Nuevas Series: De las que hay que huir (Parte 2)

Continuamos que esta tarea inhumana que comenzó hace unos días cuando la avalancha de nuevas series correspondientes a la temporada televisiva 2014/2015 se hizo presente. Es que Alta Peli es un servicio a la comunidad y estamos entregados a la causa de que no pierdan tiempo en series que no lo valen y nos dejen perderlo a nosotros, que parece nos sobra.

Ya vieron la Parte 1 con 5 series deleznables, ahora vamos con más

Stalker

Alta Peli debería despedir al redactor que puso a esta serie entre “las 15 más esperadas”. Entiendo que la presencia de Kevin Williamson (Scream) le puede haber generado un momento de duda a Cristian, pero ni así.

Stalker es simplemente mala, chata, insulsa.

Dos agentes que deben resolver casos de acoso. Tanto él (Dylan McDermott) con su cara de “soy lindo” todo el tiempo y ella (Maggie Q) acongojada cuando tiene un minuto en soledad, gritan en su escasez de histrionismo que en sus vidas hay eso que investigan (sí, el acosa y ella fue acosada)

A McDermott habría que retirarle su carnet de actor, todo lo que hace desde hace años es en el mismo registro (no le quedó nada de The Practice) y es tan malo que hunde al resto de la serie indefectiblemente.

Lo que en cada episodio arranca con una escena que está muy bien, digna de la mencionada Scream, a solo minutos te das cuenta que es otra más entre un montón de series policiales con un crimen semanal que resolver y con una dupla protagónica que se repele pero se van a ir conociendo de a poco. Predecible, aburrida en sus intentos de provocar todo el tiempo giros de la trama para que saltes del sillón pero que al fin de cuentas no suma nada a un género explotado hasta el hartazgo en la tv de estos días. No hay nada en Stalker que logre hacerla destacar cuando estamos abarrotados de procedimentales.

Ni que decir de los secundarios (Victor Rasuk o la ex True Blood Mariana Klaveno) que están sólo porque hay que rellenar pero no tienen un ápice de personalidad o carisma. Son la nada misma.

Es como un Criminal Minds pobre y con pocas luces (en USA se emite pegada a ella en CBS por lo que hasta hereda su audiencia y se asegura así ser renovada, punto a favor del programador). El inicio de la otra serie de Williamson, The Following, era brillante y todo se fue al diablo unos episodios después: acá no tenemos ni eso, así que solo resta exponerse a casos con una solución rápida y rebuscada solo por el afán de asombrar, o lo que es lo mismo: exponerse al tedio.

La crítica norteamericana la destrozó sin asco como hace tiempo no destrozaban una serie. Desde mi humilde lugar creo que exageran porque no vale la pena ponerse a analizar tan en profundidad algo tan simplón con nada que logre hacernos siquiera recordarla dentro de unos meses.

Arranca por Universal Channel el 6 de noviembre. Ustedes son grandes y saben lo que tienen que hacer.

Bad Judge

Otra comedia que no te saca una risa, así deberían venderla: NI UNA. Una jueza (Kate Walsh) que es muy buena en el juzgado pero su vida personal es un desastre: borracha, sexópata, vive de joda.

La serie -como su protagonista- quiere ser divertida pero no le sale, quiere ser cínica pero menos que menos. Ni Walsh zafa y eso que ha demostrado ser buena en shows tan diferentes como Grey’s Anatomy o recientemente en Fargo.

Un sinsentido de chistes sin gracia, todos los tópicos juntos, casos aburridos, un niño (que siempre hay uno) que saca lo peor del televidente, momentos sentimentaloides metidos a la fuerza, secundarios desdibujados. Si hasta el título es cualquiera pues no es una mala representante de la ley sino una mujer que vive libremente. No más testigos, Sra Jueza.

Y todo eso viniendo de productores como Anne Heche y Will Ferrell es inaceptable.

