Dos niños se unen contra la oscuridad en una Francia derrumbada y sombría. Con un resultado ambiguo, hoy te contamos si vale la pena jugar A Plague Tale.

En un tiempo donde es normal ver luchar a niños contra la oscuridad, jugar A Plague Tale podría enfrentarnos contra todos los clichés del género. Pero el último título de Asobo nos da una grata sorpresa.

Ambientado en una Francia medieval, debemos enfrentarnos a fanáticos religiosos y hordas de ratas asesinas. En ocasiones la implementación forzosa del uso del sigilo resta un poco. Pero sin dudas estamos frente a un gran título que nos entrega escenarios sobrecogedores y una pareja de protagonistas de una profundidad y carisma muy elevados.

Hugo y Amicia son nuestros protagonistas, ellos son perseguidos por soldados de la Inquisición luego de haber quedado solos. Son extraños entre sí, y gran parte de las 10 horas que dura el juego se invierten en conocer los orígenes de los personajes.

Hugo es un niño que ha pasado la vida encerrado con su madre, una maestra alquimista.

La joven Amicia, el personaje que controlaremos durante el juego, creció en compañía de su padre, quien la alienta a una vida libre en contacto con la naturaleza. Cuando la conocemos por primera vez, está aprendiendo a cazar con su honda. La destrucción de su hogar y la muerte de sus padres une a Hugo y Amicia. La relación entre ambos es uno de los pilares fundamentales al jugar A Plague Tale y la historia se construye a medida que su relación crece.

A menudo las actitudes de Hugo frustrarán a más de un jugador. Recoger frutas podridas, llorar cuando lo dejemos solo, son algunos de los momentos que Hugo nos hará pasar. Pero esta inocencia infantil frente al incesante horror otorga un contraste más que interesante. Contraste que se evidencia en Amicia, quien hará lo que tenga que hacer para mantener a nuestros protagonistas a salvo.

Una de las maneras que tiene el juego para relatar esto es en la forma de recolección de una especie de coleccionables. Hugo recoge flores que reconoce de los libros de su madre. Estas flores las coloca en el cabello de Amicia, invitando a su hermana desaliñada y ensangrentada a inclinarse para que pueda trenzarlas en su cabello. La flor permanece en el cabello de Amicia durante el resto del capítulo. La conserva mientras se revuelca en el barro, se baña de sangre y mantiene a la pareja viva. Es un gesto que dice todo sobre quiénes son Amicia y Hugo, qué han perdido y a qué se han aferrado.

Así como lo hacen sus protagonistas, jugar A Plague Tale nos muestra otros contrastes interesantes. El viaje a través de Francia nos lleva a una variedad de lugares bellamente imaginados, campos de batalla con banderas pisoteadas, ciudades iluminadas por una omnipresente luna. Pero estos paisajes estarán llenos de soldados miopes, con diálogos genéricos mientras realizan sus patrullas.

Al jugar como Amicia, estaremos gran parte del juego ocultos esperando el punto en el patrón cuando el guardia nos de la espalda. También podremos lanzar piedras o mover ollas para distraer a los soldados. Amicia puede derribar a sus oponentes con su honda y romper la línea de visión para reajustar su posición. En el juego encontramos elementos clásicos del género, como escenas de escapes, una especie de combate contra jefes finales, y secuencias de disparos que por suerte son breves.

Una vez más, estos elementos típicos chocan con una excelente ambientación, donde la melancolía flota en un denso aire que se mezcla con un diálogo ambiental disponible en Francés haciendo que todo suene mejor. La sensación general durante las primeras horas de juego es de una historia bien elaborada, que se ve afectada por las convenciones genéricas extremadamente desgastadas.

Pero hay algo más al jugar A Plague Tale y es la horda de ratas. Esta funciona como una entidad que puede explotar a través del suelo o las paredes. Las ratas despojarán la carne de todo lo que encuentren, con armadura o sin armadura, pero se pueden mantener a raya con la luz.

Esto añade una vuelta de tuerca a las mecánicas del juego. Así, mientras escapamos de las tropas de la Inquisición, deberemos jugar con la iluminación en cada área. Ramas, antorchas y cadáveres ardientes serán nuestras herramientas para repeler a los roedores. La horda de ratas también se utiliza para resolver ciertos tipos de puzzles. Ellas pueden liberar espacios o accionar elementos donde Hugo y Amicia no llegan. Si bien es un elemento interesante y novedoso que destaca al juego por sobre otros, este concepto no está del todo bien explotado y hacia el final se nota como si se quedaran sin combustible.

Otro elemento presente al jugar A Plague Tale es la progresión del equipo. Típico del género, existen estaciones donde se pueden utilizar recursos para obtener cierto tipo de habilidades. Por ejemplo, poder tirar elementos sin hacer ruido, esta parte es quizás la más aburrida del juego. Sin embargo, durante nuestro viaje nos encontraremos con personajes que nos darán “recetas alquímicas”.

Estas recetas incluyen mezclas que apagan antorchas o brasas, o ahogan adversarios blindados, obligándolos a quitarse los cascos. Una vez más, A Plague Tale le da otra vuelta al Gameplay y añade un elemento novedoso. El juego se mueve así, llena los casilleros obligatorios del género pero busca destacarse con alguna mecánica novedosa. Podría decirse que, por definición, es otra aventura apocalíptica y conmovedora en la que un personaje más antiguo guía a un alma más inocente, cuya sangre es tocada por el destino. Pero lejos está de ser algo genérico y poco original.

A Plague Tale combina una historia bien contada, con personajes entrañables. Cumple con los requisitos del género y añade elementos novedosos que lo elevan por encima de la media. Tiene la duración perfecta para ese tipo de juegos y elementos secundarios, como las flores, que lo decoran aún más. Sin dudas, jugar A Plague Tale vale totalmente la pena, es una de las sorpresas más gratas en la primera mitad del 2019.

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