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Críticas

Tomando Estado (REVIEW)

En plena crisis de 2001, dos trabajadores de la cooperativa eléctrica buscan cómo mantenerse en equilibro con un contexto cada vez más inestable

Tomando Estado, los cacerolazos desde lejos. Crítica a continuación

Mientras en la gran ciudad las calles eran un hervidero de protestas en contra de un gobierno que hacía sus últimos esfuerzos para no caer, a pocos kilómetros, en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, los miembros de la cooperativa de electricidad se las rebuscan como pueden para mantenerse en pie.

Al tiempo que las noticias del gobierno de De la Rúa tambaleando llegan por la televisión casi como si hablaran de otro planeta, Carlos (Germán de Silva) y Nicola (Sergio Podelei) recorren el pueblo y sus alrededores con la camioneta de la cooperativa reparando tendidos y cualquier problema eléctrico que puedan tener los vecinos, quienes no siempre retribuyen con agradecimiento sus esfuerzos. Una de esas visitas es a la radio local, donde la atención de Nicola es inmediatamente capturada por Victoria (Verónica Gerez) la nueva conductora llegada desde la capital.

Cada uno a su manera, se enfrentan con la realidad de que el mundo cambió. Nicola ve desestabilizada su rutina con las ideas de Victoria y se atreve a pensar en la posibilidad de expandir sus horizontes, mientras que Carlos, viviendo con gran frustración al ver que los sacrificios que hizo durante su militancia en la juventud hoy no han dejado frutos perdurables, duda si aceptar o no la invitación de sus antiguos compañeros que pretenden reencontrarse.

Tomando Estado o perdiendo la lucha

Con algo de coral pero principalmente climática e introspectiva, Tomando Estado es de esas propuestas donde el foco no está en una trama estructurada que va desde un punto a otro con un conflicto que resolver en el medio. Por el contrario, en Tomando Estado el director Federico Sosa (Yo sé lo que Envenena, Tampoco tan Grandes) arma un entramado de pequeñas historias dedicadas a exponer el universo interno de sus protagonistas, más que a ponerles un problema que solucionar en el camino. 

Con una base dramática que se fortalece con el discurso político claro y coherente, Tomando Estado intercala fragmentos de otras historias que abren hilos paralelos, los cuales no planea resolver. O apenas los explota para alguna secuencia de humor ácido o absurdo, dejando en el aire personajes secundarios y deshilachándose en el conjunto. Cuando la película intenta abarcar más de lo que le alcanzan los brazos, es donde pierde contundencia en la narración; los escasos recursos con los que se produjo le terminan pasando factura. Esto también se nota bastante en lo visual, por más que la fotografía más de una vez la saca del apuro con planos interesantes que explotan la luz para esconder la ambientación muy limitada sobre la que se apoya.

Tomando Estado resulta una propuesta algo despareja y fragmentada, se siente más una secuencia de escenas realizadas con distinto nivel de éxito que algo homogéneo y parte de una misma propuesta con un enfoque claro.

Estreno en Cine.Ar

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Tomando Estado (REVIEW)
Conclusión
Fragmentada y algo irregular, Tomando Estado deja demasiados hilos en el aire y puntos sin desarrollar.
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