La Casa del Mar en un pueblo chico con misterio grande. Crítica a continuación

Todos los medios hablan de Laura Ramos, no sólo por llevar varios días desaparecida sino principalmente porque al ser la nieta de un importante senador de la oposición todo el mundo está interesado en que el caso se resuelva lo más rápido posible. A cargo de ello, el inspector Pelazas la rastrea hasta Mar del Pinar, donde un llamado anónimo la ubica deambulando por la playa fuera de temporada.

En la misma ciudad Daniel lleva varios días refugiado tratando de trabajar en su próximo libro cuando dos de sus amigas llegan para pasar unos días de vacaciones. El dato de Pelazas demuestra ser cierto cuando el celular de la chica desaparecida se activa en dicha ciudad: las pesquisas llevan hasta la casa de la amiga de Daniel, haciendo que el inspector sospeche inmediatamente que él sabe mucho más de lo que admite, aunque no pueda estar seguro de su rol en la desaparición de Laura.

Con una estructura que el autor ya ensayó en Perfidia, el misterio de La Casa del Mar se desenreda progresivamente a lo largo de tres líneas temporales contadas en paralelo. El inspector es el principal narrador sobre la investigación en sí (mientras debe reportar sobre su accionar en el caso al ministro que evalúa su desempeño) y aunque para entonces ya conoce todos los detalles de la historia, es Daniel quien relata en primera persona lo que vivió los días previos a convertirse en sospechoso de la policía. En ambos casos, lo que cuentan no coincide exactamente con lo que vemos en sus recuerdos y muchas veces lo que insinúan en silencio es lo que realmente le da cuerpo a lo que están narrando.

Huellas en la arena de La Casa del Mar

La premisa del obsesivo investigador de ciudad que llega a un pueblo chico para resolver un caso por el que no tendría problema de poner en riesgo su vida privada o su carrera remite inmediatamente al pequeño pueblo costero de Broadchurch y a otras historias policiales extranjeras con las que no es difícil encontrar semejanzas en varios de sus códigos y personajes. Pero lo que por un lado suena a algo positivo también hace que la ficticia Mar del Pinar se sienta genérica, casi sin referencias que le den una personalidad local y que si fuera doblada en otro idioma podría suceder en cualquier otro sitio. Perdonando algunas situaciones y personajes que pueden sonar inverosímiles en nuestro contexto, La primera temporada de La Casa del Mar se sostiene con un guión sólido que se cierra en si mismo y casi todo sucede por razones que eventualmente se prueban creíbles. El nerviosismo de una empleada al descubrir a los investigadores, un insistente recorrido por la costa o la reticencia a llamar a la policía ante un robo pueden sonar forzados al principio, pero volviendo a ver el principio de la historia sabiendo como termina permite captar detalles que se habían pasado por alto, hacer una nueva interpretación y entender que esos personajes saben más que el público, por lo que en realidad están deslizando insinuaciones sobre datos que se nos revelarán en el futuro. Como en un buen policial, es difícil saber las verdaderas motivaciones de los involucrados y la falta de un fragmento hace que un mismo hecho pueda ser interpretado de otras formas sin estar seguro de cual es la correcta hasta que se consigan todas las piezas.

Uno de los logros sutiles que tiene La Casa del Mar es obligar a algunos personajes a expresarse en silencio. Después de ver su tic un par de veces, entendemos sin palabras lo que significa el ansioso gesto del detective escuchando su reloj o adonde viaja la mente de Daniel mientras juega con su anillo. Es una lástima que aunque algunos intérpretes de La Casa del Mar hacen un trabajo muy preciso en este sentido, otros no logran generar tanta empatía en el público quizás por no saber llenar esos espacios de silencio en el guión que sus colegas de más oficio supieron convertir en momentos de lucimiento.

Como ya había sucedido en la producción anterior del director, la realización de La Casa del Mar es contenida pero muy lograda en todos los aspectos visuales, por lo que si en algo se notan las limitaciones técnicas o de presupuesto es en la síntesis de personajes secundarios y escenarios que a veces parece un poco exagerada pero que se usa con astucia para reforzar la idea de soledad y aislamiento que se vive en la pequeña ciudad cuando el turismo la abandona. Ese tema parece ya no ser una limitación en los avances de la segunda temporada, donde no sólo se ven más personajes secundarios con caras conocidas sino también entornos poblados de gente y efectos especiales que en La Casa del Mar no sólo no estaban presentes sino que eran innecesarios salvo quizás para disimular que todas las escenas en la playa se hicieron varias veces hasta que les quedó como querían.

La Casa del Mar se encuentra disponible gratuitamente en la Plataforma Cont.Ar

[imdb]https://www.imdb.com/title/tt4900362/?ref_=fn_al_tt_2[/imdb]

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Conclusión

La Casa del Mar logra mantener la intriga a lo largo de toda su trama y casi ninguno de los necesarios giros para lograrlo suena forzado, dos puntos fundamentales para que un policial funcione y mantenga atrapado a su público. Juan Laplace está dando motivos para prestarle atención y de seguir en este camino de crecimiento tiene posibilidades de convertirse en un referente no sólo del género policial sino también de la ficción argentina.

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