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La serie Nafta Súper: el universo expandido de Kryptonita
Primero fue el libro, luego la peli. Ahora con la serie Nafta Súper se amplía el universo creado por Leonardo Oyola: la versión conurbano de La Liga de la Justicia abandona el encierro del hospital Paroissien y se muda a las calles donde los integrantes de la banda deberán sobrevivir juntos.
No es novedad que el film nos gustó mucho (pueden leer nuestra REVIEW, ACA) por lo tanto el miedo se hizo presente cuando se anunció un spin-off televisivo a través de la pantalla de Canal Space. No es que dudásemos de la capacidad del equipo o la solvencia de la historia, pero sobran ejemplos de intentos fallidos en pos de seguir facturando.
La serie Nafta Súper cuenta con un auspicioso arranque. Las dudas se disiparon ante un episodio piloto que se siente como si la banda no se hubiese ido nunca.
Pasó apenas un año desde que Kryptonita (la película) sorprendiera a propios y ajenos en el Festival de Mar del Plata con una muestra de cine de género de ese que no es habitual ver (y que funcione) en nuestras pampas. Esa cercanía temporal podía jugarle en contra pero no ocurre por una simple razón: cuando terminamos de ver la peli, quedamos con ganas de más.
La gente de Canal Space y Crudo Films recogieron el guante y se decidieron a realizar este spin-off manteniendo casi al completo el equipo. Oyola vuelve a escribir para los personajes que creó, Nicanor Loreti otra vez dirige (y también está presente en los libros), el cast protagónico regresa a darle vida a sus criaturas (incluso una que vimos fallecer en el film). Y como una película tiene su tiempo acotado, se aprovecha a la televisión para incorporar sorpresas y darle el gusto a los lectores que -indignados- sintieron la falta de una escena clave (quizás la más maravillosa) de las páginas de la novela (no la verán en el piloto, que lo bueno se hace esperar, amigos).
La serie Nafta Súper: La Justicia la liga
El éxito tanto del libro como del film se basa en lograr una identificación local sin igual en un público acostumbrado a superhéroes poderosos de cuerpos tallados como si fuesen Dioses del Olimpo. Oyola los volvió nuestros, los ubicó en nuestros vecindarios y los hizo reales. Necesitábamos más, y se nos dio.
10 meses después del final de la película, la banda se ha disuelto. El asesinato del líder de una mara los pondrá -sin comerla ni beberla- en el centro de una guerra de pandillas. Para salir con vida deberán volver a unirse y enfrentarse a todo tipo de villanos.
La serie -con esa ventaja sobre el cine que tanto los actores y directores más famosos reconocen- permite darle un desarrollo más profundo a personajes que ya no tienen apenas unos minutos para mostrarse. En los 8 episodios de Nafta Súper, El Pini (Juan Palomino), Lady Di (Lautaro Delgado), El Federico (Pablo Rago), Ráfaga (Diego Cremonesi), Faisán (con Dario Lopilato reemplazando a Nicolás Vázquez que no pudo ser de la partida), Cuñataí Guirá (Sofía Palomino) y Juan Raro (Carca), tienen la posibilidad de expandir sus historias y sus cualidades apoyados, encima, por un presupuesto que da la sensación de ser mayor y que le viene muy bien.
No, Kryptonita no se enchetó: mantiene la esencia, la magia, los -a veces- notorios chromas, las peleas bien argentas y las líneas de dialogo que convirtieron a la peli en un clásico de culto.
Lealtad, permanencia y amistad. Violencia, injusticia y marginalidad. Dos caras opuestas de nuestra sociedad, de nosotros mismos, llevadas al extremo a ritmo de mucho rock nacional. Nafta Súper no defrauda. Apuesta y gana en una televisión argentina tan encorsetada que no suele permitirse este tipo de libertades tanto visuales como creativas.
Los 8 capítulos se emitirán a modo de doble función cada miércoles, desde el 16 de noviembre en Space.
El elenco de la serie Nafta Súper se completa con participaciones de Diego Capusotto, Luisana Lopilato, Jazmín Stuart, Diego Velázquez, Susana Varela, Alejandro Awada, Peto Menahem, Emme, Sofía Gala, Moro Anghileri, Gabriel Shultz, Sebastián De Caro, Pablo Cedrón, Paula Kohan, Naiara Awada, Daniel Valenzuela y Sergio Boris.
