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Alta Peli

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RECAP: The Walking Dead 5×10, los verdaderos caminantes muertos

The Walking Dead 5×10 reafirma eso que enerva a millones de espectadores en todo el mundo: la serie es un drama y no una de terror, quiere ser adulta y no un chorrerio de sangre que nos haga saltar de nuestro cómodo sillón desde el cual juzgamos cada decisión de Robert Kirkman y equipo.

 

The Walking Dead 5×10: Them

Suponemos que ya viste el capítulo, si no o hiciste: ¿Qué hacés acá?

Si viste algo del cómic original sabrás que la cruda y feroz violencia desatada allí es casi imposible de ser retratada fielmente en TV sin que el canal más open mind que exista se horrorice y corra a pedir que bajen un cambio. En ese contexto los realizadores han mantenido un firme rumbo, que se mantiene inamovible a pesar de lluvia de críticas que cae sobre ellos como si de un alud de zombies se tratase: van hacia un show maduro, consciente de las habladurías que genera.

Them (Ellos), décimo capítulo de la quinta temporada, llevará ese drama intimista que la serie quiere ser a niveles desesperantes para los ávidos de acción y muertes bizarras. Ya tuvimos dos recientes decesos importantes así que es de esperar no haya ese tipo de sorpresas en lo próximo que veremos, pero sí la trama avanzará como consecuencia de la partida de Beth y Tyreese.

El grupo de sobrevivientes camina a la deriva y con demasiado dolor a cuestas. Encima el hambre y la sed están llegando a puntos límites mientras ellos buscan sin cesar un nuevo refugio (que sabemos se convertirá en una nueva pesadilla, el pasado es la experiencia) y nosotros esperamos la llegada de un villano que releve a los ya perdidos (R.I.P. a todos).

Juntos ya -luego de haber estado en grupitos separados durante largo tiempo- y con Washington como deseo salvador, atravesarán horas de caminatas al sol, zombies lentos tras ellos y mucha (pero mucha) depresión.

Ese estado de los personajes impregna a The Walking Dead 5×10 transformándolo en una metáfora bíblica que entiendo, para muchos, sea una experiencia tediosa. Charlas motivadoras tendremos unas cuantas, llorisqueos varios también (a la platea le gusta ver llorar a Daryl, los realizadores del show lo saben y les dan lo que desean).

Alrededor del dolor de Maggie (Lauren Cohan), Daryl (Norman Reedus) y Sasha (Sonequa Martin-Green) se construye el capítulo que explora el sin sentido de vivir en un mundo que prácticamente no tiene nada agradable para ofrecerte, las pérdidas que los marcan ya a todos por igual, la necesidad de encontrar una luz de esperanza y la realidad de que la única forma de sobrevivir es estando juntos.

Vivir juntos o morir solos

¿Se acuerdan de esa frase? Claro que pertenece a otra serie que supo ser castigada tanto o más que la que nos ocupa y por una razón bastante similar: allá en Lost la isla no era lo importante, acá no lo son los zombies. En The Walking Dead ya no saben cómo hacer para que entendamos de una fucking vez que es una historia de superaciones personales y lucha por mantenerse unidos pese a las adversidades de un mundo dañino y perturbado.

Muchos indignados con el show estarán vomitando después de leer eso que acabo de escribir pero que, les guste o no, define la serie que odian pero siguen viendo fielmente.

El capítulo es, casi en su totalidad, personajes que luchan con la fe que ya no tienen o están a punto de perder. Angustia y soledad, caminatas al rayo del sol muriéndose de sed. Pero como dice el refrán: Dios aprieta pero no ahorca y aparecerá en forma de lluvia sanadora -que les dará la señal de que alguien los cuida (porque Dios si tiene que envolver zombies con una tormenta y ensartarles el pecho con árboles en pos de ayudarte, ni lo duda y lo hace)- como amaneceres increíbles de esos que da ganas de transformarte en Hector Alterio y gritar ¡la puta que vale la pena estar vivo!, o como perros salvajes a los que comer cuando no pueden más de hambre (sociedad protectora de pichichos hacé algo).

The Walking Dead es eso que tenemos enfrente y lo tomamos o lo dejamos, queridos amigos. Tiene muchos aciertos como casi todo lo que vimos esta temporada, y tienen fallas injustificables como Rick en este capítulo diciendo en voz alta que ellos son los verdaderos muertos vivos caminando. ¿Hace falta, señores guionistas, expresar en palabras algo que cualquier espectador mínimamente despierto ya sabe?

Casi al final, luego de unos 40 minutos en que los personajes se despidieron de sus penas (eso esperamos) tenemos una llegada inesperada: Aaron (¿será del grupito que les dejó amistosamente agua en la ruta y que ellos desconfiados no tomaron?) un hombre que hasta sabe hasta el nombre de Rick y, en pleno apocalipsis zombie, está más limpio y afeitado que Christian Grey.

Recapitulando qué pasó: no mucho, episodio de transición pura donde trabajando juntos (reteniendo la puerta del granero) sobrevivirán y en el cual Carl le regala una cajita musical a Maggie para compensar a su hermana cantante muerta (me da un espasmo la alegoría). Ustedes estarán leyendo y no lograrán darse cuenta si estoy a favor o en contra del episodio, bueno: yo tampoco.

 

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