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Críticas

REVIEW: Los que aman, odian

Basada en la novela homónima de Silvina Ocampo y  Adolfo Bioy Casares, Los que aman, odian, segundo film de Alejandro Maci, es una apuesta arriesgada dentro del cine más comercial.

Un clásico ambiguo a la pantalla

crítica de los que aman, odian

Publicada originalmente en 1946, Los que aman, odian es una de las novelas más clásicas de la invaluable colección literaria El Séptimo Círculo, dirigida por los eternos socios y amigos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

Sin embargo, Los que aman, odian no es una novela más dentro de la colección. Su particularidad, entre otras cosas, radica en que sus autores son el propio Bioy Casares acompañando la pluma de su esposa Silvina Ocampo. Lo que dio como resultado un texto con aristas especiales.

Se han llevado varias veces los textos del autor de La guerra del cerdo al cine (pueden ver sus adaptaciones AQUÍ). También pudimos apreciar a Silvina Ocampo a través de las adaptaciones de Cornelia frente al espejo, y el cuento La Red en el film episódico Tres historias fantásticas. La posibilidad de Los que aman, odian es poder apreciar ambos estilos, diferentes, en medio de una producción importante, destinada a captar a las grandes audiencias.

Alejandro Maci (que ya había trabajado con textos de Ocampo en el telefilm Anillos de humo), se vuelve a colocar en la silla de director cinematográfico (tiene una amplia y talentosa carrera como director televisivo) tras exactamente veinte años, cuando retomó el proyecto sin concluir de su mentora María Luisa Bemberg, El impostor, para culminarlo. Por lo cual, el desafío era doble: volver al cine con una adaptación de tonos disímiles, habiendo pasado ya varios años.

Siendo así, el resultado es satisfactorio.

El hotel de las pasiones

El Doctor homeópata Enrique Hubermann (Guillermo Francella) llega a un hostal o petit hotel, perdido en medio de la arena de Bosque de Mar. Una playa solitaria, prácticamente deshabitada, en el que lo espera la dueña del lugar (Marilú Marini).

La idea es pasar una temporada de descanso, pero en el hotel también están hospedados Mary (Luisana Lopilato) y su hermana Emilia (Justina Bustos), junto a su cuñado (Juan Minujín), el albaceas (Mario Alarcón), y otro huésped recurrente adicto a los juegos de cartas  solitarios (Gonzalo Urtizberea); además del pequeño ayudante del hotel.

Todo transcurriría con relativa normalidad, de no ser por la avasallante personalidad de Mary, una mujer que gusta de gustar, que vive en permanente seducción, y no está dispuesta a abandonar esa posición.

Mary enamora a todos los hombres, creando un clima adverso entre personajes que se conocen de frecuentar siempre el mismo hotel, como si fuesen vecinos de temporada.

Bosque de Mar se encuentra azotado por las tormentas implacables que trasladan los médanos, y llenan de arena cada rincón. No atraen lluvias, pero sí vientos que levantan tempestades.

Hubermann quizás fue al lugar para olvidarse de Mary, su gran pasión; quizás fue sabiendo que ella iba a estar. Pero ella no descansa, lo seduce, y también juega a espaldas de su hermana como si nada ni nadie importase, lo cual terminará acarreando consecuencias, como esas tormentas que desplazan los tumultos.

Dos películas en una

Alejandro Maci, acompañado en el guion por Esther Feldman (colaboradores habituales en televisión), se toman ciertas libertades respecto del material original. Así, un hecho que en la novela es fundamental para inscribirla en el género, aquí será presentado como una vuelta de tuerca, importante para cerrar la historia pero que de expresarla en este texto sería casi un spoiler gratuito.

Los que aman, odian claramente presenta dos partes diferenciadas. El primer tramo está conformado por dramas de alcoba, sufrimientos de amor, y posturas de clase; allí los personajes desarrollan sus pasiones y deseos, expresándose como en una novela de Tennessee Williams. Luego se da lugar a un hecho que cambia su clima, que en la película se ve mucho más inesperado que en la novela, y en el que se notará más la presencia de Bioy Casares.

Maci y Feldman le otorgan preponderancia a esa primera parte, apostando a inyectarle ritmo cuando ya pareciera que nada más puede pasar, durante el segundo tramo.

Esta segunda parte -que no es su mitad- queda algo acotada y dependiente de lo anterior. En la adaptación, Ocampo le gana terreno a su esposo.

La película cuenta con una puesta cuidada, prolija, sumada a una gran reconstrucción de época y clase que por momentos nos hace pensar estar viendo uno de esos refinados dramas de François Ozon. La apuesta desde lo estético, fotográfico, y hasta la suave banda sonora, es ganadora. El esfuerzo de producción se hace ver, y resulta en una propuesta con muchos riesgos, para nada típica en nuestro cine actual.

Guillermo Francella sigue apostando a despegarse de su rol de comediante y su labor es correcta, aunque pierde protagonismo frente al resto de los personajes, todos en un tono justo y logrado (notando que siempre es un lujo ver a Marilú Marini).

Quien brilla es Luisana Lopilato, que decide despegarse definitivamente de los protagónicos de tiras juveniles, y lo hace con convicción. Mary pudo tener otros rostros, pero en el suyo tiene algo especial de seducción pícara y discreta, de secreto. Su interpretación es más que correcta, está en los gestos y en el decir. La cámara lo sabe y la sigue, le otorga planos de extrema belleza.

Conclusión

Los que aman, odian es una propuesta diferente para la filmografía actual. Una película que apuesta al clásico, a una contrucción de época de clase social elevada típica de las reflejadas por los autores originales. El resultado, aunque algo desbalanceado, no deja de ser correcto en su puesta y en las interpretaciones que presentaban también un desafío actoral. Un paso firme y refinado.

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