Sumergidos, el limbo surreal donde todo parece posible. Crítica sin spoilers

Algo desorientado, un arquitecto (Rinal Mukhametov) despierta en su departamento, el cual está ocupado casi por completo por la maqueta de una ciudad futurista. Recién después de algunos instantes descubre qué es lo que se siente fuera de lugar en ese ambiente, cuando al revisar un rincón hasta entonces oculto de su mirada, el mundo parece terminar de construirse ante su presencia.

La situación es incluso peor en la calle, donde mucho de lo que lo rodea parece a medio hacer, incompleto pero totalmente funcional. Sin embargo, no tiene demasiada oportunidad de explorar este extraño mundo nuevo: es atacado por una enorme criatura que parece formada por agua espesa, y solo se salva por la intervención de un pequeño grupo de sobrevivientes que lo arrastra por calles de perspectivas imposibles hasta el único refugio seguro que conocen.

Sumergidos en este limbo entre la vida y la muerte, destinado a los pacientes en coma profundo, ni el arquitecto ni sus salvadores recuerdan más que fragmentos de su pasado, pero entienden que deben sobrevivir si esperan volver a despertar alguna vez. Quizás, mientras tanto también encuentren en este lugar una oportunidad de reinventarse, libres al fin de las cadenas de quienes supieron ser en el mundo físico.

La identidad en los recuerdos, libertad en el olvido

Si algo se agradece es cuando una película no se toma demasiado tiempo en explicar su lógica, o al menos si lo hace sin poner a un personaje a dar una clase monologada. Sumergidos aprovecha la excusa de que nadie sabe mucho lo que está pasando en este extraño mundo para postergar esa explicación hasta cerca del final, haciéndola lo más sencilla posible cuando no le queda otra. Las cosas suceden, no importa demasiado cómo ni por qué, especialmente cuando los persigue una parca gigante o guardias armados que caminan cabeza abajo por el cielo.

No nos llega mucho cine ruso contemporáneo, pero Sumergidos no es la primera película reciente que toma ideas que ya vimos en Hollywood para darles un giro diferente, hasta irreverente. Si Guardianes era la versión soviética y desprejuiciada de los Avengers, Sumergidos toma conceptos de El Origen y Matrix para subvertirlos dentro de una lógica propia, conjugando la ciencia ficción con el fantástico sin grandes tropiezos, quizás justamente porque no se detiene a dar demasiados detalles que la pongan en problemas.

Los personajes de Sumergidos son lo suficientemente distintivos como para no confundirlos entre sí, pero no tanto como para ser memorables o exigir mayor desarrollo. La trama tiene la complejidad justa para no aburrir entre escenas de acción con sus reflexiones metafísicas y el entorno surreal es visualmente atractivo, pero no estorba con la narración. 

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