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Críticas

REVIEW: Viento salvaje

El segundo film de Taylor Sheridan, Viento Salvaje, plantea un desarrollo policial para narrar un drama que cala tan hondo como su escenario.

Los olvidados como temática

Si bien su debut como director fue en 2011 con Vile, uno de esos films de terror últimos coletazos de la porno tortura, fue su debut como guionista (cuatro años después) en el film de Denis Villeneuve Sicario lo que colocó a Taylor Sheridan en la mira de la industria.

Con la excelente -y nominada a los Premios Oscar el año pasado- Sin nada que perder, volvía a demostrar su solidez a la hora de contar historias de marginados desde un costado de comprensión humana, lejos de la estigmatización.

El éxito de esos films lo trae nuevamente a la silla de director, ya bien alejado de Vile, con la posibilidad de trabajar en un guion propio, volviendo a centrarse en un sector de la sociedad estadounidense alejado de lo usual.

Hay una vida que nos muestra Hollywood que oscila entre la gran urbe y los suburbios de alto nivel. Pocas veces podemos ver en su cine a las minorías olvidadas del modo en que Sheridan lo canaliza en su guiones; ya sea los habitantes fronterizos con México y su relación con el narcotráfico, el sur atacado por la pobreza y la crisis económica, o, como en Viento salvaje,  la realidad de los habitantes de pueblos originarios.

Sí, Viento salvaje se presenta como un film de género, un policial con todos sus ingredientes, pero tras su velo se esconde el drama de otra realidad.

Blancanieves y el cazador

Cory Lambert (Jeremy Renner) trabaja como cazador y ayudante de vida silvestre en el condado de Wyoming, más precisamente en la reserva natural de Wind River.

En realidad él es un extranjero en su tierra, un hombre caucásico en un lugar habitado casi en su totalidad por descendientes de los pueblos originarios.

Separado de su ex mujer Wilma (Julia Jones), con un hijo al que descuida, Cory carga con un gran dolor por la muerte de otra hija en lo que fue un accidente confuso. Recorriendo el bosque nevado, halla el cuerpo congelado de Natalie (Kelsey Asbile) y de inmediato da aviso a la policía.

Desde el FBI envían a Jane Banner (Elizabeth Olsen), una agente de Texas que poco conoce de la zona y de lo que le espera. Wyoming y la reserva Wind River son lugares olvidados, que no cuentan con ningún tipo de recurso estatal, por lo que el trabajo de investigación será mucho más complicado.

Jane necesita un guia, y es así como involucra a Core en la investigación de un asesinato que guarda más de un secreto. Taylor Sheridan se basa en personajes más que en acciones. El crimen de Natalie será un disparador para la relación que se crea entre Jane y Cory, diferentes entre sí, y en algún punto unidos.

Jane es la recién llegada, la que no entiende el estilo de vida del lugar e intenta resolver todo con métodos que ahí no se aplican. De algún modo, pese a ser una mujer dura, es la personificación de cierta pureza o inocencia. Cory es su contraparte, curtido, conocedor de cada centímetro de ese lugar, tomará la investigación como una redención por lo que le sucedió. Es un cazador con todas las letras.

Están también los secundarios, a los que el guion, lejos de descuidar, le otorga una entidad fundamental. Los habitantes de Wind River penan y deben sufrir la visita de quienes vienen de afuera, que lejos de ayudarlos los perjudican.

Sin lugar para los débiles

Como su nombre lo indica, Viento salvaje es un film salvaje, despojado de artilugios, que hace un gran uso de la puesta natural en tomas aéreas, pero también al ras del piso, cerca de la realidad. Los blancos escenarios se complementan con tonos grises y azules, todo suena áspero y con un gran dejo de tristeza.

La angustia atraviesa cada minuto de Viento salvaje y nos queda en claro la dificultad de tener que vivir en una zona así, olvidados de la sociedad.

Sheridan crea una obra delicada con muchos detalles y una carga emocional importante. Tanto las labores de Renner como de Olsen, sumados a muchos de los secundarios, son clave fundamental para esa emotividad, nos hacen sentir la realidad por la que transitan sus personajes.

Conclusión

Policial con un pie en el drama de denuncia, Viento salvaje no es una película sencilla ni fácil de digerir. Taylor Sheridan nos lleva a un viaje duro de transitar, pero sobre todo real. Los tonos cuidados de su puesta, y el puñado de grandes actuaciones, componen una propuesta de por más atractiva.

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