Críticas
REVIEW: Nerve – Un juego sin reglas
Emma Roberts y Dave Franco protagonizan Nerve: un juego sin reglas, adaptación cinematográfica de la novela para jovenes-adultos escrita por Jeanne Ryan
El sueño humedo de un Millenial
Hay ciertas películas que son recordadas como un producto característico de su tiempo y cada década tiene su ejemplo particular. No podemos ver Tron o Ciencia Loca sin pensar en los ochentas como no podemos ver Hackers o Generacion X sin pensar en los noventas. Bueno, en mi opinión, a Nerve le depara el mismo destino. Si alguien en veinte años le agarra la nostalgia y desempolva su Blu-ray (?) de este film no podrá evitar exclamar “pero que peli más millenial, pordió!”. El film es un compendió de modas y tecnologías actuales: smartphones, redes sociales, realidad aumentada, dark web, luces de neón, música pseudo rock/pop, vestimenta hipster (si es que no pasaron de moda todavía) y lo más paradójico: nostalgia noventera (!). Sí, la gente de marketing hizo muy bien su trabajo y al menos tienen en claro cual es la franja etarea a la que tienen que vender este producto.
Emociones baratas
A ver, la idea de un juego de apuestas que se va de las manos ya se había visto anteriormente y de manera mucho más lograda y divertida en la genial Cheap Thrills. En aquella oportunidad los guionistas tuvieron la creatividad (y la mala leche) suficiente para generar desafíos que rebasan cualquier tipo de limite moral. Aquí, al tener la restricción de un estudio hollywoodense y su lógico rating para mayores de 13, las consignas del juego nunca llegan a ser un verdadero peligro para los participantes, sobre todo porque tienen la opción clara de no hacerlo. Es decir, ellos deciden si llevar acabo los retos predispuestos, no están en un callejón sin salida donde inevitablemente deben poner en riesgo sus vidas (o la de los demás). Básicamente, los participantes son unos estúpidos.
Por otro lado, el film quiere subrayar todo el tiempo una moraleja sobre el voyeurismo y la irresponsabilidad actual en las redes sociales pero se queda en una superficie tan obvia y simplista que hubiera sido mejor que directamente dejarán afuera esa intención. El resultado es un versión vacía y más berreta de Black Mirror, un capítulo largo de la serie con personajes idiotas y un final feliz. Pero bueno, al igual que el Candy Crush o el Harlem Shake, el film pasa lo suficientemente rápido para que no tengamos que volverlo a recordarla hasta por lo menos veinte años cuando nos pongamos románticos con esta década.
Conclusión
Nerve: un juego sin reglas es un conglomerado de ideas desperdiciadas y de dudosa ejecución para el deleite del youtuber contemporáneo. Only for millenials.