Connect with us

Alta Peli

Críticas

Las 13 esposas de Wilson Fernández (REVIEW)

Las 13 esposas de Wilson Fernández es una sólida comedia que combina suspenso con absurdo.

Wilson Fernández es un hombre de apariencia frágil y asustadiza cuando se presenta en la puerta del Club Atlético Brillanté, buscando trabajo en la mañana previa a Nochebuena. No tiene más idea de dónde se está metiendo que el haber sido enviado por un amigo para reemplazar al antiguo pianista del club, por lo que el mundo en el que se interna lo impacta a cada paso. Detrás del portón no lo recibe un club poblado por los niños del barrio sino un antro donde una banda de barrrabravas narcotraficantes pretenden utilizar al equipo como fachada para la distribución de su producto.

Las 13 esposas de Wilson FernándezPor eso mismo su talento es requerido con urgencia: esa misma noche reciben a un importante representante de un cártel mexicano y el pianista habitual está atado en el altillo (con las manos rotas) acusado de tener una aventura con la mujer de Betty, el líder de la banda. Como el jefe quiere conocer a Wilson antes de dejarlo quedarse, lo sienta a su mesa para que le cuente lo más extraño que hubiera hecho en su vida: no sin reticencia Wilson confiesa que se casó legalmente trece veces, intrigando a los tres hombres mas importantes de la organización. A partir de ese momento los preparativos para la celebración de Nochebuena se intercalarán con cada una de las historias de las 13 esposas de Wilson Fernández, que Betty no querrá dejar de escuchar aunque para hacerlo tenga que postergar su trabajo.

Los primeros minutos de la serie presentan con eficacia a los personajes principales, la situación general y el espacio donde todo ocurre, con pequeños detalles (una mancha de sangre o los llamativos apodos de los protagonistas) anticipando un clima general con cierto grado de violencia pero -principalmente- con una buena dosis de humor absurdo que al principio parece demasiado incoherente pero, cuando algunas piezas caen en su lugar y las motivaciones de los personajes se hacen visibles, todo comienza a cobrar sentido: son fragmentos de una historia más grande que la simple acumulación de sus partes (como esa historia que es una reversión sin disimulo de Romeo y Julieta).

Cada capitulo gira alrededor de un relato sobre cada esposa de Wilson, siguiendo su agitada vida amorosa desde el final de la adolescencia con el regreso de la democracia. Se entrelaza la historia con imágenes de archivo de noticieros y programas de televisión que las ponen en contexto histórico, citando a los distintos y tumultuosos cambios políticos de los últimos treinta años con Mirtha Legrand como única constante entre tantas variables. Cada una de sus esposas representa una época y Wilson -en su búsqueda por entender de qué se trata el amor- se deja llevar para transformarse en lo que ellas quieren que sea, al menos por el tiempo que pasen juntos. De esa forma pudo pasar de ser un activista social en su juventud a enriquecerse trabajando en la aduana firmando papeles que nunca lee en los 90, o de unirse a una banda de rock gótico a tocar música folklórica chechena en una plaza. Wilson naturaliza estos cambios autodefiniéndose como un romántico empedernido con la autoestima por el piso, pero con el tiempo empieza a dar señales de que no está diciendo toda la verdad y que una historia puede reemplazar a la realidad si suficiente gente la cree.

Más de lo que parece

Wilson Fernández es mucho más que un simple pianista, es un bardo con el talento de capturar la atención con sus historias o su música y,  al igual que sus antepasados medievales, sabe que ese talento es tanto lo que lo mantiene con vida como lo que puede matarlo. Después de unas pocas historias, su público entiende algo elemental: Para casarse trece veces es necesario separarse doce y cada una de sus historias debe, necesariamente, terminar mal. Cuando Wilson se opone a esa idea afirmando que aún ama a todas sus ex esposas aunque ya no estén con él (porque todas contribuyeron a su vida de alguna manera) es uno de los primeros momentos en que sospechamos que las historias de Wilson no son inocentes ni simples representaciones de su pasado, sino que está evangelizando su visión alternativa del amor. Y eso es justamente lo que Betty está buscando para poder desenredar la difícil situación en la que se encuentra: es presionado por su banda intentando que mate a su pareja y al amante para no verse débil, pero tiene pocos deseos reales de hacerlo.

Ese es uno de los logros de Las 13 esposas de Wilson Fernández. En vez de quedarse en una simple secuencia de historias unitarias, cambia el eje gradualmente para poner en el centro la otra historia convirtiendo a los relatos de Wilson en una herramienta para producir cambios en los personajes que lo rodean. Todos los absurdos personajes que habitan el Brillanté tienen algún grado de profundidad y aristas que los hacen interesantes, pero después de conocer a Wilson pocos salen del último capítulo como entraron en el primero.

Las 13 esposas de Wilson Fernandez

Es justamente la gente que habita este mundo -no sólo en la fantasía del relato de Wilson sino en la realidad física que lo rodea- otro de los puntos fundamentales de la serie. Al construir personajes de una pregnancia tan fuerte desde el propio guión, las actuaciones y el diseño de arte, alcanza prácticamente con verlos para entender sus rasgos principales, logrando que (por mas delirantes que puedan resultar las aspiraciones sindicales de Churrasquito o las citas enciclopédicas de Salvat) resulten completamente coherentes y creíbles dentro de su contexto, garantizando que todo lo absurdo de la situación no se convierta nunca en ridículo. Es fácil olvidar por largos ratos que quienes están sentados a su misma mesa son asesinos y delincuentes porque, como los villanos reales, no hacen daño por diversión sino para alcanzar una meta: hasta que dejan de lado las máscaras de amigo para mostrar los amenazantes y peligrosos seres que guardan debajo, son simplemente un grupo de gente divirtiéndose como cualquiera.

En un apartado que las comedias suelen descuidar, Las 13 esposas de Wilson Fernández hace un esfuerzo particular en lo estético y visual. A pesar que algunas de las reconstrucciones de época se ven bastante superficiales y limitadas, en general alcanzan a capturar el espíritu que necesitan mostrar apoyándose en los montajes de videos de archivo. En el mismo sentido, aunque Mex Urtizberea parece nunca cambiar de edad a lo largo de los treinta años de historia, difícilmente Wilson Fernández podría tener otro rostro: el papel parece escrito especialmente para su interpretación. El trío que lo rodea no se queda atrás en ningún momento y están en un nivel bastante alto, pero algunos papeles secundarios -y varias de las esposas- están menos definidos, aunque al ser de duración acotada no llegan a hacer mella en el conjunto final.


[imdb]https://www.imdb.com/title/tt4568628/?ref_=fn_al_tt_1[/imdb]

¿Te gustó lo que leiste? Ayudanos a seguir creciendo! 
-

Invitame un café en cafecito.app

Las 13 esposas de Wilson Fernandez
Conclusión
A pesar de tener una premisa que puede sonar inocente o liviana, su combinación de humor negro, suspenso y algo de violencia la convierten en una serie adulta y atrapante que no debe ser vista como una sitcom inconexa sino como una gran historia continuada. Las 13 esposas de Wilson Fernández es de las mejores comedias argentinas en mucho tiempo.
Nota de lectores3 Votos
84
90
Total

1 Comment

1 Comment

  1. Pingback: La Noche Mágica | Crítica AP

Deja un comentario

More in Críticas

Trending

To Top