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Críticas

REVIEW: Kingsman: El Servicio Secreto

Una película que lo que carece en originalidad lo compensa en entretenimiento.

Gary “Eggsy” Unwin (Egerton) es reclutado por Kingsman, la misma agencia de espionaje ultra-secreta en la que sirvió su padre hasta el momento de su muerte. Mientras Valentine (Jackson), un magnate de la informática, amenaza al mundo con su nueva creación, Eggsy deberá completar su difícil entrenamiento y detenerlo con la ayuda de Galahad (Firth), su mentor, antes de que sea demasiado tarde.

Todos los hombres del Rey

KingsmanEl 2015 será el año de los espías en el cine. Kingsman, El Servicio Secreto es el primer estreno de una lista que incluye nuevas secuelas de Misión: Imposible y James Bond, como también la remake de la serie The Man from U.N.C.L.E. a cargo de Guy Ritchie, casualmente ex socio de Matthew Vaughn, responsable del film que aquí nos compete.

Si crecieron durante la década del 90, quizás recuerdan una serie de dibujos animados de corta duración llamada James Bond Jr.. Esta contaba las andanzas del sobrino del mítico 007, un joven que buscaba seguir los pasos de su tío y junto a jóvenes versiones de viejos conocidos (había algún familiar de Q por ahí) luchaba contra villanos que se asemejaban mucho a los de las viejas películas, pero con una vuelta de tuercas todavía más caricaturesca. Kingsman bien podría ser una versión de carne y hueso de aquella desaparecida serie de animación, ya que los puntos en común abundan. Pero en realidad está basada en el comic The Secret Service, publicado por Dave Gibbons y Mark Millar.

Vaughn demostró desde el comienzo cierta facilidad para moverse de un género a otro. Su carrera como director dio el puntapié inicial con la cinta de gansters Layer Cake, para luego pasar a un film de fantasía y aventuras como fue Stardust. Luego vendrían dos películas de superhéroes muy distintas entre sí: Kick-Ass (también basada en un comic escrito por Millar) y X-Men: First Class. Y es justamente esa rebeldía que le imprimió al cine de superhéroes con Kick-Ass la que traslada ahora al cine de espías. Cosa que termina por volver a Kingsman en un divertido entretenimiento tanto para los fanáticos de la intriga y como de la acción.

En Kingsman se quejan del rumbo que tomaron las películas de espías. “Ahora son muy serias”, coinciden los personajes del héroe (Colin Firth) y el villano (Samuel L. Jackson). Es por eso que la película vuelve el género a las raíces pero sin olvidar los tiempos en que vivimos. A si mismo es auto-consciente, permitiéndose desdoblar algunas reglas y regalándonos algunos giros en el guión que tomarán por sorpresa al espectador. Pero, en el fondo, Kingsman es una historia que ya vimos varios veces, desde el dibujo animado previamente mencionado hasta Alex Rider: Operación Stormbreaker. En ese sentido no so nos ofrece ninguna novedad, pero cual Stacy Malibú con nuevo sombrero, hay tantas secuencias de acción de extrema y gráfica violencia, filmadas con estilo y buen humor, que son suficientes para hacernos olvidar que Vaughn y compañía están navegando por aguas previamente exploradas.

Si bien hay mucho mérito del director en hacer funcionar de buena manera una historia conocida, quizás el mayor de sus aciertos está en el elenco que logró reunir. El joven Taron Egerton es Eggsy, el nuevo recluta de Kingsman. A través de él nos sumergimos en este mundo de espías del nuevo milenio que todavía mantiene algunas viejas costumbres. Harry Hart (a.k.a. Galahad) es su mentor y está interpretado por un Colin Firth como nunca antes vimos. No solo vuelve a demostrar sus buenos dotes para la comedia, ahora resulta que también puede hacer acción y sin perder clase. Samuel L. Jackson es Valentine, el villano de turno, y aunque su personaje nunca tiene el desarrollo que merece, hay unos cuantos detalles que lo vuelven muy divertido. Michael Caine y Mark Strong acompañan en papeles que irán ganando protagonismo con el correr de los minutos y, aunque correctos como siempre, al igual que sucede con Jackson, algo más de desarrollo (sobre todo en el caso de Caine) los hubiera beneficiado tanto como a la historia. Mención aparte para Mark “Luke Skywalker” Hamill, quien tiene una pequeña pero entretenida aparición.

Conclusión

Si bien en el fondo no es nada que no hayamos visto antes, Vaughn termina por entregarnos una muy divertida cinta de espías con una pizca de rebeldía, y quizás hasta un tanto subversiva. Logradas escenas de acción, buen humor y un elenco de primera linea deberían ser razones suficientes para disfrutar de esta película que lo que carece en originalidad lo compensa en entretenimiento.

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