Críticas
REVIEW: Volando Alto
Prototípico relato sobre el esfuerzo, apoyado sobre un gran carisma interpretativo
Los dramas deportivos son, fueron y serán un terreno fértil para las narraciones. No tanto por el deporte, sino por lo que pasa fuera del mismo y el espectador puede percibir cómo esa potencial victoria o derrota no es algo que está supeditado a simplemente un juego. Aunque Volando Alto no sea un ejemplo paradigmático o siquiera transcendental dentro de este concepto, se molesta en entregar una narración eficiente y entretenida.
Vuela, vuela… en la nieve
El guión de Volando Alto es uno estándar; una historia que aunque tiene el mote de “basado en hechos reales” presenta una estructura que ya vimos mil veces. Uno puede ver venir desde el vamos el desenlace. Haciendo a un lado la carencia de sorpresas, la historia tiene lugar para ciertas escenas cómicas y sigue al pie de la letra la típica premisa de que si se le pone esfuerzo a las cosas, todo se puede. No obstante, cabe destacar que la película no aburre y se mantiene dinámica a pesar de su predictibilidad.
Por el costado técnico, tenemos una buena fotografía y un montaje dinámico, como es de esperar en todas las películas deportivas. Párrafo aparte, cabe aclarar que al ser una película ambientada en los ’80 está plagada de una buena selección de música de aquella época.
En el apartado actoral, Hugh Jackman entrega una carismática iteración del “mentor sabio pero alcohólico” que sabe ganarse la simpatía del público; particularmente en una escena de entrenamiento que involucra la evocación de la chica 10, Bo Derek. Su contraparte y protagonista de esta historia, Taron Egerton, entrega una performance eficiente, aunque a menudo roza la imitación caricaturesca.
Conclusión
Volando Alto es una película entretenida sin muchas pretensiones y con un lindo mensaje. No es lo que se dice imperdible, pero si tiene el tiempo, el dinero y quiere pasarla bien durante 106 minutos puede que no lo decepcione.