Familia: Una errada noción del naturalismo.

Crítica realizada durante el BAFICI 21

El documental radica esencialmente en el no intervenir. Es arriesgarse muchas veces a filmar lo intrascendente. Es finalmente el montaje quien tomará los momentos fundamentales de horas y horas de metraje para sacar de ello el retrato de una persona o un evento. Infortunadamente, en el caso de Familia la intención de un retrato está, pero es difícil encontrar su trascendencia.

Común y Corriente

La película abre con una extensa introducción con el protagonista teniendo un corte de pelo. Una acción sin mucha trascendencia o información narrativa que se extiende durante largo tiempo, demasiado, al borde de desear un cambio de escena. La irracional extensión de la misma es una declaración de principios de lo que nos va a esperar durante los próximos 97 minutos.

Decir que Familia es «la nada filmada» sería pecar de una crueldad excesiva que nos da mala fama a los críticos, pero en honor a la verdad no hay nada en esta familia y en los eventos retratados que no hayamos visto ya. Es un simple registro azaroso de cotidianeidades camino a las festividades navideñas. No hay ninguna declaración interesante. Ninguna reflexión que llame la atención. Los sujetos del documental hacen y el director filma, tan sencillo como eso. Y desgraciadamente muy tedioso.

Es de apreciar que el realizador no quiera maquillar la realidad sino mostrarla como es. Lo que cuesta hallar acá es la intención: ¿Por qué ves a los miembros de tu familia como sujetos de un documental? ¿Por qué justo este evento y en este año?  Preguntas cuya respuesta no recibiremos.

Sí es loable señalar la identificación del espectador con aspectos cotidianos que el realiza en su día a día. Pero lo común y corriente debe ser el punto de partida; si no se lo lleva más lejos no le das muchos motivos al espectador de seguirte.