Críticas
The Umbrella Academy (REVIEW)
Una serie que daba para más. The Umbrella Academy resulta superficial, incluso para los estándares del vapuleado género.
Los fans de los superhéroes están de parabienes, con producciones que se multiplican y aparecen de abajo de las piedras. En ese panorama abarrotado solo queda una opción: destacarse, entregar algo diferente al resto para no ser solo “una de superhéroes más”. The Umbrella Academy desaprovecha miles de oportunidades a lo largo de sus (extensísimos) 10 episodios, llegando justamente a ese resultado: un producto que se deja ver, pero completamente olvidable pasadas unas horas de su visionado.
El club de los Siete
Cuando vuelvan a juntarse los 7 (6 físicamente más uno de forma “espiritual”) se encontrarán ante una misión inesperada: salvar al mundo de un apocalipsis inminente. Los poderes de cada uno (o de casi todos, porque 7 –Ellen Page– no tiene ninguna habilidad, silencio de spoiler mediante) serán puestos a prueba y deberán trabajar juntos salvando esas distancias que los separaron al crecer.
En esas líneas tenemos material suficiente para disparar hacia varios lados, una interesante (pero poco original) cruza entre X-Men y Harry Potter con el clásico drama familiar de heridas de la infancia y padres tortuosos. Sumémosle un mono que habla y una madre robot. ¡The Umbrella Academy no puede fallar!
Pero falla.
¡Pero qué buen soundtrack!
Visualmente la serie es un prodigio acorde a lo que acostumbra Netflix y su dinero. Aunque por pequeños momentos los efectos visuales patinan y dudamos de si en realidad estamos ante una serie de la cadena Syfy, lo perdonamos pues siguen estando por encima de la media. Ahora, lo que en realidad no termina de cuajar es la falta de sorpresa y los giros que se ven venir a años luz. Al menos para cualquiera que tenga unas cuantas (y no obligatoriamente buenas) series y películas encima.
La falta de un villano se siente. Porque “los malos” de The Umbrella Academy son tan sosos y faltos de carisma que ni debiéramos calificarlos como tal. Esa ausencia lleva a que solo nos quede un grupo de muchachos sin química entre ellos, algo que entenderíamos bajo el concepto de “se están reencontrando” pero que aquí suena más a una falta de desarrollo que genere la necesaria empatía. Sí, hay un intento de querer desarrollar cada personaje, pero no logran hacerlos crecer pues nada de lo que les pasa es realmente interesante.
Así tenemos a Alison (Emmy Raver-Lampman), quien usó sus poderes para ser famosa, pero esa fama se siente forzada e innecesaria; Klauss (Robert Sheehan), adicto que puede hablar con los muertos, personaje que podría ser irreverente y diferente al resto pero que resulta una burda copia del Nathan Young que el propio Sheehan interpretara en Misfits, llevándolo a escenas que parecen querer “cumplir con la cuota de modernidad” gracias a un romance gay que no lleva a ningún lado; Luther (Tom Hooper), el supuesto líder, a quien su cuerpo monstruoso y su ermitañez por haber vivido aislado en la Luna, lo llevan a ser básicamente insoportable; Diego (David Castañeda) que va por la vida con su habilidad poco clara de ser experto lanzador de cuchillos, sin identidad propia y como una versión barata de Daredevil o Arrow; 5 (Aidan Gallagher) es tal vez el que más oportunidades tiene de lucirse con sus aventuras a través del tiempo y por ser un adulto atrapado en el cuerpo de un niño, pero acaba siendo algo tan aislado del resto de los hermanos que sus intervenciones parecen propias de otra serie. Y finalmente nos queda Vanya (una desaprovechadísima Ellen Page), la chica sin poderes de la familia, enrollada en un romance que no exige tener mucho bagage encima para darse cuenta todo lo que se viene alrededor de ella.
La carencia de ritmo entre los largos palabreríos y las clásicas escenas de acción, se ve beneficiada por un elemento fundamental: el soundtrack. No solo me refiero a la elección de canciones que deben haber costado la fortuna que se ahorraron en guionistas (¿qué secuencia no levanta si de fondo tenés a Queen, Radiohead o a The Turtles con Happy Together?, por citar solo algunos). Más allá de la brillante selección musical, Jeff Russo hace magia con una banda sonora que realza cada escena y nos envuelve, llevándonos a creer que lo que vemos realmente es interesante. Russo completa un presente formidable (es el responsable de bandas sonoras como las de Fargo, Legion y Counterpart, entre otras) elevando la serie a una categoría que de ninguna manera alcanzaría sin ella.
La Liga de los inadaptados
Si por separado cada historia resulta irrelevante, junta la cosa no mejora. Son pocos los momentos en que podemos sentirlos como un grupo de héroes que puedan soportar el peso de una trama apocalíptica tan poco inspirada como vaga y mil veces vista (sin ir más lejos, ya tuvimos algo similar en Héroes, cuando en sus comienzos era buena).
Rescatemos algo de The Umbrella Academy: hay destellos de creatividad que evitan la fatiga y permiten seguir adelante. La oscura melancolía con la que los jóvenes enfrentan los daños psicológicos de su dura forma de criarse, logra que les demos chances, aunque en el fondo sepamos que esto ya lo vimos en otros lados.
El final puede que salve la jugada, pero no culpo a nadie si no puede llegar hasta él. Es que en el camino hay rellenos imposibles que acaban por dinamitar el interés ante algunas buenas ideas: innegable que la dupla formada por Cameron Britton (a quien ya halagamos por su trabajo en Mindhunter) y Mary J. Blige comienza iluminada, acabando en un tedio estirado ante el cual mejor aprovechar para ir al baño sin poner pausa.
El misterio de por qué tienen superpoderes, naciendo de mujeres alrededor del mundo que hasta un segundo antes de parir no estaban embarazadas, queda demasiado en el aire, algo imperdonable aunque intencionalmente (y erróneamente en una historia de origen) se lo deben haber guardado para temporadas posteriores.
[imdb]https://www.imdb.com/title/tt1312171/[/imdb]
