrás a los hermanos Ortega (Luis como director de algunos capítulos, Sebastián como productor y co-creador) sino que el padre de la historia es Adrián Caetano, lo que la convierte en hermana de la genial Tumberos, otro ejemplo de televisión argenta de calidad.

El Marginal presenta a Miguel Palacios (Juan Minujín), un ex policía cumpliendo condena, que es reclutado para infiltrarse en la prisión de San Onofre con el objetivo de ayudar a un poderoso juez de la nación a encontrar a su hija secuestrada. La cuestión es la siguiente: dentro del penal opera -con la complicidad de las autoridades- una banda criminal, la cual parece estar involucrada en el hecho; si Miguel logra hallar a los captores y descubrir el paradero de la muchacha, la libertad es suya. (Si querés conocer más detalles de la trama, podes leer el RECAP del primer capítulo ACÁ)

Marginales de verdad

Lo primero a destacar de El Marginal son sus actuaciones. El elenco es un lujo del primero al último de los actores.

Juan Minujín le da vida a un protagonista con todas las letras. Su Miguel/Pastor es un personaje sumamente complejo no sólo narrativamente: requiere de un trabajo interpretativo muy cuidado pues fácilmente podría perder credibilidad. Gracias al talento de Minujin, esto nunca pasa.

Algo parecido ocurre en el caso de Nicolás Furtado quien interpreta al personaje más arriesgado de toda la serie, Diosito. Este es un psicópata entrañable y promiscuo que siente una extrema afinidad (por no decir amor) hacia Miguel/Pastor. Cuando digo que es el más arriesgado, me refiero a la manera en que Furtado encaró al personaje: o quedaba excelente (como sucedió) o desentonaba por completo y arruinaba la serie. El talento de este joven actor es absoluto. Construye un personaje repugnante y al mismo tiempo querible, que si bien por momentos roza lo payasesco, se mantiene creíble y en ningún momento te permite dudar de su cruda y violenta naturaleza. Otra cosa a destacarle a Furtado es todo el trabajo previo que realizó para meterse en la piel de Diosito. En varias entrevistas contó que -incluso antes de que le dieran el papel- pasó una noche durmiendo en la calle y entró caracterizado a una villa, para probar que tan creíble era su interpretación.

Claudio Rissi, que interpreta a Borges, el hermano mayor de Diosito y jefe de la banda que controla la cárcel, también hace un trabajo excepcional. Con la misma comodidad es capaz de hacerte reír en sus secuencias más delirantes, como también de ponerte los pelos de punta en los momentos de mayor intensidad y dramatismo.

Gerardo Romano, como el director del penal, es soberbio; otro personaje sumamente carismático que constantemente produce sentimientos de amor-odio. Abel Ayala y Brian Buley, quienes interpretan a dos de los referentes de la Sub-21 (banda rival de la mafia de Mario Borges), también son increíbles. Por último, Maite Lanata hace un trabajo excelente interpretando a Luna, la hija del juez, aunque quizás podrían haber aprovechado mucho más su talento y la riqueza de su personaje.

Ni buenos, ni malos. Reales.

Pero las actuaciones no lo son todo. Sin un buen guión es muy difícil que los actores -por más buenos que sean- puedan brillar y sostener todo el peso de una serie. Sin duda, el fuerte del guión de El Marginal es la construcción del universo y de los personajes: estos son profundos, complejos, atractivos y creíbles habitando una realidad donde no hay ni buenos ni malos; una realidad gris, cruda, sórdida y cruel pero al mismo tiempo poética y fantástica.

Los diálogos, cuestión que tantos problemas trae en la ficción nacional, sobre todo cuando los personajes requieren la utilización de un léxico o lunfardo particular (que la mayoría de las veces termina sonando forzado o sobreactuado), en este caso no solo se sienten naturales, sino que además son sumamente ricos, elocuentes e ingeniosos.

Sin embargo, el problema del guión está en la trama. Se siente desaprovechada la gran premisa de la que se parte. Para evitar los spoilers, voy a limitarme a decir que el conflicto (en teoría) nuclear de la historia, se resuelve muy rápidamente. Si bien esa precoz resolución genera consecuencias que impulsan a la trama hacia adelante, las nuevas líneas no están a la altura del conflicto que se dejó atrás. En otras palabras, la serie se divide en dos momentos: un excelente primer arco donde se luce la mano de Luis Ortega dirigiendo una historia llena de suspenso, geniales vueltas de tuerca y acción (el capítulo 5 es una obra maestra, son 45 minutos de pura tensión); y un correcto segundo acto, donde el guión propone cosas interesantes pero que terminan resolviéndose de forma muy pobre o incluso no se resuelven, siendo muy injustos con los finales de la mayoría de las líneas argumentales que, de forma tan rica, habían construido. Los personajes no tienen los finales que se merecen.

Luis Ortega se hace cargo de los tres primeros capítulos. Acompañado por una fenomenal puesta en escena hace uso de su peculiar visión artística, la cual se nota y le juega a favor a la historia (es genial un plano, en el segundo capítulo, donde el haz de luz que dispara el reflector y vigila a los presos durante la noche, simula ser una luna). Luego la dirección se reparte entre Alejandro Ciancio y Javier Pérez, los cuales hacen un correcto trabajo pero es aquí donde se notan ciertas fallas: escenas importantes, con un peso dramático muy fuerte, se resuelven de forma liviana, sin la mas mínima tensión y sosteniéndose solo gracias al carisma de los personajes. Por ejemplo (PELIGRO DE SPOILER), durante varios capítulos se habla de un enfrentamiento que involucra a todos los protagonistas y que promete tener dimensiones épicas. Ese momento, que se supone es el gran clímax, tiene un manejo simplista del suspenso y está filmado de tal manera que no se entiende claramente quienes son los que están participando de la escena, si están bien, si están heridos, etc. Termina resultando totalmente anticlimático. 

Si vamos a los aspectos técnicos, son un verdadero lujo, en especial el arte y la música; la cortina musical de El Marginal es una acertada y pegadiza canción compuesta por Sara Hebe que acompaña a la perfección el tono y narrativa del programa.

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Conclusión
El Marginal, a pesar de algunos altibajos, es un policial original, cautivador y emocionante. Demuestra una vez mas que la televisión Argentina, cuando tiene la posibilidad, es capaz de grandes cosas.
Nota de lectores1 Vota
86
80
Total

2 Comments

2 Comments

  1. Nahuel Benvenuto

    27/10/2016 at 07:24

    genial hasta el ultimo capitulo, que es una porqueria apresurada sin pie ni cabeza, una pena

  2. Pingback: Edha | Crítica AP

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