REVIEW: Un Gallo para Esculapio Episodio 1

Una serie que toma varios riesgos en distintos frentes. De todos ellos sale airosa.

Desde los propios avances, la nueva serie de Underground, TNT y Telefe, se siente diferente al resto del (en crisis) panorama actual de la ficción televisiva nacional. Hay un aire a novedad, pero también remite a aquellos momentos en que -con Okupas o Tumberos– la televisión argentina supo dar lo mejor de sí misma. De esa extraña mezcla, Un Gallo para Esculapio toma fuerza entregando -al menos en su inicio- un relato que destaca por su extrañeza y, al mismo tiempo, cercanía hacia cada uno de los personajes que protagonizan la historia.

Un Gallo para Esculapio Episodio 1

Nombrar Okupas no es una casualidad: Un Gallo para Esculapio proviene de la mente de Bruno Stagnaro, creador de aquella serie gloriosa y uno de los cineastas que lavó la cara al cine argentino allá por el año 2000. Junto a él en los créditos encontraremos a Ariel Staltari, actor que inició su carrera en dicha serie y que entabló una relación de amistad con el director, la cual da germen a este proyecto que llevan alrededor de 12 años tratando de formalizar.

Y justamente de largos caminos va Un Gallo para Esculapio. El viaje de Nelson (Peter Lanzani) hacia la capital es apenas un detonante: el humilde muchacho misionero transita kilómetros trayéndole un gallo de riña a su hermano. Pero es cuando no lo encuentra que comienza el verdadero viaje: el que lo hará recorrer un peligroso universo que le es completamente ajeno y que, en definitiva, lo hará conocer su verdadero ser.

Ese universo es uno que Stagnaro supo retratar con maestría, aunque uno de los riesgos de los que hablábamos se halla justamente aquí: Stagnaro se encontraba alejado de la ficción (lo último que vimos de él fue la floja Impostores en 2009), ¿se habrá adaptado al paso del tiempo? ¿Volverá con más de lo mismo? En lo visto se nota la madurez en la mano del director/guionista, dotando al conurbano bonaerense de una estremecedora combinación entre violencia y humanidad: violencia en la crudeza del submundo criminal presentado, que podríamos extrapolar de varias series norteamericanas; humanidad en las brillantes características con las que da vida a las criaturas de la historia.

Nelson rápidamente terminará inmiscuido en un mundo que no conoce, pero que nosotros espectadores sí conoceremos antes que él. Este es uno de los pequeños grandes aciertos de Un Gallo para Esculapio Episodio 1: Nelson no llega y, de sopetón, termina rodeado de personajes que son la representación del mal. Esos personajes, con un soberbio Luis Brandoni a la cabeza, nos son presentados durante el capítulo de manera paralela a la llegada de Nelson. Y hay mucho de trágico en ir interiorizándonos en los sucios manejos de esa banda de piratas del asfalto con la que -más pronto que tarde- el protagonista se cruzará. Mientras observamos a esa banda realizando y solucionando (a los tiros) sus entuertos, sabemos que son el destino de Nelson y que será inevitable el pasaje del joven campesino a un entorno (riñas de gallos mediante) donde no hay manera de terminar bien.

«Critón, le debemos un gallo a Esculapio. Paga mi deuda y no la olvides»

No todos sabrán que «Un Gallo para Esculapio» es una de las frases más analizadas y sobreanalizadas de la filosofía. Son las últimas palabras de Sócrates a su discípulo, minutos antes de morir envenenado, y han dado lugar a infinidad de debates sobre qué quiso decir: muchos se asientan en la idea de la muerte como remedio para el mal (Esculapio era el Dios de la medicina y las curaciones), otros sobre la del sacrificio, mientras que para algunos fue una simple ironía.

Como sea, esos conceptos dotan de un sentido extra a la trama de la serie, ayudando a transitar el ineludible y sinuoso camino del protagonista.

El camino de Peter Lanzani

Lanzani se convierte en un doble riesgo: para la serie y para su propia carrera. Si bien desde hace un par de años lo podemos hallar en una diversidad de roles enorme (pareciese que no hay película argentina actual sin él), entregarle el complicado rol de un joven con acento misionero podría ser la piedra en el cuello de la producción. Y también para el actor era un riesgo tomar tal responsabilidad siendo que, vista la cantidad de trabajo que tiene, no tenía ninguna necesidad de asumirlo.

Lanzani sorprende para bien. La tonada de un campesino misionero (hay que subrayar la palabra campesino, no interpreta a un joven de ciudad, punto indispensable para entender que hable de esa manera) le sienta perfecto; el actor hace sentir realista algo fácilmente ridiculizable. Claro que aquí resulta fundamental la mano de Stagnaro al ubicar la cámara y sacar lo mejor del actor sin necesidad de largas peroratas que podrían hundir el conjunto. El trabajo director-actor es tan sobrio y elegante que apenas unas palabras, miradas, y la cámara en el lugar justo, logran trasladar toda la fragilidad de ese pibe que terminará entre lobos.

El resto del elenco apuntala correctamente: Eleonora Wexler, Andrea Rincón, Julieta Ortega y el propio Staltari, aunque hay que destacar el gran trabajo de Luis Luque, en un rol muy diferente al que acaba de brindar en la excelente El Jardín de Bronce de Pol-Ka y HBO.

[imdb]https://www.imdb.com/title/tt7077616/[/imdb]

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Conclusión

Con un apartado técnico sobresaliente, una musicalización que crea climas y hasta se pone al hombro secuencias completas, más un lenguaje soez repleto de improperios que no se sienten forzados (el tiempo pasó, ya no hace falta provocar como en el año 2000, y parecen entenderlo), el inicio de Un Gallo Para Esculapio promete y mucho. Se siente real, se respira tragedia y deja muchas ganas de ver más.

Nota de lectores3 Votos

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