Connect with us

Alta Peli

Críticas

Sapos (REVIEW)

El nuevo ¿documental? de Baltazar Tokman, Sapos, indaga sobre los legados y las imposiciones culturales a través de una figura controversial que le permite abrirse a mucho más

Crítica realizada durante BAFICI 21

Nada es lo que parece

Generalmente se asocial al género documental con la verdad, lo testimonial. A diferencia de un trabajo de ficción, el documental parecería tener como idea captar una realidad frente a las cámaras para naturalizarla.

Claro, los menos cinéfilos es probable que no sepan que en documental también hay un guion, que hay un armado, y que en definitiva la realidad puede ser un ejercicio que se construye con la lente del realizador.

Baltazar Tokman es una de las pruebas más cabales de esto. Seis películas documentales anteriores nos vienen planteando que lo real es algo flexible, que el director le puede “dar un empujoncito”.

En su inmediatamente anterior Buscando a Myu un protagonista semi ficcional asumía el rol de documentador de sus vivencias y las de su hija frente a la creación de un amigo imaginario. La esposa de este, en determinado momento, le planteaba manipular determinadas circunstancias para llegar a lo que él quería plasmar.

En Casa Coraggio, sí, la familia existe, los personajes son lo que son en la vida real, pero también había una historia de semi ficción que propiciaba el encuentro y nos permitía conocer un poco más de la historia de los Coraggio y sus vínculos.

Para su séptima propuesta, Sapos, Tokman, sin decírnoslo vuelve a manipular la realidad, crea determinados contextos de ficción para presentarnos la irrefutable realidad de un grupo de personajes tan heterodoxo como unidos por un punto en común: no están siendo lo que quieren ser, necesitan transformarse. Quizás como lo que sucede con los films de Tokman, son documentales que necesitan pasar hacia algo más para alcanzar la peculiaridad.

Transmutación

¿Cuál es límite de la pasión por la investigación profesional? Durante 2015 y 2016, el biólogo Fernando Ventura llevó adelante un trabajo que consistía en manipular el ADN de los anfibios para alterar la mutación de renacuajos a sapos/ranas.

Pero no se quedó ahí, de manera ilegal realizó un proyecto experimental que consistía en formar un grupo humano a los que utilizó como conejillos de india inyectándoles ADN con la finalidad de que ellos mismos realicen su propia transmutación.

No, no se trata de hacer que humanos se transformen en anfibios, es en definitiva algo mucho más terrenal.

Pedro Juliá, Vanina Slatiner, Alejandro Mono y Daniela Ferreyra, a simple vista son personas que nada tienen que ver entre sí. Sin embargo, comparten algo. Los cuatro están marcados por traumas que significan barreras en sus vidas, circunstancias que no los dejan liberarse como quisieran para vivir a pleno. Algunas parecieran más físicas, pero todas redundan en lo emocional ¿y qué son las emociones sino algo mental que puede trazarse mediante una cadena de moléculas?

Personas que no se sienten cómodas con su cuerpo marcado por un sexo ajeno, otra que quisiera que su biología le responda de otra manera para cumplir con un legado, otro que busca ser alguien más aunque sea una ficción para escapar del legado, y aquel que busca el afecto o atención para curar el abandono de un modo muy llamativo.

Tokman no indaga en los aspectos científicos. Sapos no es un documental sobre divulgación teórica; y acá es donde no importa si todo es una realidad o si hay un armado fuerte de ficción. Al realizador de I am MAD le interesan las personas detrás de los especímenes. Por supuesto, el propio Ventura se utilizará como conejillo buscando mutar su propio trauma.

Ser algo más

En 1987, el mítico programa de Canal 13 La aventura del hombre emitió un especial titulado La era del ñandú. En él se contaba de un modo muy fidedigno el furor que causó durante la época del peronismo un supuesto descubrimiento que permitía la juventud eterna mediante glándulas del ñandú. Descubrimiento que trajo muchas conspiraciones y que terminó sucumbiendo frente a la nueva ola de los aros del hula-hula.

¿Cómo, no se acuerda del éxito de las glándulas del ñandú? Quizás sea porque todo es una ficción dirigida por Carlos Sorín. Pero el armado de La era del ñandú era tan fiel, prolijo, y realista, que durante todo su metraje nos hacía dudar si lo que estábamos viendo no era real, y si realmente todo fue tapado por una gran conspiración.

La era del ñandú hizo historia en la filmografía argentina como ejemplo de la construcción de una realidad, algo similar a lo que hizo Orson Welles con su Guerra de los mundos radial. Al día de hoy sigue siendo objeto de estudio en las escuelas y facultades de periodismo.

Sapos traza un camino sino igual, similar. A diferencia de La era del ñandú en la obra de Tokman hay una base real, los personajes son reales. Pero también es evidente que hay un armado ficcional alrededor de ellos y en las otras entrevistas, para revestir al asunto de un halo de misterio e intriga que lo hacen interesantísimo.

Sapos parte de una entrevista que le hacen al biólogo en la televisión alemana, y ya sabemos que algo sucedió. El biólogo tiene problemas con la legalidad por haber llevado su investigación demasiado lejos.

A partir de esto conoceremos su historia personal, con entrevistas a sus hermanos, a sus colegas (y algo más), y a los alemanes que financiaron su trabajo. Por supuesto, también estarán los objetos de estudio, los mencionados.

Tokman se basa en material de archivo personal de los cinco, en entrevistas, y en algunas ¿recreaciones?, o como sea. Su lente, como siempre, es curiosa, juega con los colores, los sonidos, los encuadres, los fundidos, las percepciones, con mostrar lo que se quiere y ocultar disimuladamente. Nos presenta la información paulatinamente, y así capta nuestra atención como en el mayor de los misterios a resolver. Hay un gran uso de la narración visual y sonora, más allá de un guion sólido.

Personas

Sapos plantea todo tipo de cuestiones referidas a los cambios. Habla de los mandatos socioculturales y familiares, aborda cuestiones de género, nos indaga sobre el peso de la historia personal, y juega con nuestra percepción. Es un trabajo íntimo, personalísimo y a la vez universal, que puede ser visto desde diferentes ópticas, y en todas resulta puramente magnético. Es fuertemente emocional y emotiva. Tokman se encarga de que empaticemos y nos encariñemos con sus criaturas en medio del misterio y la extrañeza de ese mundo particular. La calidez de las personas y sus historias de superación invaden lo turbio de la ilegalidad científica. Lo humano por sobre lo teórico.

Sapos es un trabajo sobre las singularidades, con un mensaje a favor de la búsqueda de liberarse para ser uno mismo, rompiendo las barreras; algo que Tokman logró hace rato con su filmografía. Un ¿documentalista? único, que manipula las formas y las fórmulas, y al que no le importa “lo que debe ser”. Toda su obra, sin lugar a dudas, es algo de enorme valor.

¿Te gustó lo que leiste? Ayudanos a seguir creciendo! 
-

Sapos
Conclusión
Mediante la investigación de un experimento sobre el ADN anfibio en humanos para lograr su mutación, Baltazar Tokman logra en Sapos un documental con mucho de ficción, tan magnético como emotivo. Un película personal y universal.
Nota de lectores0 Votos
0
90
Total

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

More in Críticas

Trending

To Top
Salir de la versión móvil