Críticas
Vapor (Película – REVIEW)
Vapor: La calurosa noche porteña bajo la mirada de Mariano Goldgrob
Las callecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo…
Vapor no contiene una trama de grandes eventos ni vueltas de tuerca, sino que hace foco en pequeños momentos y expresiones. Su eje principal son las interpretaciones de Julia Martinez Rubio y Julián Calviño; dos viejos amantes treintañeros que vagan toda la noche recordando y compartiendo nostalgia, anhelos y miedos varios. La dupla es esencial para el sustento del relato y si no fuera por su gran trabajo actoral, llena de sutilezas gestuales, la cinta no podría funcionar bajo ningún aspecto.
Vapor: El ser y la nada
Con cámaras que persiguen a los personajes de espaldas y se entrometen en las cercanías de sus rostros, Goldgrob apunta a una estética realista, casi documental (cabe mencionar que ya ha dirigido dos: Mono y ¿Que sois ahora?). Una impronta asfixiante que tiene como objetivo compartir el calor – literal y metafórico – que experimentan los personajes en su paseo nocturno. El director y guionista únicamente suspende el realismo para presentar pequeñas secuencias musicales en karaokes imposibles o paseos en Ford Falcon que podrían rotularse como herencia estílistica del llamado Nuevo Cine Argentino.
Sin embargo, ya hacía el final de Vapor, da la sensación de que había mucha más tela para cortar entre la pareja protagonista. Los diálogos son deliberadamente triviales en su mayoría y pese a que son expuestos con soltura, éstos evaden varios de los puntos más fuertes e interesantes de la relación. Por otro lado, la naturaleza de dicho vínculo quizás representa el estado emocional de una franja etaria específica de la fauna porteña cada vez más presente en el cine nacional.