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México conquista Hollywood

México conquista Hollywood

Parece que México está de moda, o así por lo menos lo ha demostrado Hollywood con el reconocimiento a sus directores en los últimos años. Con su Oscar a Mejor Director y Mejor Película, Guillermo del Toro completó la tríada de ganadores mexicanos junto a Alfonso Cuarón y Alejandro G. Iñárritu, y nos ayudó a confirmar la idea de que México conquista Hollywood (conquista no como obtención de control, sino más bien como invasión amorosa).

Allá por el año 2007, en la gala del Oscar había tres jóvenes mexicanos que competían, cada uno con su película, por algún premio de la Academia. Ellos eran Guillermo del Toro, con El Laberinto del Fauno; Alfonso Cuarón, con Niños del Hombre, y Alejandro G. Iñárritu, con Babel.

Once años después, los tres cineastas se han alzado con cuatro de los últimos cinco Oscars a mejor director y se han convertido en verdaderos ídolos en Hollywood.

Esta irrupción de talento desde el otro lado de la frontera ocurre casualmente al mismo tiempo que el Presidente de uno de los países más poderosos del mundo demuestra tener planes bastante opuestos, ya que en lugar de abrir las fronteras la idea es elegir qué muro es mejor para dividir.

México se hace más fuerte en Hollywood

Esta última entrega de los Oscars fue la cuarta vez que un cineasta de México se llevó el premio en cinco años, y por cierto todos con películas no convencionales. Alejandro G. Iñárritu ganó en 2015 con Birdman, la extraña historia de un actor que supo conocer la fama al dar vida a un superhéroe, y ahora ya envejecido intenta que Broadway lo tome enserio. Iñárritu lo hizo de nuevo en 2016 con El Renacido, un western en temperaturas bajo cero centrado en la búsqueda de venganza, que le valió el esperado Oscar a Leonardo Di Caprio. Por su parte, Alfonso Cuarón triunfó en 2014 con Gravedad, una historia de ciencia ficción que muchos dijeron que resultaba imposible de hacer y terminó por ganar más de $ 723 millones en la taquilla mundial. Y por último, Guillermo del Toro, quien consiguió la preciada estatuilla gracias a su impecable trabajo en la igualmente espléndida La forma del agua.

directores mexicanos en hollywood

Existe una longeva relación de amistad entre Cuarón, Iñárritu y del Toro, y así como el comienzo de sus trayectorias como realizadores, se remonta a la década del ochenta. Las aspiraciones artísticas e inquietudes temáticas de los tres demostraron ir más allá de los clichés que se estilaban por aquél entonces en el cine mexicano (comedia erótica y cine de ficheras).

Comenzaron a hacer sus películas cuando la industria mexicana estaba en un nivel bastante bajo, dominada por las películas obscenas (cualquier semejanza con la Argentina queda a su criterio) y eclipsada ​​por las telenovelas. Los Three Amigos (así se conoce a estos mexicanos en Estados Unidos) rechazaron la tendencia y se volcaron a historias oscuras sobre el HIV, peleas de perros en el centro de la ciudad y horrores históricos.

Sin embargo, estos directores no son los únicos cineastas mexicanos que han ganado reconocimientos recientes en Hollywood. También está el director de fotografía Emmanuel Lubezki, que ya tiene tres Oscars (por El Renacido, Birdman y Gravedad); Rodrigo Prieto, trabajando en El lobo de Wall Street, Argo y Secreto en la montaña (nominado al Oscar por Mejor Logro en Cinematografía); y otro ganador del Oscar, el diseñador de producción Eugenio Caballero.

Parece que el talento de estos artistas tiene calidad de exportación y así, cada día con más fuerza, México conquista Hollywood. Veamos en dónde comenzaron estos tres amigos y cómo llegaron hasta donde están ahora.

Alfonso Cuarón

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Desde pequeño Alfonso Cuarón estuvo interesado en el cine y los astronautas. En 1991 la crítica habló de él por la película Sólo Con Tu Pareja, una sátira social que cuenta la historia de Tomás Tomás, un publicista mujeriego que vive una vida sexual desenfrenada sin pensar en las consecuencias, hasta que se enreda con la enfermera asistente de su amigo, que buscará vengarse del rechazo. Cuarón fue de los primeros directores mexicanos en aventurarse en Hollywood, donde debutó en 1995 con A Little Princess (La Princesita). Pero no sería sino hasta 2001 cuando su nombre se escucharía por todas las latitudes, gracias a su oda “charolastra” titulada Y tu mamá también, que le valió una nominación al Oscar por mejor guión original. Allí comenzó a abrirse el camino y llegó a Inglaterra para dirigir la tercera película (para mí la mejor de todas) de la saga del joven mago,  Harry Potter y El Prisionero de Azkaban.

