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Críticas

REVIEW: Tully

Tercera colaboración de Jason Reitman y Diablo Cody. Charlize Theron es una madre desesperada cuyas súplicas son respondidas por una niñera nocturna interpretada por Mackenzie Davis.

Cody y Reitman ya nos habían traído Juno y Young adults, esta última también protagonizada por Charlize Theron. En Tully, la actriz sudafricana hará además las veces de productora, sin descuidar su gran trabajo interpretativo.

La película presenta a Marlo, una cansada y embarazada madre de dos (que pronto serán tres), quien lucha con la difícil realidad de la maternidad, entregando una mirada aguda, entretenida y diferente del embarazo y algunos de los desafíos que lo rodean. Tully es un film nítido sobre las pruebas a las que te enfrenta la maternidad y la posibilidad de perderte una vez que comienzas a vivir para alguien más.

Marlo está cerca de los 40, tiene una hija de ocho, Sarah, que acaba de llegar a esa edad en la que los niños comienzan a dudar de sí mismos;  un hijo de cinco, Jonah, que se cree que tiene algún tipo de problema (no paran de decirle Corky, en el sentido de poco convencional), y  puede ser expulsado del jardín de infantes. Marlo transita el noveno mes de un embarazo aparentemente no buscado. Su marido (Ron Livingston) vive ocupado con viajes laborales y juegos de Playstation, así que al llegar la nueva bebé, Mia, pareciera que la situación finalmente la rebasará. Su hermano rico (Mark Duplass) le ofrece un regalo/solución: los servicios de una niñera nocturna. Marlo es reacia a aceptarla, pero solo le tomará un encadenado de escenas diarias de la vida junto a un recién nacido (teta, pañal, sacaleche, sueño, y volver a empezar), para darse cuenta de cuán desesperadamente necesitaba la ayuda.

Ella es Tully

Y allí es donde hará su aparición Tully (Mackenzie Davis), la Mary Poppins no mágica de los millenials. Tully es la salvación. Tully es la niñera adorable, joven, delgada y a la moda. Tully está allí para cuidar de todos, y también para recordarle a Marlo la mujer que solía ser.

Tully es un libro de datos curiosos para niños impopulares, según la califica Marlo. Te cae bien desde su primera escena, la querés de amiga. Es como un ángel guardián que además de cuidar a la beba de noche limpia la casa, hace cupcakes.

La llegada de la niñera hace que Marlo se convierta en un ama de casa perfecta. De repente hay sonrisas, comidas caseras, y niños desconcertados de ver a mamá con maquillaje (unas escenas antes Sarah había preguntado a su madre sorprendida qué le pasó a su cuerpo).

Tully es la salvación, queda claro. Pero es allí en donde uno como espectador comienza a preguntarse dónde está el conflicto. Más allá de los conflictos reales de la vida misma. ¿Residirá en ese crecimiento en la relación entre Marlo y Tully? ¿Acaso ellas decidirán que están enamoradas y volarán de esa casa llena de niños dependientes? ¿Será que Tully oculta algo? ¿O será que Tully en realidad vino a robarle la familia a Marlo?

No pues, nada de esto. Al final descubriremos que el conflicto es otro. La película dará un giro completamente inesperado modificando el sentido de lo que venimos viendo. ¿Era necesario ese giro? Puede que sí, en definitiva se trata de un golpe de efecto que funciona.

Tully  no es una película feliz, es una película real y expone los miedos naturales ante la llegada de los hijos y su inminente crecimiento. Y los personajes excepcionales y auténticos se apoyan en un inteligente y llevadero guión.

Las actuaciones aquí son para destacar. Charlize Theron completamente entregada a su papel de madre exhausta, con sus correspondientes ojeras, papada y  agotamiento expresado en el cuerpo. Mackenzie Davis, esta actriz canadiense que tal vez recuerden de uno de los considerados mejores episodios de Black Mirror (San Junipero), congenia a la perfección con Theron, convirtiendo a ambas en el alma y sostén de la película.


[imdb]https://www.imdb.com/title/tt5610554/?ref_=nv_sr_1[/imdb]

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Conclusión
Tully es una comedia dramática a las que ya nos tiene acostumbrados Diablo Cody, pero en este caso se centrará en externalizar un conflicto interno que surge en las madres: amo a mis hijos pero también me amo a mi misma. Este honesto retrato de la maternidad se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de 2018 y ahora llega a nuestras salas para disfrute de todos porque, es nuestro deber aclarar, no es una película solo para mujeres: en muchas ocasiones nos encontraremos preguntándonos qué significa cuidarse a uno mismo.
Nota de lectores2 Votos
90
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  1. Pingback: Cine y maternidad: contracciones en pantalla grande

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