REVIEW: Narcos Temporada 3

Pablo Escobar está muerto, pero el negocio de la cocaína está más vivo que nunca en Narcos Temporada 3.

Narcos Temporada 3 sigue la lucha incansable del agente Javier Peña (Pedro Pascal) contra el Cartel de Cali, el cual, luego de la muerte de Escobar, se convirtió en la organización criminal más poderosa dedicada al trafico de cocaína.

¿Muerto el perro, se acaba la rabia?

Si bien la metodología implementada por este nuevo imperio dista mucho de la utilizada por el temible cartel de Medellín, esto no los convierte en adversarios menos peligrosos. A sabiendas de los problemas que le trajo la sobreexposición y la permanente confrontación a su predecesor, Gilberto Rodrígez Orejuela (Damián Alcázar) y sus secuaces mantienen un perfil muy bajo. Tienen todo organizado de tal manera que su existencia no atenta contra los intereses de ninguno de los altos poderes de la sociedad colombiana.

Apodados por la CIA como la KGB de Cali, el cartel tiene sus redes desplegadas por toda la ciudad. Las fuerzas de seguridad, los más influyentes miembros del gobierno y hasta los servicios de telefonía le pertenecen, por lo que no necesitan llevar a cabo violentos asesinatos a sangre fría, ni mortales actos terroristas para sostener su negocio. Incluso tienen un trato muy pacífico con la competencia ya que, en vez de intentar eliminarlos, comparten con ellos parte de los frutos de su trabajo.

Sin embargo, este retorcido escenario armonioso se viene abajo cuando el agente Peña se revela contra el sistema cómplice y corrupto, decidiendo salir a cazar a los capos del Cartel.

Una en un millón

Narcos Temporada 3 deja en claro que estamos ante una de las mejores producciones de Netflix. Una vez más, Chris Brancato, Doug Miro y Carlo Bernard, demuestran que puede construirse un relato atrapante, inteligente y original, aun usando como base hechos reales de público conocimiento y trabajando una temática super explotada (sin ir mas lejos, mismo en Netflix hay una enorme cantidad títulos, en apariencia similares, que tratan sobre el narcotráfico).

En esta oportunidad, el guion divide la trama en dos lineas argumentales bien marcadas: por un lado tenemos al agente Peña, que lucha empecinadamente contra el sistema (al mejor estilo Jimmy Mcnulty de The Wire) para lograr que los narcotraficantes reciban el castigo que realmente merecen por sus crímenes, y no se salgan con la suya extorsionando al estado. Por otro lado, tenemos el conflicto que se desata entre los jefes de las distintas organizaciones criminales de la región (y también entre los mismos socios del Cartel de Cali), cuando Gilberto Rodriguez anuncia que ha hecho un pacto con las autoridades para entregarse y legalizar sus negocios.

Ambas lineas argumentales introducen nuevos e interesantes personajes a la historia. Por el lado de los buenos, dos jóvenes y entusiastas agentes de la DEA acompañan a Peña en su difícil lucha contra el poder, Chris Feistl (Michael Stahl-David) y Daniel Van Ness (Matt Whelan). En cuanto a los “chicos malos”, a los tres socios del Cartel de Cali que ya conocíamos  -Gilberto Rodríguez, Pacho Herrera (Alberto Ammann) y Miguel Rodríguez (Francisco Denis)- se le suma el carismático Chepe Santacruz (Pêpê Rapazote). También conocemos al jefe de seguridad de esta organización: Jorge Salcedo (Matias Varela), personaje esencial para el devenir de la historia. Señor lector, si a usted le generan dudas estos nuevos villanos, déjeme decirle que el guion hace un excelente trabajo sentando las bases de los personajes, y su posterior desarrollo es tan rico y profundo que en ningún momento se siente la ausencia de Pablo Escobar.

Otro rasgo a destacar del guion es la manera en que construye un in crescendo de violencia espectacular, que permite dividir la temporada en dos momentos: una primera mitad donde reina el suspenso y se logran muy buenos climas de tensión (reflejando de alguna manera el bajo perfil del Cartel), y una segunda mitad en la que todo se va al diablo y la intensidad de los acontecimientos alcanza picos altísimos, donde somos testigos de escenas brutales. Durante los últimos cuatro episodios se producen una serie de ingeniosos giros que desembocan en situaciones que dejan sin aliento. La dirección acompaña de forma magistral y mantiene el estilo Scorseseano de José Padilha (productor ejecutivo y director de buena parte de la primera temporada) que se convirtió en marca registrada de este proyecto.

En cuanto a las actuaciones, todo el elenco hace un trabajo muy correcto. Me gustaron particularmente las labores de Pedro Pascal, del Argentino Alberto Ammann -que da vida a uno de los personajes más provocativos y complejos- y sobre todo la del actor sueco Matias Varela.

[imdb]https://www.imdb.com/title/tt2707408/?ref_=nv_sr_1[/imdb]

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Conclusión

Narcos temporada 3 mantiene el equilibrio perfecto, logrando satisfacer tanto a aquellos que solo buscan puro entretenimiento adictivo y comercial, propio de Netflix, como también a quienes gustan de las series que presentan un mayor compromiso artístico y narrativo.

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