En 2013, con Gravedad, Cuarón se convirtió en el primer mexicano en ganar el Oscar como mejor director. Esta producción británico-estadounidense protagonizada por George Clooney y Sandra Bullock cuenta el drama de dos astronautas que sufren un accidente y quedan a la deriva en el espacio. La magistral fotografía de Emmanuel Lubezki también fue reconocida con un Oscar por primera vez por esta película (y repetiría el galardón en 2014 y 2015), y la elaborada técnica mostrada en la cinta la hizo acreedora de cinco estatuillas más.

Alejandro González Iñárritu

Su carrera como cineasta comenzó en los años 90 cuando creó Z Films con Raúl Olvera, con ella empezó a escribir, producir y dirigir cortometrajes y comerciales. Antes de ello había sido el locutor estrella de una FM; además, a los 17 años se trasladó a Europa mientras trabajaba en un barco carguero; y a los 19 a África. El director atribuye a estas experiencias físicas e intelectuales la mayor influencia en su trabajo cinematográfico.

Con la cinta Amores Perros, escrita junto a Guillermo Arriaga, se consagraría como cineasta y alcanzaría el triunfo internacional. Originalmente se había proyectado el rodaje de 11 cortos en los cuales se reflejarían las contradicciones que oculta el D.F. Después de tres años (y treinta y seis borradores), Arriaga e Iñárritu terminaron uniendo tres de estas historias para conformar este primer largometraje estrenado en el año 2000.  Amores perros reveló el talento de Iñárritu para tejer dramas humanos y tocar fibras sensibles en un violento contexto.

En 2003, ya en Hollywood, dirigió su segundo largometraje: 21 Gramos, con actores de la talla de Sean Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts. En 2005 produce y dirige Babel, escrita nuevamente por Arriaga y en la que participan Brad Pitt, Cate Blanchett, Gael García Bernal y Adriana Barraza. Este drama coral sobre la imposibilidad de entendimiento entre distintas culturas y la fragilidad del ser humano, le permitió alzarse con la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Además, con Babel alcanzó sus primeras nominaciones al Oscar, como Mejor Director y Mejor Película.

El 2014 fue el año de Iñárritu. Con Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia en la 87° edición de los premios Óscar, de un total de nueve nominaciones, ganó cuatro premios: Mejor película, director,  guion original y fotografía (Lubezki otra vez). Al año siguiente la suerte seguía de su lado y con El Renacido vuelve a erigirse como el Mejor Director (para sorpresa de muchos y desprecio de otros tantos).

El director ha demostrado que hay que arriesgar (una película entera con planos secuencia, filmar con luz natural en condiciones climatológicas extremas) para ganar.

Guillermo del Toro

Quizás el más querible de los “tres amigos” y el último en alzarse con la dorada estatuilla. Nacido en Guadalajara dio sus primeros pasos en el mundo de los efectos especiales. Fundó su propia productora, Necropia, y en 1985 comenzó a producir sus primeros títulos.

Su ópera prima fue Cronos, en 1993, que cuenta la historia de un atípico vampiro anciano, el cual no quiere la vida eterna y termina oculto en un baúl a manos de su nieta. Se consolida con Mimic, su primera experiencia en Hollywood, protagonizada por Mira Sorvino y Jeremy Northam.

Su talento pronto lo colocó como uno de los mexicanos con mayor renombre en Estados Unidos. La crítica también lo amó por cintas como El Espinazo del Diablo y El Laberinto del Fauno, que de hecho le valió su primera nominación al Oscar en la categoría de Mejor Guión.

Su realismo mágico, sus monstruos, y sus historias que se mueven entre la vida real y la magia de los cuentos de hadas, ya son una marca registrada.

Con La forma del agua, un bellísimo cuento fantástico en plena guerra fría, logró una temporada de premios perfecta, llevándose a su hogar el premio a mejor director en los Globos de Oro, Bafta, Critics Chioce y los premios de la Academia.

Increíblemente, el mexicano del momento rechazó hacer una película de Harry Potter y la primera entrega de Thor.

Que se sienta el power mexicano

Además de estos tres directores ya reconocidos, Hollywood demuestra la moda del mundo mexicano con películas como Coco, de la factoría Disney-Pixar y ganadora del Oscar a mejor película animada. El último éxito de Pixar es una abierta celebración de la cultura mexicana, aunque bajo la dirección de un estadounidense. Coco despertó los gritos de «¡Viva México!» y Gael García Bernal se hizo presente cantando (desafinadamente) una parte de Recuérdame antes de que su compatriota Natalia Lafourcade, acompañada de Miguel, tomara la posta para continuar el show musical.

En esta moda verde, blanca y roja hay tres cineastas y amigos que rompieron el tabú que decía que desde México no se podía hacer cine de género, que no dudaron en saltar a Hollywood sin complejos y nunca perdieron la seguridad de poder hacer cine con mayúsculas, aunque algunos sólo los vieran como inmigrantes de un país pobre. Los notables éxitos de estos directores son un recordatorio de cómo la diversidad étnica y cultural puede enriquecer la industria del cine. ¿Cuánto durará este amor de Hollywood hacia México? 

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