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X-Men y los derechos de las minorías

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X-Men y los derechos de las minorías

X-Men y los derechos de las minorías

No hay muchas franquicias que sean tan habitualmente consideradas una metáfora directa de un ideario concreto como sucede con la lucha de los X-Men y los derechos de las minorías, pero una afirmación así no debería tomarse tan a la ligera y sin un poco de análisis.

Unidos y diferentes

Desde que fuera relanzada en la década del setenta, no hace falta mucha imaginación para ver la metáfora entre los X-Men y los derechos de las minorías buscada por la franquicia. Además de salvar el mundo con líneas temporales enredadas y arboles genealógicos indescifrables, la mayoría de los problemas que deben enfrentar los mutantes de Marvel vienen por la discriminación de una sociedad humana siempre dispuesta a encerrarlos, esclavizarlos o directamente aniquilarlos por el simple hecho de haber nacido con un gen especial.

Como sucede en los distintos movimientos del mundo real, no hay una única visión de cómo llevar adelante esa resistencia contra la opresión. Mientras una parte opta por la integración, otra que cree necesaria una actitud mucho más combativa llegando incluso a relacionar a sus dos líderes con representaciones de las ideas de Martin Luther King y Malcom X.

X-Men y los derechos de las minoríasTodo esto es algo bastante sabido entre el público comiquero, pero un artista se decidió a experimentar con algo que le molestaba sobre esta premisa. Si los X-Men son una metáfora del racismo o la discriminación, ¿cómo es que la gran mayoría de sus personajes importantes son hombres blancos? Para ese experimento, tomó algunas páginas clásicas de la serie y las coloreó de forma que representaran a algunos de sus personajes mas emblemáticos como si tuvieran ascendencia africana para observar las reacciones de sus lectores, especialmente gente que no conociera los originales.

Sus conclusiones no fueron unánimemente aceptadas ni siquiera por representantes de minorías discriminadas, pero al menos deja planteada una pregunta importante: ¿No debería justamente esta franquicia escapar de los mismos estereotipos que tanto se le critica a otros productos de entretenimiento que ni siquiera intentan tomar una postura frente al tema de la discriminación? Poner a los mutantes bajo este nuevo filtro no invalida su mensaje, pero sí cuestiona su sinceridad porque deja entrever que quienes escriben sobre estas historias no lo hacían con un conocimiento profundo o personal de lo que denunciaban sino que solían venir desde el otro lado del mostrador. 

Es cierto que en épocas más recientes, conscientes de que buena parte de sus lectores habituales se sentían identificados con esa tendencia, surgieron nuevos personajes que fueron achicando la brecha, pero los representantes de alguna minoría étnica o religiosa siguen siendo escasos y muchas veces caracterizados estereotipadamente.

Que el líder de origen judío sea un sobreviviente de un campo de concentración nazi y viva perseguido por visiones de terror que lo empujan a desconfiar de la bondad humana, o que una niña africana sea considerada una diosa por la tribu que le lleva ofrendas hasta que es “rescatada” por el aristocrático hombre blanco que la integra a la “civilización” refuerzan estereotipos etnocentristas. Contradicen parte del otro mensaje que, conscientemente, dice defender la saga, dejando entrever que no todas las diferencias son válidas sino que algunas deben ser asimiladas para formar parte de la misma sociedad que a primera vista los incita a aceptarse como son.

Esto no invalida que varias generaciones de adolescentes sigan encontrando en sus páginas un nicho donde aprender que no tienen por qué aceptar ser maltratados por algo que no pueden controlar, pero sí pide que hagamos una segunda lectura de cómo tratan esas situaciones en vez de asumir automáticamente que son las mejores para no propagar lo que dicen combatir.

La interpretación también muta

X-Men y los derechos de las minorías

La militancia por los derechos civiles y en contra de la discriminación tuvo siempre un punto que fue tanto una fortaleza como una debilidad: fuera de ancestros africanos, asiáticos, judíos o musulmanes, usualmente nacen dentro de una comunidad de semejantes con los que identificarse desde niños. Mientras que eso genera un sentimiento de unidad frente a las adversidades, también dificulta que cualquiera que naciera fuera del grupo tenga muchos motivos para sentir identificación o incluso para vivir de cerca la discriminación.

Por el contrario, los mutantes de Marvel nacen azarosamente en entornos de todo tipo por lo que nadie está exento de tener un caso cercano. Una pareja humana puede engendrar descendencia mutante y dos hermanos pueden mutar de formas diferentes o uno de ellos nunca hacerlo, pero en cualquiera de los casos suelen tener una infancia igual a todas y no manifiestan su verdadera naturaleza hasta la pubertad o en situaciones de extremo stress. Esto los pone en una situación más aislada que otras minorías, porque muchas veces ni siquiera pueden buscar el apoyo de su círculo íntimo para entender lo que les está sucediendo en una etapa de la vida que es de por sí una época de cambios ya intrínsecamente complicada, durante la cual se establecen las bases de la persona adulta que será.

Cuando disminuyó la virulencia de los conflictos raciales que tuvieron su pico en las décadas de sesenta y setenta, el centro de la militancia contra la discriminación fue tomado por una temática diferente en la que tanto los autores como el público encontraron una reinterpretación de la metáfora de los X-Men y los derechos de las minorías que cuadraba mejor que la anterior, sin necesidad de anular todo lo existente para incorporarla.

Como declaró el mismo Ian McKellen refiriéndose a cómo fue convencido para incorporarse a la saga, la comunidad LGBT supo ver en ese aislamiento que sufren los jóvenes mutantes una metáfora de su propia adolescencia, donde sin importar su color de piel, religión o estrato económico se encontraron en una situación donde sus propias familias no servían de referente o incluso los rechazaba por algo que no podían evitar. A falta de esa comunidad donde identificarse, tanto la Escuela de Xavier como la Hermandad de Magneto son principalmente grupos de pertenencia a los que recurrir en busca de contención donde con métodos y finalidades distintas su mensaje es siempre el mismo: la aceptación de uno mismo es más importante que la ajena. En ambos grupos, los jóvenes mutantes encuentran un espacio donde no necesitan esconderse aunque para el resto de la sociedad sigan representando un personaje de ficción.

La adaptación al cine

En mayor o menor medida, los largometrajes donde se adapta la historia de los mutantes de Marvel han mantenido en el centro al enfrentamiento entre las visiones de Xavier y Magneto sobre la discriminación, donde como una última metáfora entre los X-Men y los derechos de las minorías siempre queda latente la idea de que aunque todos la sufren, cada uno lo hace de forma propia y diferente.

Para los alumnos de Xavier suele ser difícil entender por qué su maestro insiste en no considerar un villano a Magneto a pesar de lo extremo de sus métodos, pero él tiene claro que ellos son los privilegiados de la historia, los que reciben la versión más suave de los ataques y que viven en un entorno relativamente contenido o seguro, mientras que muchos otros padecen un nivel de agresión mucho mas extremo, haciendo lógico que se sientan más identificados con el ideario de la Hermandad que con el camino de integración que él defiende. Algo que puede transpolarse al mundo real y relacionarlo con gente que aunque tiene motivos para sentirse oprimida por la sociedad, muchas veces es incapaz de ver su propio privilegio en desmedro de otros que la pasan mucho peor o no tienen los recursos para mantenerse de pie con la misma fortaleza.

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