Arrow y The Flash: el combo perfecto de superhéroes

Arrow y The Flash son dos de las grandes series del momento, eso es indiscutible. Y no me voy a cansar de decirlo: no dábamos 2 mangos cuando anunciaron que DC Cómics haría una serie sobre “Flecha verde” y encima en CW, ese canal repleto de amoríos adolescentes. Pero de la nada -y con una primera temporada por sobre la media pero tampoco sin descollar (de hecho recién por los capítulos 8 o 9 es cuando explota y se convierte en imprescindible)- fue en un increscendo arrollador para hoy ser la serie de superhéroes que deseábamos ver.

Y con Arrow nació The Flash. Que haya funcionado de tal manera la serie protagonizada por Stephen Amell, que desde esa pantalla helada haya opacado a grandes series de cadenas más populares, era obvio que no iba a quedarse sólo ahí.

Allá por mitad de la temporada 2 vimos aparecer a un joven que siempre llega tarde a donde tiene que estar, interpretado por Grant Gustin, para luego despegar y tener show propio.

Hoy tenemos al aire Arrow en su tercera temporada y The Flash recién arrancando la primera. Y son la combinación ideal que todo fan esperaba, que Marvel envidia desde la pantalla de enfrente donde su Agents Of S.H.I.E.L.D. no termina de cuajar mientras desean que Agent Carter logre al menos una parte de este fenómeno que Warner Channel nos ofrece aquí una pegadita a la otra. Es más: las dos series son todo lo espectacular, llamativas y entretenidas que la otra gran apuesta este año de DC, Gotham, no logra llegar a ser.

Mi nombre es Oliver Quenn

El mío es Barry Allen

Son muy distintas pero juntas son dinamita. Arrow con su oscuridad, su Starling City repleto de malvados asesinos; The Flash con su resplandeciente brillo, mucho más luminosa pero no por eso los villanos dejan de ser terriblemente peligrosos.

Lo que lleva a ambas series a diferenciarse radica en el origen mismo del héroe: Arrow surge de la tortura que supusieron esos 5 años dado por muerto, sobreviviendo en una isla (que ahora sabemos también estuvo en otro lado) que lo marcó para siempre, hechos que lo llevaron a convertirse en el héroe atormentado y melancólico que es hoy, sin poder tener una vida propia o amorosa (pobre Felicity) pues convivir dos seres en un mismo cuerpo le resulta imposible. Flash, si bien tiene un pasado que lo marcó (la muerte de su madre y encarcelamiento injusto de su padre), no lo usa como motor: su poder llega por un hecho fortuito (la explosión de un acelerador de partículas en los laboratorios S.T.A.R.) al que aprovecha para hacer el bien sin perder el humor y la alegría, si hasta disfruta de lo cool de ser el hombre más veloz del mundo.

Y las dos series de DC se adaptan a esa característica de sus protagonistas para darnos dos shows muy diferentes pero tan complementarios que, si bien no es obligatorio verlos ambos, les recomiendo fervientemente lo hagan porque lo merecen.

Además nos han dejado claro que las dos historias corren en paralelo por lo que las sorpresas, crossovers y pases de personajes de un show a otro van a estar presentes todo el tiempo.

Arrow volvió con su tercera temporada más en forma que nunca (y no me refiero a lo tallado del cuerpo de Amell pues lo están ocultando todo lo que pueden en una manera clara de decirnos que maduran, que esto no es la serie teen que esperan muchos). Nueva historia tras haber cerrado el arco argumental de los dos primeros años, con Oliver decidido a centrarse en ser Arrow, romance imposible y una muerte que promete cambiarlo todo (en shock quedamos!)

The Flash tuvo un debut que no podría haber sido mejor. Récord de audiencia para CW en USA, un episodio piloto que es todo lo que esperábamos y más: protagonista que desborda carisma, mucho ritmo, efectos especiales a la altura, secundarios con enorme potencial y sobre todo una historia tan bien contada que nos fascinó. Sin dudas es de los mejores estrenos de este 2014 (y el segundo episodio no cae ni un segundo, todo lo contrario). Una bomba fue el primer capítulo, un despliegue impactante y una manera de presentar la trama a la que solo podemos aplaudir. Mucho futuro tiene el show.

Las series de superhéroes se vienen de a decenas, pero si quieren sobrevivir deben seguir el ejemplo de Arrow y The Flash: no subestiman al espectador, presentan un show con escenas de acción dignas del tanque hollywoodense que quieran, con actores que juegan y disfrutan lo que están haciendo, mucho estilo, dramas potentes que nos mantienen al borde del sillón. En definitiva, con entretenimiento puro (del que a parte de la crítica le da urticaria), con ese espíritu pochoclero que tanto nos gusta.

The Flash y Arrow se emiten los días Jueves a las 21 y 22hs respectivamente, en Warner Channel