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Críticas

REVIEW: Stranger Things 2

La secuela de la serie revelación de 2016, la continuación del show furor de Netflix. Stranger Things 2 llegó para revalidar sus títulos, ¿lo habrá logrado?

Olvidemos por un rato la innecesaria sobre-exposición a la que Netflix nos expuso hace un año cuando su serie se convirtió en un inesperado éxito. Dejemos pasar que vimos a estos niños hasta en la sopa, llevándonos a cierto cansancio con un producto inicialmente correctísimo. Olvidemos el contexto y centrémonos en lo que realmente importa: la serie en sí misma.

Stranger Things 2: los 80 siguen vivos

La primera temporada de Stranger Things sorprendió para bien (lean nuestra REVIEW de ese momento, ACA) con su cúmulo de referencias a la cultura de los años 80, más una historia adictiva que nos transformó en niños disfrutando -cual aventura de Los Goonies– la historia de Eleven, Dustin, Will, Mike y Lucas. Nadie esperaba semejante fenómeno, y lo que podría haber terminado allí se vio obligado a una secuela que ni los creadores, los hermanos Duffer, tenían en sus planes (han comentado que en sus mentes la idea era una antología). Pero esto es un negocio y la continuación debía realizarse. Nuestros miedos surgieron casi de inmediato: ¿serían capaces de mantener la magia ya sin el efecto sorpresa?

Stranger Things 2 nos ubica casi un año después de los acontecimientos de la primera temporada. Con la noche de Halloween de 1984 como excusa para seguir bombardeando con ochentosas referencias cinematográficas y televisivas, la vida en Hawkins ha seguido su curso y los protagonistas se ven marcados por lo siniestro que experimentaron.

La nostalgia por lo vivido, por las pérdidas y el sufrimiento, empapan los dos primeros capítulos que suenan a simple introducción. La trama (que explotará episodios después) se cuece a paso lento. Podríamos caer en el facilismo del “no pasa nada”, pero (si bien es realidad que pasa poco), se van sentando las bases de lo que viene sin desperdiciar ni un segundo en regalar homenajes, creando suspenso, y aprovechando lo mejor que tienen: un elenco con un carisma pocas veces visto.

El fan service (amén de esa inentendible obsesión por Barb) sirve para aguantar el dudoso comienzo, un inicio que quizás podría ser imperdonable en una serie tradicional, donde hay que esperar una semana para ver cómo sigue (¿se imaginan cómo destruiríamos a una serie esperadísima que durante dos capítulos, dos semanas, no entregue todo lo que prometía?). Pero aquí el método binge-watching de Netflix hace que lo dejemos pasar. No podemos resistirnos a seguir sin saber qué fue de nuestra pandilla preferida.

Los aciertos

La espera valió la pena principalmente porque los Duffer han sabido mantener la esencia, la fuerte identidad propia lograda a base de homenajes (aunque suene contradictorio aquí lo han hecho posible). Bastan un par de planos para saber que estamos ante Stranger Things: son pocas las series que logran eso, una marca personal tan fuerte y poderosa que no requiere de demasiado esfuerzo para convencer a su público. No les hace falta renovarse por completo y dar otra cosa, nadie se lo exige. Simplemente acomodar sus jugadores es la fórmula para volver a salir airosos: los Duffer reparten hábilmente el protagonismo, creando alianzas más que acertadas entre el heterogéneo grupo de personajes.

No intentan “romper todo” ni engrandecer pomposamente la trama. Van a lo seguro: aprovechan esos seres tan bien delineados que ya conocemos, mantienen el foco en ellos y los hacen crecer. La relación de Hooper (David Harbour) con Eleven es simplemente hermosa, el triángulo adolescente sigue funcionando y, cuando ya no da para más, lo rompen y juntan a Steve (notoria labor de Joe Keery) con Dustin, unir a Joyce (Winona Ryder) con Bob (Sean Astin, un homenaje a los 80 con su sola presencia) suena correcto.

Las líneas a lo Gremlins, Alien (y nada mejor para acentuar el parecido que traer a Paul Reiser) o Jurassik Park (aunque sea de los 90 tiene todo para calzar a la perfección en la mitología de la serie), atrapan y se adhieren bien al show sin caer en la imitación.

Tal vez la introducción de nuevos personajes es lo que más le cuesta a Stranger Things 2. Max (Sadie Sink) se acopla bien a la trama, aunque lo de su hermano Billy (Dacre Montgomery) suena más a homenaje metido con calzador (imposible no ver en él al Rob Lowe) que a necesidad de la historia. Esto lleva a que por bastantes momentos nos enfrentemos al fantasma del “relleno”, haciendo tambalear parte de lo que tan bien venían construyendo. Es aquí donde vamos al episodio 7.

Tenemos que hablar de capítulo 7

El episodio dedicado a Eleven, conectado a la escena inicial del primer capítulo, que nos colocó ante la “hermana” de Once. No llego a discernir si lo que se nos contó es importante trazando lineas para la temporada 3, si fue solo un intento fallido y extenso para que Eleven entienda quiénes son importantes en su vida (en este caso: ella ya lo sabia, no necesitaba una hora entera para darse cuenta), o si fue un mero capricho de los creadores para lookear a Millie Bobby Brown como una auténtica baddas.

Los episodios de ruptura funcionan si en su desconexión aportan algo al conjunto de la temporada, si llevan a revelaciones, a cambios de actitud necesarios de los personajes, o si logran que el espectador abra los ojos a algo más. Este The Lost Sister, sea por el cambio de escenario o porque a esa altura de la temporada lo importante pasaba por otro lado, desentona, actúa como un parche del que solo zafan por el cariño que le tenemos al personaje.

Will

El personaje de Noah Schnapp fue el disparador de la temporada 1. Su rápida desaparición no le dio tiempo para ganarse el lugar que sus compañeros consiguieron ante la inmensa comunidad de fanáticos. Para esta segunda temporada, en un movimiento arriesgado justamente por esa falta de popularidad del niño, el protagonismo cae en gran parte sobre él. Will y los ecos de su paso por el Upside Down se apoderan en buena medida de Stranger Things 2: Schnapp demuestra que está a la altura del desafio, hasta opacando y corriendo del eje al resto de la banda.

Juega un papel fundamental, él es la historia y hace que los demás queden a disposición de sus idas y vueltas. Esto podría haber derivado en un desastre, pero la habilidad del joven actor saltea todos los obstáculos.


[imdb]https://www.imdb.com/title/tt4574334/[/imdb]

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Conclusión
Stranger Things 2 no es perfecta, es innegable, pero es explosiva a la hora de enganchar y dar entretenimiento puro, de generar empatía con sus seres, de usar la nostalgia para convertir al espectador en un niño más tratando de develar los secretos que nos tienen preparados. Su difícil misión de tener que atrapar a todos los rangos de público, al niño, al adolescente y al adulto (que a fin de cuentas no estamos ante una serie de David Simon ni una de Disney Channel), la aprueban con el ingenio de los realizadores para mantenernos expectantes y preocupados por los personajes y, sobre todo, gracias a un elenco donde cada uno, desde el mayor hasta el más pequeño secundario (¡Nerd!), calzan a la perfección. La magia, pese a algunos trastabilleos, sigue ahí.
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