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RECAP: American Horror Story: My Roanoke Nightmare 6×01
Después de meses de incertidumbre, al fin conocemos la trama de la serie de FX. La sexta temporada de la antología de terror develó lo que intentaron guardar bajo estricto secreto, aunque… claro, se vuelve a demostrar que en estos tiempos de internet y redes sociales es casi imposible querer ocultar algo: lo que sospechamos se cumplió. American Horror Story: My Roanoke Nightmare es el título que acompaña la actual entrega y los rumores parecen haber estado en lo cierto.
American Horror Story: My Roanoke Nightmare 6×01
Obviamente ¡Spoilers!
El arranque es alentador y prometedor. Lo dejo en esos simples halagos, pues ya sabemos cómo se suele ir bien al tacho el show de Ryan Murphy. Vamos a darle otro crédito al realizador por el gran acierto que supuso su nueva producción American Crime Story (REVIEW, AQUI) pero nada más, seamos cautos que ninguna otra cosa está arruinando tantos productos como el hype desmedido.
Hace semanas una filtración en manos del portal TMZ inició las suposiciones ¿sería la colonia perdida de Roanoke el tema central del sexto año? Hicimos una larga nota donde explicamos en qué consiste ese misterio (léanla completa ACA) y con el título de esta temporada se ha confirmado: algo tendrá que ver la nueva historia con ese asentamiento del cual desaparecieron -sin dejar rastro- todos sus habitantes hace unos 400 años.
La novedad de American Horror Story: My Roanoke Nightmare viene por el lado de la manera de narrar los acontecimientos. Simulando un programa de esos que abundan en el cable, una pareja relata a cámara la terrorífica historia “verídica” que atravesaron, mientras otros actores recrean a los espectadores eso que están contando. Es así como nos encontramos frente a dos versiones del mismo matrimonio interracial: el “real” interpretado por Lily Rabe y André Holland, y el “ficticio” en piel de Sarah Paulson y Cuba Gooding Jr.
Matt y Shelby son perfectos el uno para el otro. Cuando se enteran que van a ser padres salen a celebrar, pero la primera de sus tragedias llega al ser atacados por un grupo de forajidos que dejan al hombre inconsciente ocasionando además la pérdida del embarazo de Shelby. Intentando sobrellevar lo ocurrido, deciden dejar Los Ángeles y trasladarse a Carolina del Norte (primera pista que nos remite a Roanoke, pues allí estaba situada). De camino, mientras pasan un hermoso día en un bosque, van a situarse frente al segundo punto de quiebre de sus vidas: encontrar una antigua mansión en medio de la nada, a la cual ven como oportunidad para volver a empezar alejados de todo. Se presentan a una subasta por ella y a muy bajo precio (nunca compres una casa que está casi regalada, años de cine de terror avalan este consejo) le ganan la puja a un extraño trío de hombres a quienes no estaría bueno cruzarse de noche.
Desde el primer momento sentí peligro allí
Si con esa frase no sabés que todo se desmadrará, necesitás urgente una clase de horror cinematográfico y televisivo. Le sigue lo típico: ruidos aterradores, presencias fantasmales, ventanas que se golpean en la noche, sótanos tenebrosos y hasta lluvia de dientes (¿ah, eso no era típico?). La feliz parejita comienza a sentir algo raro, pero Matt se lo atribuye a esos hombres que querían la casa ¡a fin de cuentas están en el sur donde el racismo es una forma de vida!
Entra en escena la hermana del protagonista (también en sus dos versiones: Adina Porter y Angela Bassett). Junto a Shelby deberán sobrevivir cuando se encuentren solas en la casa y una catarata de referencias a The Blair Witch Project se hagan presentes.
Los humanos responden al miedo de dos sencillas maneras: luchar o huir.
Shelby huye (lo que haríamos todos) pero en su escape atropella a una anciana (Kathy Bates) vestida con ropaje no de esta época (Roanoke, ya te siento), quien se mete herida en el bosque. Shelby va tras ella insertándose en el oscuro lugar (lo que no haría ninguno de nosotros), se pierde, cae al piso y se da cuenta que el suelo respira (¡WTF!). Como si fuese poco aparece un grupo de colonos (¿los fantasmas de Roanoke?) con antorchas -primer vistazo a Wes Bentley mediante- y la irrupción de un hombre con la cabeza cortada pone fin al auspicioso primer capítulo.
Ryan Murphy, perdoná si mantengo mis reservas.
El falso documental funciona. El que sepamos que los protagonistas han sobrevivido (pues están contando la historia) trae aire fresco a una saga que ha encontrado en la muerte y la sangre una manera simplista de dar golpes de efecto. El clima conseguido es verdaderamente interesante gracias a una trama centrada en lo que cuenta y sin tanto desvarío argumental. Los 6 actores elegidos para ponerse al hombro este capítulo han dado lo mejor de sí y están correctísimos (Sarah Paulson eres muy grande), tanto que logran lo que hace mucho esta serie no lograba: que los personajes importen para generar los sustos necesarios al verlos en peligro. Da la sensación de que Murphy, Brad Falchuk y equipo, han querido presentar una entrega despojada de tanto exceso pop, responsable directo de haberles quitado la mística siniestra de las dos primeras (y mejores, por lejos) temporadas. El terror (sin contarnos algo realmente nuevo) vuelve a ser eje, los personajes tienen un mayor desarrollo psicológico (por decirlo de alguna manera, tampoco estamos frente a The Rosemary’s Baby) cuando en los últimos años lo que importaba era tener a medio elenco desnudo bajo la excusa que sea.
Sí: esto es un primer episodio, queda medio elenco por develar (ni noticias aun de Evan Peters o Matt Bomer, que igualmente aparecen en los créditos, mientras a Lady Gaga ni se la nombra) y corremos riesgo que se vaya todo al diablo en cuestión de minutos. Pero como arranque y carta de presentación de lo que supone una vuelta a los orígenes, lo visto no está nada mal. Contra todo pronóstico.
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