Román: Una acertada mirada sobre el redescubrimiento sexual.
En lo que al cine refiere, el descubrimiento de la orientación sexual es representado con frecuencia con personajes jóvenes, habitualmente bien parecidos, casi sacados de las publicidades de ropa interior. Sin embargo, cuando se presenta en el espectro opuesto de dicho rango etario, casi siempre es en clave de comedia. No son muchas las propuestas dramáticas que se animen a contar dicho descubrimiento en la mediana edad, y estas casi siempre recaen en un protagonista secundario más que en un protagonista. Por dicha razón, Román representa una diferencia a considerar.
Crítica realizada durante el BAFICI [20]
Un arco de redescubrimiento
Román es un agente inmobiliario, casado y con una hija. Cuando conoce a un compañero de teatro de esta que busca departamento, él se ofrece a ayudarlo. Ello dará inicio a un idilio que significará el comienzo de un cambio en la vida de Román.
En materia guion, Román es una narración de ágil ritmo donde cada escena cuenta, cada punto de giro es potente y avanza la trama, percibiéndose sin dudas que al final de la película el protagonista no es el mismo que al principio. Siendo un film que habla del redescubrimiento de una orientación sexual, se anima a no idealizarla; la frustración y el saber volver a amar están a la orden del día.
Es una propuesta honesta por mostrar el deseo sin embellecerlo innecesariamente, ya que sus protagonistas son gente de a pie; no son excéntricos. Son de esas personas que nos cruzamos todo el día caminando por la calle y que en cuanto a relaciones, fugaces o a largo plazo, plantean las mismas inquietudes y límites.
No obstante, no todas son rosas para la película. Si hay una desventaja a señalar es que las subtramas del protagonista en su trabajo y con su familia son presentadas pero no desarrolladas en su plenitud, en relación al conflicto que se abarca. La existencia de ambas es perfectamente comprensible en cuanto al papel que juegan incorporando el conflicto dramático y el punto de partida del arco que atravesará el personaje, pero que sean dejadas de lado es un cabo suelto que le saca lustre a un producto de por sí muy digno.
En materia actoral, Carlo Argento sostiene con mucha dignidad el protagónico, sus expresiones son la manifestación más gráfica que puede encontrar el espectador del avance narrativo que tiene la historia.
Por el costado de la técnica, el film posee una factura prolija, lisa y llanamente al servicio de la interpretación. Una cámara que está constantemente en los rostros de sus actores; una cercanía que impide cualquier falsedad y que propulsa cada punto de giro que plantea la historia. Cuando la ocasión lo amerita, se anima a jugar con el color. En particular una secuencia donde Román y su nueva pareja (un digno acompañamiento de Gaston Cochiaralle) discuten sobre el estado y el futuro de su relación. El tono verde y el uso de las sombras sientan el tono necesario que resalta la relevancia de ese momento en la trama.
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