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CANNES 2014 : Entrevista a Pablo Trapero

FRANCE-ENTERTAINMENT-CANNES-FILM-FESTIVALEn el 2002 Pablo Trapero dio un salto muy importante en las pantallas comerciales argentinas con El Bonaerense luego de haberse ido conociendo en BAFICI y otros festivales independientes y no tanto, (como Toronto 1999). En la competencia de Cannes, irrumpió en el 2008 con Leonera, quizá la película más improtante de su carrera que le dio crédito suficiente como para buscar mejores y mayores retos como los que siguieron en 2010 con Carancho, repitiendo a Martina Gusmán como actriz y su primer trabajo con Ricardo Darín quienes volverían dos años más tarde en Elefante Blanco.

Siempre siguiendo la temática de un drama social poniendo una voz en aquellos que parecen perdidos, el cine de Pablo trapero hace una denuncia sustancial con una capacidad artística que lo convierte en uno de los mejores directores argentinos del momento.  Así, uno de los niños mimados de Cannes, Trapero llega este año al festival para ser el presidente del jurado de la sección Un Certain Regard, en la que participó en 2002 con El Bonaerense.

La entrevista en Cannes fue realizada por Tarik Khaldi.

Cannes le dio a conocer mundialmente en 2002 a través de la sección Un Certain Regard. ¿Qué influencia tuvo esa participación sobre su carrera?
¡Un montón! El Bonaerense fue muy bien recibida aquí. Para mí fue también la oportunidad no solo de encontrarme con el público, la crítica y los aplausos. De aquí, la película viajó por todo el mundo. Tengo recuerdos muy lindos de cuando vine con la película porque además acudí con nuestro hijo, que tenía cuarenta días. Como era el 2001, había mucha seguridad, así que Mateo tuvo que llevar una acreditación. Y como tenía cuarenta días, leí en el algún lugar que era el acreditado más joven de la historia del Festival de Cannes.

Es de los directores militantes que denuncian la realidad a través de sus películas. Por ejemplo, Leonera originó un debate sobre las cárceles en Argentina. Pero también trabaja la dimensión estética y el ritmo. ¿Cómo hace para mezclar realidad y ficción?
Lo que más me atrae en la ficción es esa frontera tan difusa que comparte con la realidad. O dicho al revés, lo que tiene de ficción la realidad. La vida cotidiana puede contener una aventura, como en el caso de El Bonaerense o como en el caso de la mujer de Leonera, que es una chica que empieza a vivir una vida que no parece ser la suya propia y esto es casi una ficción para ella. Y al mismo tiempo son personajes que son superhéroes de sus propias vidas. Eso me gusta. La idea de encontrar grandes aventuras en estas situaciones cotidianas.

¿Cómo elige los temas?
De distintas maneras. Puede ser una imagen, puede ser una noticia, puede ser un miedo, una fantasía. Cada película es distinta. Siempre lo que confirma la idea es la necesidad de que esa película exista para contar algo que no se sabe, una realidad que no conocemos.

¿Podría realizar un documental?
Sí. Estoy planeando hacer un documental en breve.

El cine argentino está dando muestras de su buena salud. Este año, Damián Szifrón participa en Competición con Relatos Salvajes, Pablo Fendrik presenta El Ardor en Proyecciones Especiales y Lisandro Alonso ha sido seleccionado en la sección Un Certain Regard con Jauja. ¿Qué es lo que motiva a los cineastas de su país?
Lo que nos motiva a todos es el amor por el cine. En Argentina, la tradición es hacer pero también ver, producir. Somos cinéfilos. Ahora mismo todas las películas que están en Cannes son de directores muy distintos, con gustos y estilos distintos, con formas distintas.

En Relatos Salvajes justamente actúa Ricardo Darín. Es un gran actor con quien ha trabajado en varias ocasiones, en Carancho y también en Elefante Blanco. ¿Cuál es su relación profesional y personal?
Esperé muchos años para encontrar un proyecto para él, que fue Carancho, el primero que hicimos juntos. Tenemos una relación muy buena y en todo este proceso nos hicimos muy amigos. Tras Carancho le propuse hacer Elefante Blanco. Tengo mucha admiración y mucho cariño también porque somos amigos.

Otra persona que le inspira es Martina Gusman, actriz, productora y su mujer. Su primer papel fue en una de sus películas. ¿Cómo trabaja con su mujer?
Me pasa lo mismo que con Ricardo, es una gran actriz, por eso quería trabajar con ella. Antes trabajamos juntos en producción. Volvió a su primer amor que fue el teatro. Entonces le propuso que volviera a actuar. Hicimos Nacido y Criado, después Leonera, Carancho y tiene un personaje pequeño en Elefante Blanco. Fueron todas actuaciones muy lindas. Me gusta la manera en que actúa, la manera en la que prepara los personajes, en la que piensa el cine. ¡La quiero!

Hace dos años, estuvo seleccionado por partida doble en la sección Un Certain Regard, por su cuenta con Elefante Blanco y junto con otros directores en la película colectiva 7 días en La Habana. En aquella ocasión dijo que le gustan “las películas que tienen el poder de cambiar su mirada”. ¿Cuáles son las condiciones para lograrlo?
Todas las historias me han dejado marcas, me han dejado muchos aprendizajes de la realidad que no conocía, de sentimientos que no sabía que tenía porque no me había enfrentado a esos problemas, a esas ideas.

¿Qué película cambió profundamente su mirada por ejemplo?
Una película que siempre menciono porque fue muy fuerte para mí fue Tiempos modernos. Cada vez que la veo, por suerte, me sigue gustando mucho. Cuando la veo siento la misma emoción que la primera vez. El espectáculo, la emoción, la intimidad, una mezcla de sentimientos que van del amor a la violencia.

Desde Elefante Blanco, el público espera su próximo proyecto. ¿Podría hablarnos de su próxima película?
Estoy preparando un proyecto pero es una sorpresa todavía. También estoy preparando una obra de teatro. También estoy haciendo algo de televisión. Y un documental.

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