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Tienen que ver Line of Duty: policías bajo sospecha

Tienen que ver Line of Duty: policías bajo sospecha

Una de las grandes series inglesas de los últimos tiempos. En emisión desde 2012, inentendiblemente muy pocos saben de su existencia cuando (con mucho menos) algunas de sus pares traspasaron fronteras. Hoy venimos a hacerle justicia a este policial de visión obligatoria. Tienen que ver Line of Duty y en la presente nota les diremos por qué.

¿De qué va?

Sigue el trabajo de la Unidad Anticorrupción (AC-12) encargada de investigar a posibles oficiales corruptos o que pongan en duda la labor de las fuerzas policiales británicas. Es así como el Superintendente Ted Hastings (Adrian Dunbar) y sus dos oficiales principales, Kate Fleming (Vicky McClure) y Steve Arnott (Martin Compston) se verán envueltos en diferentes casos, uno por temporada, donde la justicia es puesta en tela de juicio, persiguiendo a los agentes que hayan violado las reglas que juraron proteger.

Tiene 6 temporadas ya emitidas. En la primera de ellas el eje es un oficial (Lennie James) cuya labor es demasiado buena y exitosa como para ser verdad; en la segunda la investigada es la única sobreviviente (brillante labor de Keeley Hawes) de una emboscada en el traslado de un testigo; en la tercera se persigue a un sargento (Daniel Mays) que dispara a quemarropa a un sospechoso; en la cuarta Thandiwe Newton es el centro pues quizás haya enviado a la cárcel a un inocente; mientras que en la temporada 5 seguiremos a un oficial infiltrado (Stephen Graham) que probablemente haya sido seducido por los criminales que debía atrapar.

En la sexta temporada (y probablemente última, aunque no está dicha la última palabra), los ojos están puestos sobre la detective Joanne Davidson (Kelly MacDonald), quien por su conducta poco convencional levantará sospechas como investigadora superior de un asesinato sin resolver.

Esas descripciones son demasiado superficiales, pero no tiene mucho sentido explayarse porque uno de los elementos más destacables del show es que absolutamente nada de lo que vemos en un capítulo se va a mantener en el siguiente.

Por qué ver Line of Duty

Cons sus dramáticos y sorprendentes giros, episodio a episodio la estructura de lo que se cuenta cambia abruptamente. En medio de un clima extremadamente tenso, persecuciones que dejan sin aliento, y los finales de capítulos más explosivos, el creador de la serie Jed Mercurio se las ingenia para descolocar al espectador al tiempo de mantener una coherencia narrativa envidiable.

Resulta extraño que fuera del Reino Unido este show no sea lo conocido que debería, sobre todo teniendo una solidez mucho mayor a la de otra serie con la que todos enloquecieron: Bodyguard (recomendada en este nota). La comparación no es caprichosa: Bodyguard es del mismo responsable que Line of Duty. Y lo que ha convertido en furor a la serie protagonizada por Richard Madden es apenas un esbozo de lo que Line of Duty ha desarrollando desde sus comienzos. Si quedaron extasiados con el giro que Bodyguard pega en su mitad de temporada, si no pudieron creer que hayan hecho lo que hicieron, si la secuencia inicial de la serie les puso los pelos de punta, sepan que todo eso es habitual aquí. Personajes que parecen protagonistas muriendo de un segundo a otro, increíbles cambios de sospechosos a medio camino de la trama, secuencias que hacen acelerar el ritmo cardíaco del espectador más tranquilo, son cosas a las que los seguidores de Line of Duty ya estamos acostumbrados.

La gran conspiración

Su naturaleza es procedimental solo en apariencia. Poco la poco, entre el caso de la temporada y el desarrollo de las relaciones entre los miembros del elenco estable, se va gestando una conexión en principio casi imperceptible entre las diferentes historias.

Un secundario de la temporada 1 será clave en el caso de la 2, la protagonista de esa segunda historia se mantendrá presente de otra manera en la tercera… y así, sumando elementos, surge una conspiración policial que entre las sombras se va haciendo gigante, para alcanzar su punto máximo en la temporada 5, donde uno de los miembros de la propia AC-12 acabará en el banquillo de los acusados, y en la temporada 6 donde encuentra resolución.

La forma en que esa línea va creciendo es admirable, utilizándola para hablar de moralidad y justicia, de los grises de un sistema que debería proteger al ciudadano pero no lo hace, de cuánto de lo que verdaderamente ocurre llega a salir a la luz. Incluso los protagonistas en algún momento cruzarán sus propios límites, mientras sus historias individuales, sus códigos y su sentido de la justicia, se verán puestos a prueba.

Llama la atención la ausencia casi total de vidas personales del trío protagónico. Sus historias fuera del trabajo aparecerán, claro, pero apenas como pinceladas construyendo carácter o apuntalando alguna situación en particular. Es otro de los aciertos, eliminando rellenos típicos de este tipo de policiales (principalmente en los norteamericanos) cuando intentan darle vida a los protagonistas creando tramas innecesarias.

En Line of Duty, Mercurio solo recurre a construir los personajes con sus acciones, con sus ideales comprometidos, con la forma en que interactúan con los “villanos” de cada temporada y entre ellos mismos. Los refuerza con su humanidad, en la obstinación con la que se dedican a sus tareas, el poder de manipulación que ejercen y lo que son capaces de hacer por llegar a la verdad.

Algunos mienten todo el tiempo, otros pocos no mienten nunca. La mayoría de nosotros solo escoge el momento para hacerlo.

Las secuencias de interrogatorios son otro de los puntos fuertes de Line of Duty: cuando llega el cara a cara entre el investigador y el acusado, resulta en verdaderos duelos actorales más cercanos a una labor teatral que a una televisiva. Los juegos de miradas y diálogos que crea Mercurio son capaces de sostener largas e intensas escenas donde alternar entre dudar de la culpabilidad o inocencia de cada personaje es una constante, donde nada de lo que creemos será así. Al mismo tiempo mantiene un tono realista: esto podría ser algo aburrido en un policial (se recitan completos los números de artículos y detalles de cómo se catalogan las pruebas, a riesgo de resultar exasperante) pero ello está tan bien manejado que colabora a mantener la lógica y a que los giros no suenen a intentos desesperados por llamar la atención.

Ver Line of Duty es obligación para todo amante de las buenas series policiales y para todo aquel que sepa apreciar un drama british astutamente escrito y poderoso en cada uno de los apartados. Una de las propuestas más entretenidas, emocionantes y dinámicas del género.


Visiten otros “Tienen que ver…”: HomecomingLa TreveThe MiniaturistBron/BroenManhunt: UnabomberRiver – Y hay muchos más.


Publicación original: 23 de Julio de 2019
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