The Mysteries of Laura

Basada en una serie española (Los misterios de Laura) relata el día a día de una detective que es a su vez madre, y las peripecias que tiene que hacer para mantener jefes e hijos contentos. Es una comedia hay que aclararlo porque si la vieron sabrán que no te saca una carcajada ni por asomo.

Debra Missing (Will and Grace, SMASH) es la protagonista y está correcta (la queremos, no la vamos a destrozar). Otra serie procedimental que peca de casos de los más sosos y donde lo inverosímil -que no debería ser un problema teniendo en cuenta el género- resulta hasta molesto.

Una madre que en su necesidad de un rato de tranquilidad droga a sus incorregibles hijos para tranquilizarlos, debería aquí ser gracioso y no lo logran simplemente por la ausencia en el show de un tono propio.

Resulta todo tan simple que pasa inadvertida. La ves y te la olvidás al instante. De qué estábamos hablando? Los misterios de quién?

Madame Secretary

A ver: tengo una deuda con esa serie que no paran de halagar y que la crítica mundial ama llamada The Good Wife, pero ponerme al día es como imposible dado que lleva más de 100 capítulos. Entonces me propuse ver la nueva Madame Secretary, a la que estaban vendiendo como una digna sucesora (o viniendo a ocupar el lugar del show de Juliana Margullies que siempre está al borde de la cancelación).

Pero la verdad que es el embole más grande de la temporada. Una serie dónde tenés una conspiración para matar al Secretario de Estado de USA, dos jóvenes pro-paz secuestrados ¡en Siria!, intentos desesperados por salvarles la vida ante las amenazas de ejecución y evitando que se entere de ello la prensa no tiene chances de que al menos no sea entretenida o tenga ritmo ¿No es cierto? Bueno: no pasa.

Los realizadores de la serie deberían dar una clase de cómo hacer que en una hora no pase absolutamente nada con ese argumento. Una meseta insoportable esta serie donde la gran Tea Leoni (Impacto Profundo, Jurassic Park 3) se convierte en Secretaria de Estado de la noche a la mañana y con sus ideales firmes se insertará en tramas gubernamentales de esas que mueven al mundo.

Pero la serie no es ni dramática, ni de suspenso, ni comedia aunque se esfuerzan inútilmente en ponerle un poco de humor a algo que no requiere de él. Está como hecha sin ganas. Simplemente pasen de largo.

Mulaney

Buena – Mala – Muy mala – y después Mulaney. Es que no se entiende que de tanta gente talentosa haya salido esta porquería.
Pero vayamos al principio: algún drogadicto trasnochado vio en ella “la nueva Seinfeld”. Y aprovechándose de eso quisieron instalar que era ¡la Seinfeld de nuestra generación! También dijeron que era la heredera de 30 Rock. Perdonen que me ria: JAAAAAA

No es la nueva Seinfeld. Piensen en la peor basura que recuerden y Mulaney es la nueva eso. El pibe que la protagoniza y la escribe, John Mulaney (talentosísimo ex guionista de Saturday Night Live que hasta ganó un Emmy) se basó en sus propias experiencias para crear la serie que va de un humorista y sus intentos de triunfar.

Chistes arcaicos, sexistas, homofóbicos, sin gracia. De eso está llena Mulaney. De un humor que atrasa y que es inconcebible en una serie que quiere ser moderna y que intenta cruzar Louie con Seinfeld. Que el primer chiste sea un tacto rectal se lo aceptaríamos a Porcel, no a Fox. ¡Y tiene risas enlatadas!

Martin “no puedo reirme de tanto botox” Short es tan poco gracioso como ese famoso que le dará la oportunidad de trabajar con él al treintañero protagonista y que se convierte en una pesadilla para explorar lo mal que lo pasan los humoristas en New York intentando pegarla. Elliot Gould interpreta a un gay salido de Rompeportones. Todo apesta.

En el equipo detrás de este fiasco están todos los nombres que han dado SNL, Louie, Seinfeld, Frasier, Portlandia, y toda la buena comedia televisiva de los últimos tiempos. Y que nadie haya visto venir este desastre es imperdonable.

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