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Críticas

Un Sueño Hermoso (REVIEW)

Un Sueño Hermoso: el making of como atinado marco narrativo del derrotero emocional de su protagonista.

La primera imagen de Un Sueño Hermoso es la de una bailarina de porcelana en una cajita de música. Superpuesta sobre ella, los audios anticipan -como es rigor en muchos documentales- las escenas de vida que desarrollarán. Los testimonios convierten la tierna música en anempática, y es esta declaración de principios la que convierte a la imagen en un símbolo de lo que se va a narrar: algo que parece un cuento de hadas, se siente como tal, pero que puede cortarse repentinamente con el solo cierre de la caja.

Es ahí donde caemos en la cuenta de que esa caja, ese sueño, es de hecho una prisión.

Un Sueño Hermoso: Cenicienta Criolla

Si la muñeca en la caja de música es el símbolo del sueño que en realidad es prisión, la grabadora se vuelve un símbolo del sujeto del documental en sí: la fallecida actriz Alejandra Podestá. La cámara rodea a la grabadora, captura acercamientos de sus botones, la cinta que gira y gira, como si la voz de la entrevistada le diera vida y personalidad a este objeto inanimado.

Un sueño hermoso de eso no se habla documentalEn principio uno puede percibir que Un Sueño Hermoso es una suerte de making of tardío o actualizado del filme De eso no se Habla, de María Luisa Bemberg, ya que tenemos acceso a detalles tales sobre cómo llegó el libro original de Julio Llinás a la realizadora, los figurines de la vestuarista Graciela Galán, cómo fue contratada Podestá y cómo llegó a la película la consagrada figura de Marcello Mastroianni.

También indaga en la trayectoria cinematográfica e historia de vida de Bemberg, un detalle que podrá parecer de relleno o que no tiene lo que se dice una estrecha asociación con el sujeto del documental, más allá del hecho de ser quien la dirigió en un rodaje. Sin embargo, en retrospectiva, tiene su lógica: primero, para explicarle a un público foráneo la importancia que tuvo la realizadora en el cine nacional, y segundo, la necesidad de manifestar los valores de libertad que ella expresaba. De, según sus palabras, no dejar que nada externo influencie las decisiones de uno.

Ese making of es el medio para un fin, ya que se vuelve progresivamente evidente que no se puede explicar el cuento de hadas que significo para Podestá su participación  en el filme, sin explicar cómo este se hizo. A medida que se desarrolla el metraje, en Un Sueño Hermoso nos damos cuenta que a esta mujer, a pesar de no tener experiencia actoral alguna, le calzaba muy bien el personaje que interpretaba, precisa y tristemente porque las vidas de ambas no eran muy distintas. Enfrentaron la discriminación, el abandono paterno y la sobreprotección materna. La única diferencia entre ambas es que la Charlotte del filme de Bemberg tuvo, comparativamente, un final más feliz.

De eso no se habla

De eso no se habla, de Maria Luisa Bemberg

Si bien el centro del relato es la realización de De Eso no se Habla, el documental también indaga en lo pasajera que puede ser la fama: un momento que parece durar para siempre, donde te consideran un referente (el caso de Podestá, señalan en el film, fue la aclamación de una actriz de su estatura física por fuera del ámbito cómico), donde se está en boca de todos y se toca el cielo con las manos; algo que abruptamente se termina. Cuando se apagan todos los reflectores y la carroza se convierte en calabaza. Cuando incluso en el momento de su muerte, hay quienes solo la recuerdan como una “enana”.

Aunque el film goza de sendas reconstrucciones, es en esta instancia donde son más frecuentes y gozan de ciertos detalles visuales peculiares. Por ejemplo, cuando se muestra que Podestá participó en La Dama Regresa, de Jorge Polaco, es a través de un VHS en una televisión de tubo: un lento travelling nos devela que vemos esta imagen a través de unas barras. Un posible simbolismo de que lo que alguna vez fue un sueño y ahora se ha vuelto lentamente una pesadilla, un concepto que retoma el de la imagen inicial del film.

Por otro lado, estas reconstrucciones alcanzan su mayor pico de emoción en la manera con que una cierra Un Sueño Hermoso: Bemberg, la directora de De eso no se habla, empuja la silla en la que va Alejandra, mientras ambas se alejan del público. Un camino al cielo. Un reencuentro entre las dos.


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Un Sueño Hermoso (REVIEW)
Conclusión
De la mano de un prolijo y visualmente rico equilibrio entre material de archivo, testimonios y reconstrucciones, Un Sueño Hermoso recupera la historia del cómo se hizo De Eso no se Habla. Lo usa como el marco narrativo para ilustrar los sueños, esperanzas y frustraciones de una mujer que, por el más breve de los momentos, fue vista como algo más que una “enana”.
Nota de lectores3 Votos
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