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Alta Peli

Críticas

REVIEW: Killing Ground

Crítica realizada durante el BAFICI [19].

Una narración que sabe cuándo innovar y cuando no arreglar lo que no está roto.

Hay quienes dicen que ya no hay historias, que las contaron todas y que la originalidad no existe, al menos como un absoluto. La única carta que queda, el as en la manga, es el cómo, buscar una manera distinta. La premisa de Killing Ground no va ganar ni por asomo puntos por originalidad, pero lo que le falta en ese apartado lo compensa con creces con un modo peculiar de contar su historia.

Situación Límite

Ian y Samantha van de campamento para celebrar el año nuevo. En el mismo lugar donde acampan hace lo propio una familia (madre, padre, hija, y un bebé). La trama se complicará cuando la pareja se cruce con el bebé, sin rastro alguno de sus padres, y se encuentren en la mira de dos perturbados cazadores.

Killing Ground salta a la vista que es una típica historia de la verdadera naturaleza del ser humano expuesta durante una situación límite. Durante una gran parte del metraje, el guion hábilmente nos convence que la pareja y la familia comparten el mismo espacio, cuando de hecho se encuentran en tiempos separados. Esta duda sostiene la mitad del metraje, la cual también aprovechan para desarrollar las idiosincrasias de cada uno. Llegado este tiempo y aclarado el misterio, el ritmo narrativo pisa el acelerador hasta el fondo, de una forma clásica y dinámica, plagando a los protagonistas con un obstáculo detrás de otro.

La película cuenta con una sólidamente compuesta fotografía en cinemascope, valiéndose de un fluido trabajo en los movimientos de cámara. No obstante, es el montaje quien se lleva los lauros definitivos por sostener el suspenso, mantener el ritmo y, primordialmente por habernos hecho creer, casi mágicamente, que donde veíamos una narrativa lineal es en realidad una parcialmente fragmentada y con múltiples líneas narrativas.

El plantel de actores entrega decentes trabajos, pero los que destacan son Harriet Dyer, en el papel de Samantha y Aaron Gleane, como uno de los perturbados cazadores, que inspira todo el temor y la locura necesarias para dar forma a un antagonista creíble.

Conclusión

Killing Ground es una propuesta narrativa que compensa sabiamente su falta de originalidad con la hábil manipulación del cómo le llega la información al espectador. No obstante, tiene la suficiente inteligencia para no abusar del recurso y cuando se le acaban los cartuchos, elige contar un thriller que no da tregua, plagado de conflictos y que mantiene al espectador involucrado en la narrativa en todo momento. Esta última habilidad nunca es fácil de conseguir en una película, y por ello me hace decir que es altamente recomendable.

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