Tienen que ver Penny Dreadful: nadie escapa de sus demonios
Series de terror sobran pero, por lo general, ellas mismas no se toman completamente en serio; no es que esto sea algo malo, aunque de vez en cuando es bueno que alguien venga y proponga horror en el sentido estricto de la palabra. Por este y otros motivos que expondremos, es que tienen que ver Penny Dreadful.
¿De qué va?
Podríamos decir que quien abrió el camino al género en estos años fue American Horror Story. Pero esta serie es MUY Ryan Murphy: todo muy pop, desde la estética a la conformación de los personajes, haciendo uso de mucho humor. Penny Dreadful se asume desde el primer minuto como otra cosa. Y se banca el tono sombrío hasta la última escena.
Ya cuando se anunció el proyecto, la cantidad (y calidad) de los nombres involucrados llamaron poderosamente la atención: producida por Sam Mendez (Belleza Americana, Skyfall), creada y escrita por John Logan (guionista de Gladiador, La invención de Hugo, El aviador o Rango) y con los primeros episodios dirigidos por Juan Antonio Bayona (El Orfanato) que hace un laburo brillante.
Logan tomó prestados varios personajes conocidos por todos de la literatura clásica de terror: los mezcló y reescribió haciéndolos convivir en tiempo y espacio. Así vemos al Dr. Frankestein, Dorian Gray, Drácula y muchos más -que iremos descubriendo con el correr de los capítulos- juntos en una misma trama, como una especie de heredera de La liga de los Hombres Extraordinarios de Alan Moore.
Por qué ver Penny Dreadful
Presenta una estética cuidadísima, gran atención a los detalles, exquisita fotografía, y una banda sonora que recuerda al Drácula de Coppola. El resultado es misteriosamente cautivador.
Penny Dreadful era el nombre que llevaban las historietas que se vendían a un precio casi regalado allá por el siglo XIX en la Inglaterra victoriana, y que se centraban en muchas figuras misteriosas de la literatura. Frankenstein, Jack el destripador, Dr. Jekill y Mr. Hyde, eran habitúes de estas historietas que la gente consumía desesperada y aterrada: la serie le hace honores.
La atmósfera tenebrosa de esa Londres Victoriana aparece recreada a la perfección. Los episodios se suceden y la historia toma forma, aunque no les tiembla el pulso en romper la estructura cuando se les da la gana, entregando capítulos impresionantes.
Eva Green es Vanessa Ives, una enigmática mujer que se encargará de unir a los demás personajes en su trama de tormentos y secretos paranormales. Su actuación es digna de todos los premios (que le han sido esquivos, lamentable e inentendiblemente).
Timothy Dalton es Sir Malcolm, quien en una búsqueda personal junto a Vanessa llevará a todos a una espiral siniestra de terror y seres sobrenaturales. Se aliará así con el Dr. Victor Frankestein interpretado por Harry Treadaway (y sus criaturas traídas desde la muerte) y hasta se cruzarán con el Dorian Gray que personifica Reeve Carney. Contar más de la búsqueda que impulsa la historia es spoilear, porque cada detalle es un secreto que traerá más monstruos a la trama y es mejor que los vayan descubriendo solos.
El punto flojo tal vez sean las pocas habilidades histriónicas de Josh Hartnett., aunque el resto del elenco nivela para arriba.
La serie cuenta con 3 temporadas. El anuncio de su finalización fue dándoles tiempo para que puedan cerrar las historias y darle un final glorioso a una de las mejores series de terror que nos ha entregado la pantalla chica. Las 3 temporadas pueden encontrarlas disponibles en Netflix.
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